"Lo cierto es que si perteneces a la clase, raza o género equivocados, tus méritos se cotizan a la baja. Gracias, Cosas, por esta lección magistral de realidad social peruana.,Cuando el debate sobre la meritocracia parecía diluirse en la bruma, vino la revista Cosas al rescate. Un reportaje (?) sobre los “14 solteros y solteras más codiciados de Lima” se volvió viral durante el fin de semana. La revista ya sacó el artículo de la web pero Twitter se ha encargado de resguardarlo para la inmortalidad. El pecado original es el criterio editorial de selección. La revista no explicita ninguna categoría objetiva para elegir a los personajes. No se trata de logros profesionales (más de la mitad aún son estudiantes). Tampoco es que todos (salvo los toreros) sean visibles en sus rubros. Ni siquiera influencers. ¿Entonces? Sí son recurrentes tres elementos: colegio de procedencia (ya saben cuáles), relaciones familiares (ya sea por “elegancia” del clan o por la implícita promesa de heredar el negocio de papá) o algún vínculo con el extranjero (nació o creció o vive fuera). Es decir, tres requisitos, tres filtros, que determinan la pertenencia a una específica clase social. Por tanto, la soltería de estas 28 personas es “cotizable”: se asume que amarrarse con alguno de ellos es una forma de ascenso social. Seguro los autores del artículo no sistematizaron esos tres criterios al momento de realizar su selección. Simplemente, les salió así. Tampoco los lectores que se indignaron/burlaron del artículo necesariamente se dieron cuenta de ellos. A los peruanos nos han entrenado desde niños para clasificar a las personas según su clase social. No lo pensamos pero lo sabemos. Nos falta un filtro: el racial. Algo incómodo de admitir, ¿no? Es que el discurso noventero del emprendedurismo aún es el molde del sentido común imperante. Hay gente perfectamente capaz de argumentar que el capítulo económico de la Constitución garantiza que cualquiera puede hacer la plata necesaria para ser parte de las clases altas del país. ¡El mercado mató al racismo! Pero la lista nos devuelve a la realidad: ningún Añaños, ningún Capuñay. Money is not enough. Aún falta un filtro más. Los 14 solteros varones o estudian o se dedican a la medicina, la ingeniería, la publicidad, la alta cocina o los negocios (y, bueno, los toros). En cambio, de las 14 solteras, 9 están vinculadas al fashion business (modelos, blogueras, etc.). Esta alta desproporción también revela un sesgo: incluso en la clase alta, las opciones profesionales están estereotipadas por el género. Clase, raza, género. Hay mucha gente que se niega a ver siquiera que existen como estructuras sociales. Por eso caricaturizan cualquier norma que luche contra esos moldes como un atentado contra la meritocracia. Cuando lo cierto es que si perteneces a la clase, raza o género equivocados, tus méritos se cotizan a la baja. Gracias, Cosas, por esta lección magistral de realidad social peruana.