(*) Psicólogo social, Facultad de Comunicación, Universidad de Lima.
Estamos en un momento que algo tiene de parecido a la coyuntura de los 90, en la que aparecieron en política los outsiders locales, aunque ahora algunas de las alternativas que surgieron ya están gastadas.
A finales de los 80 convivían una serie de elementos que hacían de la cotidianeidad una epopeya. Un desgobierno económico donde la inflación galopante era el día a día de todo ciudadano. Junto a ello, la violencia terrorista parecía no tener freno certero. Digamos que la inseguridad política nos exponía a un coche bomba en cualquier sitio. Finalmente, la desesperanza y la sobrevivencia coexistían, así como la salida del país de muchas personas que encontraron ahí una alternativa.
En ese contexto apareció primero, en 1989, “el hermanón” Ricardo Belmont que obtuvo la alcaldía de Lima. A los pocos meses ganó las elecciones presidenciales, ya en los 90, el segundo outsider, que fue Alberto Fujimori. Ambos fueron los síntomas elegidos en un clima político donde la percepción era que todos habían fracasado. Cualquiera que expresara la posibilidad de algo diferente era una oportunidad, total, nada se pierde, dirían.
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Pero la percepción de ausencia de alternativas no lo fue todo, la idea que nos hacemos de algo, incluida un candidato, es una mezcla de nuestro mundo interno y elementos de la realidad. En el caso de Belmont ayudó su lenguaje sencillo, que le hacía sentir al electorado que al otro lado había alguien que hablaba como él o ella, de alguien que escucha. Ayudó su recorrido por la televisión y sobre todo en la radio (Habla el pueblo). En el caso de Alberto Fujimori, fue la asociación con el estudioso del salón, y una idea que se repitió luego en las elecciones del 2021, que era ‘un presidente como tú’.
El momento actual tiene sus particularidades. En los grupos de poder, así como entre la población en general, se aprendió que la gestión económica es importante. No estamos martillados por la inflación, pero la economía se ha enfriado. Luego de vivir varios años de ver mejor la billetera, se siente el frenazo. La inseguridad no viene por el lado de la violencia terrorista, sino por el desgobierno vinculado a la inseguridad ciudadana. Poco ayuda que el Ejecutivo recurra a la xenofobia cuando muchas veces es la falta de recursos y la corrupción en la misma Policía la que tiene buena parte de la responsabilidad. En casi toda comisaría saben perfectamente qué hacer y dónde está la delincuencia. Otra cosa es que hagan algo contra ella. Los sentimientos de desesperanza acompañan, de nuevo, este proceso. Las noticias de peruanos que salen del país, de nuevo, aparecen.
Y de nuevo, a falta de alternativas locales, llaman la atención Bukele y Milei, ni tan outsiders, pero sí enfrentados a la oferta existente. Ambos comparten la lógica plebiscitaria de buena parte de los peruanos que no logran definir que es eso llamado democracia o que tienen una imagen negativa de ella (48% según la última encuesta del IEP). Más allá de la inoperancia de los partidos para representar intereses ciudadanos (está claro que ahora se usan para otras cosas), la desesperación de muchos peruanos frente a una salud, educación, seguridad, transporte, y un largo etc. de frustraciones es buscar a alguien que recurra a la famosa ‘mano dura’. En general, un pedido de orden que, lamentablemente, no se asocia a las instituciones, sino a eventuales salvadores.
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El gran problema para los candidatos a ‘Bukelei’ es que esa película ya la hemos visto. Castillo aportó lo suyo para tener reservas con eso de ‘Total, nada se pierde’. La fragmentación de las primeras vueltas de los últimos procesos electorales, y de la renovación del Congreso del 2020, da cuenta de que incluso la historia del líder anti establishmet es una carta que por acá ya varios jugaron... y al menos dos, están en la cárcel.
Profesor e investigador en la Universidad de Lima, Facultad de comunicación. Doctor en Psicología Social por la Universidad Complutense de Madrid y miembro del comité consultivo del área de estudios de opinión del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Viene investigando sobre cultura política y populismo.