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Sociedad

Las vacunas han salvado al mundo de las pandemias

Imprescindible. Los virus y bacterias afectan continuamente a los seres humanos, por lo que los organismos de salud pública, tanto nacionales como globales, han establecido campañas de vacunación para prevenir los daños de las pandemias.

Por: Ernesto Carrasco y Alexandra Ampuero

“Después del agua potable, el siguiente elemento importante en el mundo es la vacuna”, advierte el Dr. Eduardo Chaparro, médico peruano, miembro activo de la Sociedad Latinoamericana de Infectología pediátrica.

“La varicela fue la primera enfermedad erradicada del mundo gracias a la vacuna, ya no significa problema para ningún país”, afirma Chaparro, quien también se desempeñó como miembro del Comité de Inmunizaciones del Ministerio de Salud (Minsa).

“Hoy en nuestro país hay el riesgo de que varias enfermedades infecto-contagiosas, que ya estaban erradicadas, regresen. El motivo es porque las personas de toda edad, en la actual situación de crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del nuevo coronavirus, han dejado de asistir a las campañas de vacunación, con lo que niños, jóvenes, madres gestantes y ancianos ponen en peligro su integridad y hasta su vida”, afirma Chaparro.

“Las personas tienen que entender que si no se vacunan, vamos a empezar a ver gente que debería estar sana, con enfermedades con mucha morbilidad o altos índices mortales”, advierte el pediatra.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), Kate O’Brien, al presentar el informe de salud pública en julio de este año, advirtió que en 2018, a nivel global, 19,4 millones de niños menores de un año no habían recibido la vacuna de base contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP) o contra el sarampión.

“Esto significa que más de 1 de cada 10 niños no recibe la totalidad de vacunas que necesita”, explicó la responsable de la salud pública global.

Cerca de dos tercios de estos niños no vacunados viven en 10 países: Angola, Brasil, Etiopía, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán, Filipinas, República Democrática del Congo y Vietnam.

Globalmente desde 2010, la tasa de cobertura para la vacunación DTP y contra el sarampión se estanca a 86%. Aunque es un dato “elevado” es también “insuficiente”, según la OMS, para quien se tendría que alcanzar 95% para protegerse de las epidemias.

Para el sarampión, esta tasa desciende a 69% si se tiene en cuenta no solo una sino las dos dosis de vacuna recomendadas.

La OMS estima que la vacunación permite actualmente evitar de 2 a 3 millones de muertes anuales. Sin embargo, “se podrían evitar 1,5 millones de decesos suplementarios si la cobertura mundial mejorara”.

Inmunizaciones en Perú

El calendario de inmunizaciones en el país empieza en 1976. Al principio solo se aplicaban vacunas contra la tuberculosis (BCG) y la polio. En el 84 se sumó la vacuna contra el sarampión.

En el 2002 el Minsa agregó las vacunas contra la hepatitis B y la fiebre amarilla a su catálogo. Ocho años después se añadió la vacuna contra la rubeola.

Según el Dr. Chaparro, experto en vacunología, “el Perú ha ido aumentando marcadamente su capacidad de vacunación”. El presupuesto actual del área permite la aplicación de 17 vacunas para un total de 20 enfermedades.

“No están todas las que se quisiera, pero gracias a la vacunación a los recién nacidos, por ejemplo, los pediatras hemos dejado de ver cirrosis o cáncer hepático como antes”, comenta Chaparro, en cuanto a la vacuna contra la hepatitis B que se aplica al nacer si las madres son portadoras de ese virus.

Única protección

“La única forma de evitar una infección viral es a través de vacunas”, explica el Dr. Chaparro: “Son muy pocos los virus para los cuales el ser humano utiliza medicación; el problema con esos tratamientos es que la gente no los tiene a la mano y funcionan solo cuando la enfermedad es detectada a tiempo, cuando recién empieza”.

Como la detección de enfermedades es una cuestión de la que adolece el país, los virus llegan a causar severos daños. “Por ejemplo, el herpes produce daño cerebral y lesiones en la piel; la varicela también y contra la fiebre amarilla, rubeola y paperas, solo existen vacunas porque no hay forma de tratar esas enfermedades al momento que ocurren”, subraya el especialista.

Para citar más casos, la rubeola congénita deja niños con ceguera o con problemas de retardo mental; el sarampión baja la inmunidad y las personas infectadas de tuberculosis pueden hasta morir. En los adultos mayores, la vacuna contra la influenza y el neumococo los ayuda a enfrentar mejor la enfermedad. Como se ve, en estos casos es mejor prevenir que lamentar y la única forma de prevenir es a través de la vacunación.

“La gente no ve sarampión en el Perú desde hace años”, añade Chaparro. En 2018 se observaron 42 casos provenientes de Europa. “El mal empezó a avanzar porque no en todas partes la gente está protegida igual”, admite.

“Donde la gente no está bien protegida y entra un virus, se va a prender una enfermedad. Cuando eso ocurre, las brigadas de vacunación acuden inmediatamente para crear un cerco epidemiológico y evitar que el virus se siga propagando porque se puede convertir en una epidemia amenazante.

Producción peruana

“En la época de la viruela, el Perú fabricó vacunas y así la combatió. Teníamos tan buena producción que incluso se tuvo un excedente que se donó a países de América del Sur y Asia”, recuerda el vacunólogo.

“El Perú también producía vacunas contra la tuberculosis. No sé por qué a nivel del INS (Instituto Nacional de Salud) ya no se hace. Hoy dependemos de un dinero que tenemos que invertirlo fuera para poder inmunizar”, señala Chaparro: “Perú tiene que recuperar esa capacidad que tenía para producir vacunas”.

¿Perú podrá reproducir antídotos contra el Covid?

Gracias a la producción de la vacuna contra la viruela, en el país se logró combatir por completo la enfermedad. Ahora, frente al nuevo coronavirus, diferentes países de América Latina alistan espacios donde puedan reproducir aquellas vacunas que comprueben su efectividad. La transferencia tecnológica de los laboratorios extranjeros les permitirá fabricar el antídoto en su propio país, con lo que asegurarán la campaña de vacunación masiva. Sin este engranaje, se dificulta el camino.

“Hace muchísimo tiempo que Perú no intentaba producir una vacuna por el costo que significa invertir en tecnología”, apunta el Dr. Eduardo Chaparro. Menciona que para esto se tendrían que recuperar equipos de investigación, habilitar espacios físicos y convocar laboratorios que puedan llevar adelante la producción.

“Sin un aporte económico, va a ser imposible que el país tenga esa posibilidad”, afirma el especialista. Pone de ejemplo a Brasil y Cuba, que, al comprar un lote y hacer el convenio con un laboratorio determinado, logran la transferencia de toda la información para que el país empiece a producir sus propias vacunas. “Así ya no tienen que estar comprándole a terceros. Si el Perú lograra lo mismo, se ahorraría el dinero que en este momento está invirtiendo netamente en medicamentos extranjeros.

Análisis

Percy Mayta-Tristan. Dir. de Gestión de Proyec. y Prom. de la Investigación, Univ. Científica del Sur

El Perú será uno de los países donde se experimentará con diferentes candidatos de vacuna contra el COVID-19. Hemos sido seleccionados porque hay transmisión activa del virus, pero también porque tenemos experiencia en este tipo de investigaciones.

El año 2006 se aprobó el Reglamento de Ensayos Clínicos, bajo el cual el Instituto Nacional de Salud (INS) evalúa y autoriza el desarrollo de estos experimentos en humanos. Para ello, hay que tener centros autorizados, investigadores capacitados, aprobaciones por un Comité de Ética (que vela por la protección del sujeto de investigación), un seguro para los participantes y seguir una regulación estricta, que antes de la pandemia demoraba por lo menos seis meses su aprobación y ahora se ha reducido a dos semanas.

En la página web del INS se pueden identificar cientos de ensayos con medicamentos y más de 40 candidatos de vacuna que han sido probados previamente en el Perú tanto para virus (VIH, fiebre amarilla, papiloma virus, virus de influenza), como bacterias (H. influenza), y parásitos (Leishmania).

Esta experiencia en realizar ensayos clínicos ha permitido que ahora podamos probar también candidatos de vacuna contra el COVID-19, y conocer cómo podría funcionar en nuestra población y facilitar que el Perú pueda adquirirlas de resultar efectivas.

Esperamos que no solo seamos buenos probando candidatos de vacunas extranjeras, sino también generando nuevas y para ello se requiere mayor apoyo a la investigación. #SinCienciaNoHayFuturo

INFOGRAVIA VACUNA PERU

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