"Es usted mismo quien se ha encargado de, con sus actos, dañar su propia reputación. Es usted quien tendrá que responder ante la justicia por los delitos cometidos".,Sirva la presente para comunicarle que su pedido de rectificación es inviable debido a que todo lo que he dicho, contado y escrito públicamente sobre usted es verdad. Rectificarme equivaldría a mentir, algo que usted hace sin pudor, no solo al negar que tales hechos ocurrieron, como perfectamente le consta y hay testigos, sino que, incluso, teniendo el atrevimiento de amenazar con demandarme por contar la verdad. Como mujer y como activista por los Derechos Humanos y Civiles, levantar la voz contra todo tipo de violencia y opresión es un deber moral y cívico. Habiendo sido víctima de su violencia sostenida e incrementada durante los últimos meses de la relación, es imposible que calle sobre mi propia experiencia que, desafortunadamente, es la experiencia de muchas otras mujeres, incluidas mujeres que antes que yo tuvieron que sufrir también sus maltratos. Vivimos tiempos de cambios profundos que interpelan la estructura machista en la que hemos crecido y seguimos viviendo, una estructura que nutre comportamientos aberrantes como los que usted ha tenido conmigo u otras mujeres. No me sorprende que ante la denuncia de estos comportamientos su ruta de acción sea la amenaza en lugar de la introspección y reflexión que lo lleve a una revisión profunda de sus creencias y comportamiento en relación a las mujeres; es el patrón que siguen aquellos que, como usted, se resisten a los justos cambios que las mujeres hoy exigimos en los malos hábitos y patrones de conducta de los hombres en relación a su respeto y trato para con las mujeres y su valoración de ellas como persona y ser humano antes que todo. La verdad no es difamación y por tanto considere categóricamente rechazado su pedido de rectificación. Es usted mismo quien se ha encargado de, con sus actos, dañar su propia reputación. Es usted quien tendrá que responder ante la justicia por los delitos cometidos. Como es de su conocimiento tiene usted iniciados acá en los EEUU, donde actualmente residimos, dos procesos: uno penal por violencia psicológica y sexual, y otro ante la Universidad en la que ambos estudiamos por romper el código de conducta universitario. Así mismo, en el Perú se ha iniciado una investigación fiscal en su contra, Luis Enrique Mendoza Chávez, por lesiones por violencia familiar en mi agravio. Sus amenazas no me van a detener ni detendrán el curso de que se impongan la verdad y la justicia. Yo, como periodista, mujer y ahora activista feminista, haré todo lo que esté a mi alcance para procurar que usted no siga dañando con engaños a otras hermanas; haré todo lo que esté a mi alcance para proteger a la sociedad de personas como usted que no muestran ni ápice de arrepentimiento por el daño infligido y que insisten en el error rechazando toda posibilidad de cambio o mejora. Está usted en su derecho y libertad de usar la ley como le parezca, aunque sea para seguir mintiendo como lo hace con esta amenaza de demanda. Pero sepa bien que yo, Claudia Consuelo Cisneros Méndez, la mujer que fue su pareja durante casi cuatro años y le dio todo -y más incluso de lo que merecía- y que recibí a cambio maltrato, agresión y violencia, soy una persona liberada de su yugo, de su dominio manipulador y mentiroso; sepa que he recuperado la agencia y el poder que usted me quitó, y los usaré ahora para defender la verdad, defenderme a mí y a mi hija por el daño infligido por usted, y para defender a otras mujeres que como yo se ven engañadas, sometidas y abusadas por hombres como usted. Sinceramente Claudia Cisneros M. DNI 10276060