El temor a los nuevos problemas chinos no parece un asunto de esta hora. Más deberían preocupar las debilidades peruanas.,La economía de China se está frenando, de 6.6% el año pasado, a 6.3% pronosticado para este. No es una caída catastrófica, ni suena tan terrible. Pero lo preocupante es la tendencia, y la idea de que China compradora/salvadora no puede durar indefinidamente. Además, hay mucho en juego, y ese tercio de punto hará una fuerte diferencia. El Perú tiene viejas relaciones con el cuco de la desaceleración de China. Media docena de titulares del MEF han dicho en algún momento que la salud de nuestra economía depende del crecimiento chino. Una hipótesis que por fortuna nunca ha tenido que ser puesta a prueba, pero cada respingo reactiva la preocupación. Es cierto que no todos nuestros huevos están en la canasta comercial china, pero es como si lo estuvieran. Pues una crisis realmente fuerte en Beijing afectaría a los mercados del mundo, y en consecuencia nuestras exportaciones. Ese es el lado oscuro de la globalización con libre mercado que nos ha traído prosperidad. Sin embargo, frente a la fuerte caída de la balanza comercial china a partir del 2015, la balanza comercial del Perú se ha mantenido estable. Una explicación de esto es que nuestra economía está bien ubicada (minería, pesca, agro) y es demasiado pequeña como para sentir el efecto de la desaceleración china. El gurú económico Nouriel Rubini hace notar que la contracción china se está dando sobre todo en el sector manufactura, pero que los sectores no manufactureros están contrapesando esa caída. En términos generales su visión es optimista, y ciertamente no ve a China como el epicentro de una nueva crisis global. Así, aun en medio de las sombras de una guerra comercial, las exportaciones a China, los EEUU y la Unión Europea han crecido en los últimos tres años. Dato que mueve al optimismo, y a pensar que menos economía china no necesariamente significará menos economía peruana, al menos por un buen tiempo. No sería China, entonces, el factor que mantiene a la economía peruana por debajo de las metas que se considera viables. La locomotora china nos arrastró hacia cifras formidables en otros años, pero ese tiempo ya ha pasado. El temor a los nuevos problemas chinos no parece un asunto de esta hora. Más deberían preocupar las debilidades peruanas.