¿Por qué a algunas personas sus orgasmos no les causan placer?
¿Te ha pasado alguna vez que, a pesar de que estimulas tus genitales, no sientes nada de placer? Expertos explican cuáles son las razones.
Muchas veces se piensa que tener un orgasmo es solo estimular la zona genital (vulva o pene), pero no es así. Llegar al clímax requiere más que solo tocarnos, pues pasa por todo un proceso cerebral y sensorial. Por ello, a algunas personas les puede pasar que, a pesar de que sienten algún calor en aquella zona, mientras tienen relaciones sexuales, no siempre llegan a sentir placer del todo.
Para conocer acerca de qué es tener un orgasmo verdaderamente placentero y cómo lidiar si es que no puedes obtener uno excitante, los especialistas en sexología Christian Martínez (@EnNombreDelSexo) y Romina Castro (@YaCállateRomina) nos lo explican.
¿Qué es el orgasmo?
El orgasmo es la liberación de toda tensión (muscular y nerviosa) que genera placer al momento de su descarga. Empieza en el deseo, luego la excitación, meseta y resolución.
"El orgasmo principalmente se centra en la estimulación del cerebro —este es el principal órgano que nos genera placer a nivel sexual—. Tanto en el tálamo como el hipotálamo. Allí es donde se centra el placer y el deseo sexual. El deseo que va a activar las acciones que vamos a llevar a cabo, por ejemplo, que nos apetecen besos, caricias, tocamientos de genitales, fantasías, etcétera", señaló Martínez.
Con este concepto, el experto comentó que no hay que centrar la obtención del clímax en la estimulación de los genitales, ya sea el glande o el clítoris. "Esa es una de las maneras de alcanzar un orgasmo, solamente una de ellas, pero se puede alcanzar orgasmos, por ejemplo, en los pezones, las tetillas, los lóbulos de la oreja, etcétera. Toda la piel es genéticamente excitable", explicó.
¿Qué factores influyen en la intensidad del orgasmo?
La sexóloga Romina Castro indicó que hay que señalar en primer lugar que los orgasmos nunca van a ser los mismos: siempre van a variar y a tener una intensidad distinta.
"Va a cambiar, ya sea con distintas personas o con la misma persona, porque el factor principal para que esa intensidad sea distinta o varíe viene mucho recargado de cómo ha sido tu semana, tu día o qué tanto estresas", dijo Castro.
En ese sentido, los expertos informaron que los factores que influyen para tener un orgasmo pueden ser la edad, la capacidad de buscar experiencias eróticas y sexuales, y de tener deseo sexual. También influye la relación que se tiene con otras personas —puede ser una pareja o con uno mismo—.
"La intensidad de los orgasmos no es la misma de cuando eres joven a cuando pasas la menopausia. Hay estudios que dicen que, mientras más pasa la edad, los orgasmos son normalmente menos intensos, tanto en mujeres como en hombres. Esto no quiere decir que el sexo sea malo, solo diferente. También el uso de algunos fármacos influye. Por otro lado, temas psicológicos, preocupaciones, estrés, la misma relación de pareja, puede que no se esté tan satisfecho con ella y esa parte emocional también va a influir en la intensidad del orgasmo", argumentó la especialista.
En cuanto al nivel genital, el sexólogo Martínez recordó que, debido a la edad, tanto la erección como la lubricación se vuelven más lentas, pero que esto únicamente va a ser un problema si se ha aprendido a solo tener orgasmos a través de los genitales. "Por ese lado, desde lo genital, va a demorar un montón tener un orgasmo, pero, como dije, hay otras formas de encontrar placer a nivel sensorial con el cuerpo", sustentó.
¿Se puede controlar la intensidad de un orgasmo?
No. Ambos profesionales señalaron que no se puede manejar la intensidad del orgasmo, ya que, en el momento de la relación sexual, uno no tiene el control de su cuerpo.
"No es como subir o bajar el volumen o la temperatura de una hornilla. Lo que sí podemos (hacer) es estar dispuestos o no a sentir un orgasmo. Como se dijo, hay factores que influyen. Por ejemplo, si es que estamos predispuestos a un momento de pasión, si es que no hay estresores alrededor que van a influir. Pongamos (este) caso: si es que estoy haciendo un encuentro sexual con mi pareja o solo en mi habitación y afuera de la habitación están los hijos que pueden interrumpir o está algún familiar que puede tocar la puerta, no voy a disfrutar totalmente la capacidad de tener un orgasmo, porque tenemos que estar dispuestos a sentir, a dejarnos llevar por el momento", expuso el experto en sexualidad.
¿Pueden no causar placer los orgasmos?
"Por supuesto, el orgasmo no necesariamente tiene que ser placentero. Si bien es cierto (que) es un pico de placer, hay cuerpos que no lo manifiestan de esta manera, sino (que) hay mujeres que lloran o tienen un orgasmo estornudando, otras que se matan de risa; entonces, no todos disfrutan de la misma manera, y hay muchos casos en los cuales no sientes placer porque hay un trasfondo. Hay que recordar que la parte emocional es muy importante para tener un orgasmo: qué tan relajada estás, qué tan entregado en el momento estás, si es que vienes con preocupaciones. Como decíamos, todo eso influye", recalcó la especialista.
De la misma forma, Martínez señaló que también hay que revisar la parte genital, ya que puede haber otros problemas relacionados con la anorgasmia, vaginismo, problemas de erección, entre otros.
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¿Cómo puedo recuperar el placer de mi orgasmo?
"Si es que esto es una constante de que no tienes placer nunca —teniendo en cuenta que no todos los orgasmos van a ser iguales— y tú ves que eso está afectando ya a tu parte sexual y (que) eso se vuelve algo recurrente, pues claramente tienes que trabajar, tienes que trabajarlo en terapia junto con un especialista", recomendó Castro.
En este sentido, Martínez aconsejó ir a especialistas para ver qué está sucediendo a nivel orgánico y psicológico.
"A nivel físico, ver si hay problemas en el aparato genital o incluso a nivel del cerebro. Si es que algo está fallando por ahí. También el sistema nervioso o a nivel del sistema cardiovascular, teniendo en cuenta que también para el orgasmo se necesita de mucha sangre y puede haber enfermedades crónicas que influyen, como la diabetes, la hipertensión. Siempre con profesionales en sexología", orientó.