¿Es necesario el uso de bloqueador solar si estamos muchas horas frente a un aparato electrónico?
La exposición del rostro a dispositivos móviles por varias horas puede ser perjudicial a largo plazo.
Confinados al teletrabajo, son miles los trabajadores que están frente a un aparato electrónico durante más de ocho horas al día. Esto, por supuesto, es una medida homogeneizada por la pandemia que acontece desde el 2020. No obstante, los dispositivos emiten una radiación electromagnética que es perjudicial para la salud dérmica.
Si la radiación que se recibe del sol actúa enrojeciendo la piel y su larga exposición agrava las afecciones, lo mismo ocurre con los aparatos que desde inicio de siglo son una constante: celulares, laptops y tablets. Los efectos de la radiación que radiodifunden los objetos son más lentos que los ultravioleta.
A propósito del uso cotidiano de diversos dispositivos, este medio contactó con Lizandro Obregón, dermatólogo de la Clínica Internacional, para dilucidar el tipo de protección que debe emplear una persona que está expuesta a la luz azul.
¿Qué es la luz azul?
Los efectos nocivos de la luz no solo provienen del espectro ultravioleta (conocido como rayos UV), sino de la luz azul. El tono frío de los focos LED, por ejemplo, son un caso común de exposición a la radiación o, en una ejemplificación más general: cada pantalla de los dispositivos tecnológicos que se usan, pueden atravesar la epidermis, la dermis y, finalmente, llegar a la capa subcutánea y dañar la piel.
Por supuesto, su progresión a nivel de afección no es tan pronta como la de la luz solar, sino que demora más. En palabras de Obregón: “(La luz azul) suele tener un comportamiento muy similar o próximo a la de la luz ultravioleta en cuanto a los efectos que puedan producir sobre la piel. Últimamente, la tendencia es proteger la piel no solo de la luz ultravioleta, sino de las otras longitudes de onda”.
Aunque, también es cierto que existe una consecuencia en la que tanto la luz azul como los rayos UV coinciden: el efecto de envejecimiento (de forma más paulatina en el caso del primero). Así lo expone la investigación documentada de la Revista de Física e Ingeniería biomédica titulada “¿Puede la luz emitida por las pantallas de los teléfonos inteligentes o las selfies causar envejecimiento prematuro y arrugas?”.
Allí se dice que exposiciones de una hora a fuentes de luz azul pueden aumentar la generación de aptosis y necrosis, lo que representa una forma de muerte celular.
La veracidad del estudio puede comprobarse por el escrito que publicó el doctor Ricardo Ruiz, director de la Clínica Dermatológica Internacional, en su blog: ”La luz azul impide la síntesis de melatonina, que facilita el descanso, además de poseer propiedades antioxidantes y anticancerígenas. Así que exponerse mucho a las pantallas en las últimas horas del día hace que la piel sea más proclive al envejecimiento, al romperse los ritmos circadianos”.
La variable más determinante: el tiempo de exposición
“La radiación no solo obedece a la intensidad, sino al tiempo en que uno se va a exponer”, dice Obregón para La República. Resulta utópico pensar en este contexto alejarnos siquiera un momento de los dispositivos que nos mantienen actualizados de la fugaz cotidianidad. Es por eso —continúa el dermatólogo— que se debe aplicar protector solar en un intervalo de tres a cuatro horas.
Sobre el tipo de protector solar a emplear, Obregón comenta que el único requisito que debe tener el bloqueador a comprar es que debe contar con una protección de FPS 50, bastante común en el mercado.