La ñata presidencial, por René Gastelumendi

¿Quién fue nuestro presidente, mientras le “arreglaban” la ñata a Dina Boluarte? Ya no importa. Más de lo mismo. 

Que lo de su nariz fue por un tema respiratorio, dijo la presidenta Dina Boluarte durante su mensaje a la nación del jueves a las 10 de la noche. Resulta que el tema respiratorio, de ser cierto, dio pie también a una más que evidente intervención estética porque la ñata de Dina Boluarte, por fuera, ya no es la misma, es otra, lo cual opaca y sitúa en un segundísimo plano el asunto respiratorio. Antes de abordar lo médico, no puedo dejar de mencionar que resulta paradójico como Boluarte se marketea hasta la intoxicación con sus “orígenes andinos quechuablantes”, no obstante, apenas tuvo la oportunidad de modificar el “sello andino” de su nariz, que ante la tribuna pregonaba que la enorgullecía, pues le metió bisturí, aprovechando, repito, de ser cierto, el tema respiratorio. 

Tengo experiencia personal en esto. En julio me sometí a una intervención quirúrgica. Yo sí tenía un tema respiratorio comprobado, como, de  ser cierto, tenía la presidenta. Tenía el tabique desviado y no podía respirar bien por la fosa nasal izquierda. No fue un algo estético en absoluto, a tal punto que incluso los seguros médicos públicos y privados lo cubren por tratarse de la salud. El tabique desviado se arregla con una operación llamada septoplastía que no te modifica la apariencia externa de tu nariz. Más bien te queda hinchada por unos buenos meses. Y es que te enderezan y hasta cortan el cartílago nasal, que es parte del tabique. Te reducen los cornetes y, si el asunto es más serio, te pueden limar también un poco el hueso. No son cirujanos plásticos como el Dr Cavani, el que intervino la nariz de la presidenta, quienes solucionan los temas respiratorios, son cirujanos otorrinos. En mi caso, los médicos utilizaron anestesia general, que es lo que, estadísticamente, más se usa en este tipo de intervenciones. Cinco horas dormido y, al despertar, con tapones de algodón metidos por la nariz hasta la frente. Un dolor horrible, molestias severas por lo menos por dos días. De ser presidente, ja, no podría haber firmado ningún decreto, ni podría haber dado ninguna directiva o indicación o tomar alguna decisión. Sin duda, alguien me hubiese tenido que reemplazar. De hecho, me tomé una semana sin ir a trabajar, pedí permiso a mi empleador, como no hizo la presidenta con el congreso. Descanso médico, le llaman, permiso, repito. Otro detalle es que, mientras averiguaba dónde me podía hacer la septoplastía, me enteré de que muchas personas aprovechan esta intervención para pedirle una yapita al cirujano y hacerse, de pasadita, una rinoplastia, que es una cosa muy distinta, pues esta sí es exclusivamente estética, pero bastante más invasiva y compleja. Cuando se trata de ambas juntas, como, todo indica ocurrió con la presidenta, por más que lo niegue apelando a lo estrictamente respiratorio, la recuperación, la sedación son más largas. ¿Quién fue nuestro presidente, mientras le “arreglaban” la ñata a Dina Boluarte? Ya no importa. Más de lo mismo. Un tema respiratorio. Ja.

René Gastelumendi

Extremo centro

René Gastelumendi. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.