Que aprenda del Apra que ha entendido que no puede derrotar a Vizcarra y ha decidido, por eso, subirse a su carro.,Con el pedido de voto de confianza, Vizcarra ha roto el entrampamiento en el que habían desembocado su ofensiva del 28 de julio y la contraofensiva de agosto de la señora K. La movida del Presidente es audaz e inteligente. No es un jaque mate, pero se acerca. La señora K sólo tiene dos posibilidades de movimiento: negar el voto de confianza u otorgarlo. Haga lo que haga, la señora K pierde. Como ella ni su tropa parlamentaria quieren suicidarse, es casi seguro que van a optar por la pérdida menor, por el voto de confianza al gabinete Villanueva. ¿Se puede escapar de este dilema? Según Rosa María Palacios sí porque el keiko-alanismo podría otorgar formalmente un voto de confianza y esperar el pronunciamiento del 29 de septiembre del TC que, para quitarle piso al Presidente, podría aprobar las leguleyadas de un congresista que cambian el contenido del artículo 133 de la Constitución que a la letra dice: “Crisis total del gabinete. El Presidente del Consejo de Ministros puede plantear ante el Congreso una cuestión de confianza a nombre del Consejo. Si la confianza le es rehusada, o si es censurado, o si renuncia o es removido por el Presidente de la República, se produce la crisis total del gabinete”. Para anular esa capacidad constitucional del presidente de la República, el keikismo estaría presionando al presidente del TC. Villanueva, el jefe de la PCM, ha salido al encuentro de esa posibilidad suicida y ha dicho con claridad meridiana: “Muchos esperan que el Tribunal Constitucional nos deje sin piso con el fallo sobre los cambios en la cuestión de confianza. Si ellos van a esos artilugios, será el suicidio político para el Congreso y la democracia. Uno no puede utilizar artimañas para resolver problemas como los planteados. Eso obligaría al presidente a disolver el gabinete que yo tengo y estamos dispuestos a eso” (El Comercio, 19/09/18). Si esta decisión del gobierno no quedara clara para los keikistas del Congreso y del TC, Villanueva la pone en blanco y negro: “Fuerza Popular, que se está quedando sola, no puede seguir jugando a la soberbia política por su número (de votos). El presidente puede presentar dos gabinetes al día siguiente. Se pide la confianza otra vez y, si no se la dan, se cierra el Congreso igual. Jamás vamos a poner tanques. Tenemos la razón de las cosas”. Si el gobierno está dispuesto a hacer lo que dice Villanueva, entonces el keikismo puede imaginar cualquier cosa para evadir el dilema, pero no puede evitarlo y va a tener que optar más temprano que tarde. Lo más racional para la señora K es otorgar el voto de confianza y aprobar las reformas ya o a la brevedad posible. Que aprenda del Apra que ha entendido que no puede derrotar a Vizcarra y ha decidido, por eso, subirse a su carro. Al otorgar el voto de confianza, los keikistas y los alanistas ya están derrotados, pero pueden disimular su derrota si otorgan el voto de confianza y aprueban las reformas. El referéndum confirmará, sin duda, su derrota que sería menos catastrófica si no apelaran a artimañas y subterfugios para evadirla.