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COVID-19: selva y norte se recuperan, pero Lima todavía no

Análisis. En Lima, Jesús María es el distrito con más infectados por cada 100 mil habitantes. Para Burhum, urge el seguimiento a los contactos de infectados. Según Bustamante, esta medida solo funciona si va de la mano con la aplicación de pruebas moleculares.

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Por: Ysela Vega y Diego Quispe

El domingo 6, el científico en computación Ragi Y. Burhum publicó el primer semáforo epidemiológico de la Covid-19 en Perú. Se trata de un mapa nacional interactivo, disponible en la web en Maps Amigo Cloud, que detalla la cifra de infectados a nivel distrital por cada 100 mil habitantes (K) entre el 25 de mayo y el 1 de junio.

Los distritos que requieren una cuarentena estricta para controlar R (nivel de reproducción del virus) son pintados de rojo: tienen entre 600 infectados semanales por cada 100 K. Basándose en esa proporción, los territorios en naranja también necesitan continuar con el confinamiento, aunque en menor rigurosidad, porque tienen entre 100 y 600 casos.

Amarillo es para las localidades con un rango de 22 a 100 contagiados. Por ende, allí, según Burhum solo se requieren medidas de control. Y, por último, están las zonas de color verde, que significa que ahí la pandemia está siendo controlada.

El mes pasado, las regiones del norte y la selva fueron las más golpeadas por el coronavirus.

De acuerdo al semáforo, sin embargo, esta ola estaría pasando: ninguno de los distritos de esta parte del país se encuentra en rojo. Todos están marcados de naranja, amarillo y verde, lo que significa una ligera mejoría.

Aunque, como alegó Burhum a La República, en el caso de los distritos en naranja aún debe continuar el aislamiento.

Medición de norte y selva

En la región Piura, por ejemplo, en su capital y el distrito de Castilla, hay 140.18 y 152.37 positivos semanales por cada 100 K. Ambas ciudades azotadas en mayo se encuentran marcadas de color naranja.

Lambayeque presenta la misma situación: se reportan 182.93 infectados semanales por cada 100 K. En Ferreñafe, la cifra es de 161.14, y en Chiclayo es 169.83. Ninguno de los distritos de esta región se encuentra en rojo. Incluso, el semáforo le da el color verde a la localidad de Pucalá, con 11.2 positivos semanales por cada 100 K.

El decano del Colegio Médico de Lambayeque, Manuel Soria Alvarado, recalcó, en tanto, que si la población no cumple de forma responsable con el aislamiento, su región será blanco fácil de una segunda ola del virus.

Loreto, en tanto, tampoco registra ninguna de sus ciudades en rojo. Yurimaguas está con 308.99 contagiados a la semana por cada 100 mil personas, en Putumayo el índice es 165.88, en Barranca es 411.27 y en Nauta 124.92. Estas localidades están en naranja. Las demás en dicha región, en amarillo y verde, según el semáforo de Burhum.

Lima en color naranja

En Lima, si bien los distritos de Santiago de Surco, Villa María del Triunfo, Pachacamac, La Molina, Cieneguilla, Lurigancho y Puente Piedra se encuentran en amarillo, las demás ciudades están en naranja. Incluso, existe una marcada en rojo: Jesús María, con 146.1 positivos semanales por cada 100 K.

El único distrito en verde es Santa Rosa, con 13.67 casos. Pero cabe precisar que allí solo hay una población de 29 mil personas.

Mientras que en el Callao, solo la Perla y La Punta están en amarillo: 75.37 y 76.41 por cada 100 K respectivamente.

Burhum explicó a este diario que a estas alturas nuestros distritos, sobre todo en Lima, no deberían estar en naranja, tomando en cuenta que las medidas de confinamiento fueron decretadas en el momento debido.

Pero existen factores que transgreden ello.

El caso de Lima es singular, pues desde que el Gobierno amplió el estado de emergencia, el comercio ambulatorio y las aglomeraciones en las calles retornaron por la crisis económica.

El Gobierno ha implementado medidas para contrarrestar estas congestiones y la nueva ola de positivos: intervino 23 mercados y los equipos de respuesta rápida del Ministerio de Salud vienen recorriendo los distritos de Ate, Chaclacayo, Cieneguilla, El Agustino, La Molina, Lurigancho y Santa Anita para realizar test de descarte a sus pobladores.

Aunque eso no basta.

Falta de seguimiento

Desde que se comenzó a reactivar la economía y la cuarentena entró en flexibilización, pasamos de la etapa del “martillazo” al “huayno”, según Burhum. De acuerdo a la ola de casos proporcionales a su número de habitantes –añadió– el confinamiento debe tener distinta aplicación en regiones o distritos.

El problema, agregó el científico, es que en nuestro país no hay seguimiento (o también llamado contact tracing) a los contactos del contagiado. “Solo lo hicimos con el caso 0, pero eso nunca debió haber acabado”, dijo.

En los distritos que presentan menos de 100 casos por cada 100 K, considera, es factible realizar el contact tracing. “Si yo me paro en un mercado y hago pruebas rápidas, tengo que hacer seguimiento a esas personas, hacer que todos sus contactos de los últimos 15 días estén en cuarentena”, sostuvo.

“Yo me pongo a pensar en Gamarra, ¿qué se hace en esa situación? Debemos analizar por dónde están viniendo, cuáles son los puntos de encuentro que han tenido y ver si en el transporte público formalizado están respetando el distanciamiento. Eso es una estrategia. No simplemente decir que la gente es informal”, recalcó.

En Perú, calcula Burhum, necesitamos como mínimo 1.500 personas dedicadas al seguimiento de los contactos de los positivos. En Alemania esta medida tuvo éxito. El director ejecutivo del programa de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan, considera que esta estrategia es fundamental para suprimir la expansión del virus.

El índice internacional es que por cada 20 mil contagiados, debe haber, al menos, una persona que rastree con quiénes interactuaron.

Contact tracing con pruebas moleculares

Para el biólogo molecular de la Universidad Cayetano Heredia Ernesto Bustamante, en nuestro país tendríamos que contratar 15 mil personas para rastrear a los contactos de los positivos de coronavirus. “Esto solo se hizo el día 1 con el copiloto (que se infectó)”, acotó.

Luego no se supo más de otros casos. Según Bustamante la razón es lógica: porque el seguimiento de las interacciones de los infectados requiere la aplicación de pruebas moleculares, y no de serológicas. “La molecular es un instrumento para aislar dentro de un programa de rastreo de contactos”, enfatizó.

El ministro de Salud, Víctor Zamora, sostuvo en mayo que no se pueden aplicar los test moleculares en la misma cantidad de los serológicos porque nos faltan laboratorios. Bustamante recuerda que el Instituto Nacional de Salud (INS) solo autorizó a trabajar a seis establecimientos, de los cuales tres fueron observados por la Contraloría.

“Hay suficientes laboratorios, lo que pasa es que el Minsa no los quiere autorizar. Tenemos la capacidad de hacer 15 mil pruebas moleculares al día. Por alguna razón solo quieren centrar todo en seis laboratorios”, refirió.

Tal seguimiento de contagiados es fundamental para evitar una segundo repunte. Bustamante considera que parece que lo peor ya pasó en el norte y la selva, pero esta situación se puede trasladar al sur, pues las epidemias son como una ola del océano.

“Y después podría venir una segunda ola otra vez en el norte y Lima. Entonces hay que estar preparados. Nunca es tarde”, advirtió.

Opiniones

Ragi Y. Burhum, científico en computación:

“Si tú no haces el seguimiento de los contactos, no es que no estás encontrando a una o dos personas, son muchos más (infectados de Covid-19). Solo con el caso 0 hicimos el contact tracing”.

Ernesto Bustamante, biólogo molecular:

“En Perú, tendríamos que rastrear a 15 mil personas para rastrear a los contactos. Se necesitan las prueba moleculares: es un instrumento para aislar dentro de un programa de rastreo de contactos”.

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