El alza del ISC decretada por el ministro David Tuesta tiene una importancia crucial en la actual coyuntura macroeconómica.,El alza del ISC decretada por el ministro David Tuesta tiene una importancia crucial en la actual coyuntura macroeconómica. Podemos decir desde ya que es un “paquetazo” inflacionario y recesivo, de un lado y, de otro, que va a agravar la desigualdad, afectando a los sectores de menores ingresos, lo que va a impactar en la pobreza. Veamos. El alza del ISC a los combustibles tiene un impacto inflacionario. Así, por ejemplo, el aumento del ISC al diésel de S/. 1.10 a 1.49 por galón (a lo cual se agrega el IGV adicional que se recauda) implica un alza en el precio de 10.50 a 11 soles el galón, un aumento del 4.4%. Este es el precio al cual venden las refinerías, a lo que se agregan los costos del transporte y comercialización hasta que llega a los “grifos”. A esa alza en el ISC hay que aumentarle el aumento del precio del diésel debido a que también están subiendo los precios internacionales del petróleo y los combustibles. Así, después del “paquetazo”, el precio del diésel vendido por las refinerías aumentó en 12 centavos por galón, con lo cual el precio en la refinería subió de 4.4% a 5.7%. Y los precios internacionales seguirán subiendo (conflicto con Irán en un Medio Oriente caliente), lo que se trasladará a los precios internos. Como las ventas de diésel ascienden a 1,722 millones de galones anuales, la recaudación aumentará en S/. 792 millones, que es la misma cantidad que saldrá de los bolsillos de los consumidores. Si consideramos el aumento del precio del diésel (después del paquetazo), el mayor ingreso fiscal será de S/. 827 millones. Así, hemos calculado que el mayor ingreso por todas las alzas del ISC (cerveza, combustibles, gaseosas y automóviles) superará largamente los S/. 1,700 millones pronosticados por el MEF. Si a esto se agregan los S/. 1,900 millones por reducción del gasto corriente, son más de S/. 4,000 millones de menor consumo interno. Por aquí va el lado recesivo del “paquetazo”. Claramente, hay un impacto inflacionario vía precios de los combustibles, pues éstos se trasladan directamente a numerosos sectores productivos vía el alza del transporte público y de mercancías a nivel nacional. Nos dicen, sin embargo, los analistas del gobierno que el alza final al público, “dependerá del % de aumento estén dispuestos a absorber los productores”, no solo en los combustibles sino en la cerveza y las gaseosas. Por favor, esa mala broma no hace reír a nadie. La única diferencia con anteriores “paquetazos” es que a éste lo están vendiendo envuelto en medidas pro mejora de la salud (obesidad) y respeto al medio ambiente (gravar más a los combustibles más contaminantes). Pero es un disfraz. Ni el MINSA ni el MINAM figuran como receptores. Este “paquetazo” se concentra en “los de abajo” y no toca, por ejemplo, las devoluciones de IGV a los exportadores, sobre todo, mineros, lo que suma varios miles de millones de soles. No solo eso, a fines del 2016 se promulgó el DL 1259, que amplía la cobertura de las devoluciones de IGV a otros sectores económicos. No se conoce el detalle porque no hay transparencia en esa información. Su origen proviene en parte en la caída de los precios de las materias primas, que disminuyó la recaudación fiscal. Pero también en las políticas fiscales de los ministros Segura (bajó el impuesto a la renta) y de Thorne (con el ajuste fiscal recesivo de fines del 2016 y la modificación antitécnica de los regímenes de recaudación –detracciones, percepciones, entre ellos). Por lo expuesto, queda claro que a los de arriba no se les toca porque si eso se hace, dicen, “la inversión privada se desploma”. Un cuentazo. Mientras, se sigue recaudando vía los impuestos indirectos, pero no se hace énfasis en los impuestos directos, es decir a la renta, para ya no hablar de los impuestos al patrimonio, que brillan por su ausencia. Afirman la OCDE y CEPAL (1) que el coeficiente Gini (que mide la desigualdad) es el mismo en los países industrializados que en América Latina, cuando se le mide sin considerar el impuesto a la renta y las contribuciones sociales. Cuando esto se hace, entonces el Gini de Europa baja 19 puntos (de 49 a 30), mientras que en América Latina solo baja de 50 a 48 (en el Perú de 49 a 47). Bien planteado, el presupuesto es clave en la mejora de la distribución del ingreso. No como está ahora. Resumiendo, tenemos un “paquetazo” inflacionario y recesivo, disfrazado de verde- salud, que insiste en los impuestos indirectos, golpea a los de abajo y profundiza la desigualdad. No es eso lo que la gente espera del gobierno Vizcarra. 1 Consensos y conflictos en la política tributaria de América Latina, Sabaini, Jiménez y Martner, 2017, página 129. www.cepal.org