Ricardo Cuenca: “No es justo para una persona abandonar sus ideas, salvo que sean totalitarias, terroristas”

El especialista en el estudio de políticas de educación analiza el proyecto de ley firmado por Dina Boluarte y Alberto Otárola que propone cambios en la Ley de Reforma Magisterial. Lo considera bastante gaseoso y teme que se trate de un retorno a situaciones conservadoras. Indica que es una propuesta coyuntural antes que reflexionada.

-El proyecto de ley presentado por el Ejecutivo dice que uno de los requisitos para ingresar a la actividad docente es no pertenecer a una organización cuya ideología sea contraria al orden constitucional, al sistema democrático y al respeto a los derechos humanos. ¿Lo considera necesario?

-Lo primero que debo decir es que no queremos que en el colegio se puedan expandir ideas totalitarias, terroristas, de ninguna manera. Pero, dicho esto, lo que encuentro son vacíos muy grandes respecto a qué es lo que están entendiendo por actos reñidos con la Constitución, porque ya sabemos que los actos terroristas y la traición a la patria están tipificados como delitos y no habría razón para incluirlos. Si pertenezco a una organización promatrimonio LGTBI, ¿va contra la Constitución o no? Una persona que pertenece a un movimiento proaborto ¿es atentar contra la Constitución? Si es así, estamos en una situación de regreso muy conservador. Si no es así, no es necesario.

-Este aspecto ya está tipificado, entonces.

-Si. Los maestros con sentencia por terrorismo no pueden dar clases, los maestros que tienen acusación de violencia sexual no pueden dar clases. Entonces, en el fondo, se trata de una respuesta política a una coyuntura muy particular en la que el Ejecutivo no logra engancharse con la ciudadanía y por lo tanto quieren prohibir cualquier manifestación en contra del Gobierno, no necesariamente en contra de la Constitución.

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-El proyecto de ley también menciona como impedidos de ingresar a la docencia a quienes pertenecen a movimientos xenófobos, homofóbicos, racistas que realizan apología a la violencia y al terrorismo.

-Por eso parto de la idea de que no queremos que haya ideas violentas en las escuelas. El asunto es que en nombre de eso se podría generar un conjunto de confusiones restringiendo mucho la libre manera de pensar que puedan tener las personas, que no sea un delito. Ahí hay una zona que no queda muy clara y entonces se genera la idea de que es muy coyuntural antes que reflexionada.

-Alegan que la actual ley de Reforma Magisterial no contempla requisitos para garantizar la capacidad moral de los profesores. ¿Cómo se determina la capacidad moral de un docente?

-La moral para el movimiento Con mis hijos no te metas difiere de algunos elementos en la moral que pueda tener un grupo que no sea religioso, por eso creo que hay zonas grises en este proyecto de ley que necesitan ser aclaradas, porque de lo contrario van a ser mal interpretadas. ¿Cómo saber que soy un profesional con nivel de moralidad que esta ley exigiría?, ¿me van a tomar un examen de moral?, ¿van a mirar mi comportamiento?, ¿bajo que indicadores? ¿Quién lo va a hacer?

-Asimismo, dice que esta medida permitirá salvaguardar el derecho a una educación con docentes idóneos y el derecho a la integridad moral y psíquica de los estudiantes.

-Pero otra vez ¿qué significa todo eso? Significa que alguien va a determinar, como los grandes jurados de la Inquisición, quién es moral y quién no. Qué gaseoso es todo. Además, hay una mesa de discusión ya agotada en el ámbito educativo internacional y es que durante mucho tiempo se creyó de manera equivocada que los docentes eran unos sujetos técnicos que para hacer su trabajo podían prescindir de su bagaje social, cultural, político. Es decir, dejaban de lado que los docentes son personas que tienen ideas políticas, sociales, económicas, culturales. La discusión fue que en lugar de formar a los profesores desuniéndolos de estos aspectos, había que incorporar sus ideas en su formación profesional. Con este proyecto de ley estamos regresando a años de discusión, porque no es justo para una persona abandonar sus ideas, salvo que sean totalitarias, terroristas.

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-Es un contrasentido

-No es justo y tampoco es posible. A la hora que un profesor da una clase en secundaria sobre realidad peruana, va a tener que hablar y mostrar, quiera o no, una posición sobre lo que pasa con el Gobierno, con el actuar del Congreso, porque es una educación. En el fondo, es difícil ejecutar esta norma, parece que responde más a una coyuntura que a un proceso reflexivo.

-En el documento se precisa que en caso de presunto conflicto entre el interés del adulto y del niño prevalece el interés del niño. ¿Debe ser así?

-Eso está muy extendido y probablemente es lo correcto porque es de donde se agarra la expansión de la educación como un derecho. Cuando hay una confrontación de derechos, el derecho de la persona que está en menor posibilidad de defensa es el que se tiene que proteger. Sin embargo, el derecho moderno lo que hace es avanzar en la teoría del derecho a la educación sin tener que confrontar sino encontrar salidas para conciliar esos derechos distintos, porque de eso se trata una buena educación. De lo contrario, nos podemos ir a los extremos en que solo los derechos de los niños valen y los otros desaparecen.

-La norma propuesta por el Ejecutivo también indica que el director del centro educativo podrá separar preventivamente al docente que tiene denuncia administrativa o judicial por hostigamiento sexual, terrorismo y corrupción. Eso tampoco es nuevo.

-Ya existía en algunos reglamentos. La Ley de Reforma Magisterial aprobada en el año 2012 ha ido evolucionando en el tiempo. Se han hecho modificatorias, no sé exactamente dónde y cuándo, pero estoy seguro de que esto ya estaba tipificado de alguna manera.

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