Sociedad

Lorena Álvarez: También tenemos que pensar en el feminicida

Posición. Periodista Lorena Álvarez analiza en su libro por qué los hombres llegan a ser agresores de mujeres. Sostiene que hay deficiencias en el sistema de salud mental, donde se trata a los agresores.

LORENA ALVAREZ PERIODISTA
LORENA ALVAREZ PERIODISTA

Edwar Quispe

Solucionar el problema de la violencia de género en el Perú tiene muchas aristas. La periodista Lorena Álvarez toca una de ellas en su segundo libro Primero muerta, que presentó la semana pasada en la Feria Internacional del Libro, realizada en Arequipa. Explica que conocer la historia de vida del agresor puede ayudar a identificar los factores que llevan a un niño a convertirse en un feminicida y plantear soluciones.

Tu segundo libro tiene un enfoque diferente respecto a la violencia de género.

En el primer libro, No te mato porque te quiero, me enfoqué en lo que pasan las víctimas cuando denuncian violencia. En el segundo, que es Primero muerta, dije: qué cosa no estamos viendo, no los estamos mirando a ellos (los feminicidas)... Tenía que retroceder a su historia de vida, analizar su perfil psicológico, psiquiátrico, su historia de infancia, para tratar de encontrar alguna explicación, dónde como sociedad fallamos. El otro tema que perfila el libro es la salud mental.

Entonces, si se quiere solucionar la violencia, ¿no se puede dejar de lado al agresor?

El feminicida es parte de la violencia de género, no es simplemente condenarlo, meterlo a la cárcel y olvidarnos de que existió. Tenemos que pensar en ellos también, porque ahí puede haber soluciones al problema de la violencia. Como periodistas no podemos obviar algo, porque la gente va a reaccionar de cierta manera. Ese no es el objetivo. Conocer su historia de vida no es buscar que le tengas pena. Tienen problemas psiquiátricos, sí, pero eso no los hace inimputables.

Pero muchos usan eso como argumento para evadir una condena o aminorarla.

No tengamos miedo de hablar de salud mental, pero tampoco hablar de los feminicidas. En el caso del caníbal de Puno, este hombre dice que mata porque en todas las mujeres ve a su madre, porque lo abandonó. Que te abandone la madre no es justificación para que tú mates mujeres, porque sino todos los niños abandonados por sus madres se convertirían en asesinos.

¿No se corre el riesgo de condenar a todos los hombres a raíz de estos casos de violencia hacia la mujer?

Para mí el fondo del asunto es buscar la equidad, los hombres son aliados básicos en esta lucha. No puedes poner a todos en un mismo saco. Los hombres de bien son los primeros interesados en sacarlos de estos círculos, condenar esta violencia y que reciban las sanciones, porque ponen en peligro a sus hijas, madres y hermanas. En 2018 hubo 149 niños que quedaron huérfanos producto de la violencia de género.

Pero parece que las políticas no están dando resultados, cada año hay más casos.

Yo estoy contando la historia de los feminicidas, pero tenemos que ir mucho más atrás, tenemos que hablar de políticas de prevención, desde la educación, romper estereotipos, ver el tema del machismo, incluso detectar a los niños que crecen con patrones machistas... ¿Cuál es la política del Ministerio de Salud para el acceso a salud mental? Tenemos el índice más bajo en América Latina de psiquiatras y profesionales de la salud por habitante, si no tenemos acceso a la salud mental, nos enferma el cuerpo, el control de impulsos, ansiedad, ira, depresión, frustración. Todo eso tiene que tratarse.

¿Todas las agresiones a mujeres son violencia de género?

No, si un ladrón te roba el celular y por eso te golpea en el camino, no es violencia de género, es un robo con violencia. Tenemos que entenderla cuando un hombre agrede a una mujer por el hecho de ser mujer. Es un crimen de odio.

¿Las protestas que los grupos feministas hacen en la actualidad resultan en algunos casos exageradas?

El feminismo de nuestras abuelas y madres es el que consiguió el derecho al voto, que puedan utilizar métodos anticonceptivos, consiguió que podamos usar pantalón y no falda. Ellas lograron cambios en la sociedad que no se hubieran dado de otra manera. ¿Qué pasa con las marchas de estos tiempos? Creo que primero los grupos se han desintegrado, han tenido problemas al interior. Segundo, no están persiguiendo un objetivo concreto. La primera marcha articulada de Ni Una Menos fue por la indignación de Arlet Contreras y Lady Guillén, eran dos rostros que hablaban de la impunidad del sistema de justicia. Eso es algo con lo que te identificas. Pero con los años las marchas se han diluido, no es que persigues algo. No dices, quiero cambiar esta ley, quiero cambiar este punto, son marchas en general contra el machismo, el sistema patriarcal, eso es etéreo. No tiene rostro.

¿La sociedad está cambiando, tomando en cuenta que la participación de la mujer es mayor? Ahora tenemos 8 ministras.

Cuando hablamos de las cuotas de alternancia y paridad, hay que tener cuidado. No es que tengamos una presidenta mujer porque es mujer, sino porque puede tener un enfoque distinto. Las cuotas han servido para nivelar la cancha. Hay vallas que se llaman maternidad, menor sueldo, lavar la ropa, cocinar, entre otros. El hombre, si bien se casa y tiene hijos, no comparte esos roles. No tenemos gobernadoras regionales, los alcaldes son casi todos hombres porque está demostrado que el acceso a las mujeres a las esferas altas de poder es complicado. Les ponen trabas para que sean líderes de partidos. Cuando son candidatas a regidoras, las ponen en los últimos números. Por eso va la alternancia y la paridad.