César Loo Investigador y emprendedor Estamos viviendo actualmente la revolución tecnológica y de innovación más grande de la historia de la humanidad y el Perú no es ajeno. Desde el 2013 inaugura el programa StartUp Perú beneficiando con capital semilla y conocimiento a cientos de emprendedores. Respecto al capital semilla, los recursos monetarios se reparten puntualmente a través de Fincyt del Ministerio de la Producción. A pesar de que StartUp Perú tiene como modelo a StartUp Chile, a diferencia de esta, donde el Estado mismo reparte el conocimiento, StartUp Perú lo hace a través de incubadoras, que en su mayoría nacen de los centros de emprendimiento de las más grandes universidades del Perú. Estas incubadoras son financiadas por StartUp Perú con aproximadamente 670 mil soles para que repartan conocimiento y guíen a los emprendedores beneficiados del programa. Además, los emprendedores pagan a dichas incubadoras aproximadamente el 10% del capital semilla recibido. El problema surge porque con todos esos recursos recibidos, el asesoramiento de las incubadoras peruanas es pobre, triste; el apoyo a los beneficiarios es casi nulo, igual que la comunicación. Lo que deja un mal sabor a los emprendedores, no solo por no recibir buen asesoramiento, sino por la baja calidad de enseñanza de universidades en temas de negocios. Después de cuatro años de funcionamiento de StartUp Perú creo que un punto donde se debería de poner énfasis es en la elección de las incubadoras, no solo por lo descrito líneas arriba, sino que en el último año han sido beneficiadas: Wayra, que es una aceleradora privada, y Nesst, una incubadora sin fines de lucro. Esto desvirtúa el propósito de una entidad estatal de fomento al emprendimiento. StartUp Perú es un excelente programa, pero debería de tener algunos cambios. Tanto los recursos monetarios como los de conocimiento deberían de ser impartidos por el propio StartUp Perú, como en Chile a través de CORFO (Ministerio de Economía) y StartUp Chile.