Sociedad

El riesgo de la información ¿Por qué no nos quedamos en casa?

Análisis. Difundir información sobre personas contagiadas o de zonas sin enfermos del coronavirus impacta de diferente manera según cada sociedad.

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Por: Jean Pajuelo Ponce, licenciado en Psicología y gestor en asuntos públicos

Existe en sesgo psicológico denominado “heurística de disponibilidad”, según el cual las personas prestamos especial atención a la información disponible (o llamativa) y restamos importancia a otros datos que no parecen importantes, influyendo sobre lo que creemos probable o improbable que suceda.

Si bien en Japón y Corea funciona proporcionar información detallada sobre las zonas de contagio con la finalidad de generar conciencia y conductas de autorregulación en la población, esta respuesta en su comportamiento se apoya en características particulares de su sociedad y cultura (normas sociales y hábitos).

Sin embargo, según las teorías de la economía del comportamiento, en otros contextos dicha medida puede ser contraproducente. Dar a conocer las zonas con pocos o ningún infectado generaría una percepción errónea o una ilusión de seguridad, bajo un pensamiento sesgado de “aquí no hay infectados o hay pocos, no hay problema si salimos”, favoreciendo así las conductas de arriesgarse y tener contacto con otras personas en su entorno.

Se tendría que confirmar bajo experimentación, pero con la sola observación de la realidad pareciera que este segundo escenario es lo que sucede en el Perú. Ya desde el fenómeno de las compras excesivas de productos, al inicio del contagio, hemos evidenciado la poca autorregulación que tenemos como sociedad.

Los datos sobre contagios por distrito y regiones es información epidemiológica sumamente relevante para la planificación y ejecución de acciones en prevención y detección temprana por parte de los gestores de salud, pero un dato poco o nada útil para el común de la población.

Por tanto, no se debería compartir dicha información de forma masiva, sobre todo durante la etapa de aislamiento social, regulando también así la sobre-alarma que se asocia en el miedo, ansiedad y estrés en las personas que viven cerca de las zonas con mayores casos de contagio.