Cecilia Méndez Gastelumendi. Historiadora y profesora de la Universidad de California en Santa Bárbara. Doctora en Historia (U. del Estado de New York en Stony Brook).,La historiadora Cecilia Méndez, que ha investigado aportes de pueblos poco reconocidos al proceso de Independencia, reflexiona sobre la situación actual del Perú y las principales tareas pendientes. Considera que un discurso triunfalista de los últimos tiempos ha afectado al país al impedir cambios, que ahora se muestran como más que necesarios. Hoy participa en la mesa redonda "Las independencias que no celebramos", debate sobre el proyecto "Narra la independencia desde tu pueblo", desde las 5 de la tarde en la Feria Internacional del Libro de Lima, en Jesús María. Las Fiestas Patrias tienen diferencias en el tiempo. ¿Qué peculiaridad tienen estas? Es inevitable hablar del escándalo de los audios. Siento que no hay nada que celebrar. Para verlo positivamente, puede ser una coincidencia oportuna que estos audios hayan salido tan cerca de Fiestas Patrias. Nos hace pasar unas Fiestas Patrias pensando. Es como un shock para poder pensar más críticamente qué está pasando con el Perú. Décadas de crecimiento económico y discurso triunfalista en las que prácticamente no se permitía discurso negativo. Ante cualquier crítica, te decían 'chavista', 'terrorista'... Los audios nos hacen conscientes de la importancia de la ética para el ejercicio político. Por otro lado, incidir en la importancia de la verdad y la investigación. ¿No tuvimos un momento similar en el 2000, en cuanto a indignación por corrupción? Absolutamente, sí. Varios lo han comparado y yo estoy de acuerdo. Es muy parecido. ¿Por qué sería diferente ahora? En el 2000 también muchos nos indignamos... Entonces era una cabeza que había copado todo el estado, ahora hay como lagunas. Y la prensa estaba copada. La diferencia también es que ahora estamos en una democracia. Se supone que en la democracia no debe haber este nivel de corrupción. El estudio de Alfonso Quiroz establece que los gobiernos más corruptos han sido los autoritarios. Fallamos en democracia al permitir tanta corrupción... En el nivel económico. El nivel de corrupción más alto de la historia ha sido en la época del fujimorismo, como dice Alfonso Quiroz. No creo que estemos en esos niveles económicos, pero sí un costo institucional y ético. Pienso que ha habido un triunfalismo, de que estamos creciendo y todo está bien. Y ponemos frenos a nuestra democracia, que vienen también de la herencia de la violencia política, que estableció un discurso de que cualquier cambio es terrorismo o que es amenazante. Y ese discurso ya se está haciendo añicos, porque es obvio que el cambio es necesario. Esta crisis es otra muestra de la necesidad de cambio... Total y absolutamente. En cuanto a la independencia, usted ha estudiado aportes de diferentes pueblos que no son tan reconocidos. ¿Por qué no se han realzado? Hay un prejuicio de larga data que sostiene que los indios y pobres son manipulados y no tienen voluntad propia de hacer política, sino que siguen lo que les dicen los dirigentes. Se atribuye el protagonismo político a ilustrados y letrados. Además, hay un temor a la movilización popular, de que logre alterar el statu quo. Entonces, siempre se estigmatiza. De hecho, recién con Piérola se excluye legalmente a los analfabetos de votar, ¿no? Esa exclusión no es tan antigua... En teoría, no. Y aunque se piensa que la historia es un proceso hacia adelante, hay involuciones. En la Constitución de Cadiz, de 1812, vigente en Perú antes de la República, ser alfabeto no era requisito para la ciudadanía. Ese texto influyó luego en las constituciones de América Latina... ¿Y luego? No se ha estudiado mucho si votaban, pero en teoría podían. Con Piérola en 1896, se pone requisito de ser alfabeto. De allí hasta 1979. Con la Constitución del 79. Es tan reciente... Y nuestra tragedia es que en la primera elección en la que pueden votar analfabetos, en 1980, surge Sendero quemando ánforas. En Chuschi... Y la guerra interna, que dejó un lenguaje que impide que consolidemos reformas importantes. Hace tiempo no escucho de un presidente un proyecto de futuro. ¿Quién en Fiestas Patrias está mencionando la importancia del medioambiente? Y la justicia pasa por todos lados... Hace tiempo no escucho otro proyecto que no sea crecimiento económico. Es probable que también denominen a esta época 'prosperidad falaz' como Basadre llamó a la época del guano. Mucha capacidad adquisitiva en acceso a crédito. ¿Y a dónde nos lleva eso? No somos profetas, pero hace tiempo pasamos la línea. ¿Cuántos muertos tiene la política neoliberal? ¿Qué esperamos? ¿Ser Nicaragua? Ya basta de indiferencia. El crecimiento, lamentablemente, ha tenido un efecto pervertidor. Velasco y Fujimori son hitos en la historia reciente. ¿Qué implica en eso en la actualidad? El problema es que son paradigmas autoritarios. Para consolidar instituciones democráticas ha habido demasiadas interrupciones. El golpe de Velasco fue el 68. Salimos del gobierno militar, y en el 80... Sendero. En los gobiernos democráticos que vinieron murió más gente. Y cuando Fujimori hace el autogolpe, significa demoler las instituciones. Y eso también busca Sendero. En eso están emparentados. Y quedan rezagos en dos discursos enfrentados, ¿no? La más grande diferencia es la prédica ideológica sobre los modelos económicos: el nacionalismo versus el neoliberalismo. Y la relevancia de la historia, de los héroes nacionales, Túpac Amaru... versus el historicidio que representa Fujimori. Hay ausencia de historia en discursos políticos, a diferencia de antes. ¿Cuál es el referente de la historia del Perú que tiene Fujimori? Ninguno. Y Velasco promovió la figura de Túpac Amaru II... El referente de Velasco era Túpac Amaru. Había un nacionalismo que sacaba de la historia estos elementos para dar una ideología, un sentido de identidad. Ahora, Túpac Amaru es uno de los personajes más populares de la historia del Perú, y también uno de los más proscritos por su asociación con Velasco, el MRTA... Y ya antes era un personaje temido, por lo que representaba. ¿Es también este historicidio lo que subestima aportes más locales o provincianos al proceso de la Independencia? Lo englobo en este proceso de historicidio. Es una negación de la historia o una subvaloración. Se da en educación cuando retiran cursos de historia. La historia se convierte en un saber irrelevante, cuando en realidad la historia es saber acerca de un pasado común. La historia son tus padres, tus abuelos... Es compartir no solo en lo bueno sino en los problemas por solucionar. ¿Y qué tenemos ahora? El modelo de cómo uno se identifica con el país pasa a ser el mercado, el negocio, la 'Marca Perú'. De tener figuras históricas y un legado se convierte ser peruano en comer rico, posar para el turismo. La historia se usa para postal, como Machu Picchu. Eso aplica a los partidos. El partido más histórico, el Apra, ya no reconoce a su fundador. ¿Cuál es el riesgo de seguir en este modelo de lo peruano? No puedes vivir en un presente eterno porque crea lo que estamos viendo: el interés mezquino de tus propias ambiciones y punto, el individualismo más puro, que es lo que se ha instalado últimamente. Se pierde sentido de lo público. ¿Cómo ve las discrepancias sobre la memoria del periodo de violencia interna, que se han expresado recientemente con los cuestionamientos al Lugar de la Memoria (LUM)? Reaccioné inmediatamente cuando pasó lo del congresista Edwin Donayre, que se disfrazó. Es una muestra del nivel al que hemos llegado: que un congresista de la República se disfrace de una víctima, que vaya a tratar engatusar, el ataque como expresión de la falta de ideas y argumentos. ¿Por qué es tan encarnizado el enfrentamiento desde ciertos sectores políticos? Porque no quieren asumir sus responsabilidades. Hay una negación. Eso no va a durar mucho, porque las evidencias son contundentes. No puedes decir que algo que pasó no pasó. Por un lado, hay un tema ideológico: el hiperconservadurismo, que está al lado de esa responsabilidad que no se quiere asumir sobre las muertes, las violaciones de derechos humanos, entonces quieren escribir la historia a su medida. Lo más grave es que quieren hacerlo para que lo estudien los chicos. Que esa mentira se establezca como historia oficial es una cosa de dictaduras. El fujiaprismo se está comportando como dictadura, queriendo callar a la prensa e imponer una lectura falsa de la historia. Desgraciadamente, la ministra no tuvo la actitud suficiente para defender a los empleados del LUM. ¿Cuáles son las principales tareas pendientes como país, a tres años del bicentenario? No son tres años, es todo el futuro. Hay que reconstituir toda la institucionalidad del país con principios éticos. La gente pide en la calle justicia no por una cuestión ideológica. Es cuestión de dignidad y respeto, es algo mínimo. En el aspecto más amplio de políticas, yo no veo que los políticos nos planteen un derrotero como país. ¿Qué temas tendrían que estar en esa agenda política? La justicia que pasa por justicia ambiental, las instituciones, la enseñanza de la historia... Esta es una oportunidad en la que personas honestas tengan protagonismo en el liderazgo político. A veces a quienes llaman 'antisistema' por querer cambios, son los honestos porque el sistema está corrupto. Veo una oportunidad con lo que los audios están forzando al sistema político a hacer, y el propio presidente Vizcarra. La elección del nuevo titular del Poder Judicial y el ministro de Justicia son buenos signos. Y las marchas tienen que seguir. "He visto que es fácil cooptar intelectuales" Además de la historia sobre la Independencia, ¿dónde destaca hoy el prejuicio respecto a los pobres y sectores indígenas? Ese prejuicio está y se ha visto mucho en las movilizaciones de protesta de los comuneros cuando vienen las mineras o petroleras. Se dice: "Han sido manipulados por este partido", "que los 'caviares'", "que las ONG"... siempre es alguien más. Igual pasa con la independencia. Que se centra en las gestas de San Martín, Bolívar y la declaración de 1821. Por un lado, es el centralismo, el desprecio por lo provinciano. En la creación de la República participaron todos los pueblos. Ese prejuicio histórico ya es tiempo de que se levante. Y en la academia, ¿cómo se manifiesta? El crecimiento ha tenido efecto pervertidor no solo en el empresariado, donde ricos quieren ser más ricos, sino también en los intelectuales, porque la plata corrompe. Y hay situaciones estructurales también Pueden decir que no es lo mismo estar fuera que acá. Una de las razones por las que estoy allá es porque acá no encontré trabajo. Se cerraban facultades de humanidades. El exilio de muchos de nosotros es consecuencia de este crecimiento también, que ha marginado la educación. Esas son las agendas del futuro: educación, medioambiente... Deben serlas. Hemos perdido bastante tiempo ya. ¿Ve muchos intelectuales que estén condicionados? Se abren empleos que condicionan discursos de los intelectuales que se benefician de estos. He visto que es bien fácil cooptar intelectuales y académicos. ¿Qué crítico de un modelo será alguien que está trabajando para una empresa que defiende ese modelo? O a algunos partidos también, que asesoran... Sí, claro... Por supuesto.