Dina, no acepte ese maltrato, por Mirko Lauer

“Boluarte no puede salir a las regiones peruanas a negociar con interlocutores duros que piden su cabeza, y a la vez dar muestras de incomprensible blandura frente a la comparsa antiperuana de América Latina”

Dado que Gustavo Petro desconoce la legitimidad de la presidencia de Dina Boluarte, esta debería congelar las relaciones con Colombia al nivel de encargados de negocios. Esta es la opinión de los profesionales de la Cancillería peruana, aunque algunos de Palacio siguen alentando las concesiones a Petro y otros presidentes.

Petro no solo cuestiona a Boluarte, sino que le falta todo respeto al sistema judicial peruano. ¿Quiere Petro abrir un nuevo capítulo en las relaciones internacionales donde resulte admisible poner en tela de juicio el sistema jurídico de otros países? Se podría comenzar lanzando reflectores sobre otros países con tradiciones corruptivas. O sobre la justicia transicional a la que tendrá que recurrir Petro en sus acuerdos con los guerrilleros.

Un buen momento para esta congelación de relaciones es ahora, en las vísperas de la instalación de Lula en el cargo. Subirle el vidrio a Petro no acarrea riesgo alguno, diga lo que diga este político que quiere recuperar en el Perú el radicalismo que perdió en Colombia. Más riesgo hay en seguir con una actitud pasiva, que alienta a los lobos.

Boluarte dice que trabaja para que los embajadores peruanos llamados en consulta puedan regresar a los países de los que fueron llamados. Una declaración orientada a que los presidentes López Obrador, Petro, Fernández y Arce no se molesten con nosotros. Los embajadores deben regresar cuando esos países rectifiquen sus errores, y no antes.

Torre Tagle está dispuesto a seguir por el camino de no hacer concesiones innecesarias, que es el de rigor. Quizás es la poca pericia del gabinete ministerial y quienes los asesoran la responsable de esta desorientación y lentitud en la toma de decisiones. ¿Cuál es el colectivo entre nosotros que está trabajando en la declaración de Boluarte?

Como hace notar Fabián Vallas, AMLO y sus cuates tratan de aislar un “ejemplo regional en que a un presidente en ejercicio se le pueda destituir por obvios casos de corrupción o peor aún, en el acto de dar un golpe de Estado, ya sea que haya tenido éxito o no”. No es, pues, falta de información, sino abundancia de ella.

Boluarte no puede salir a las regiones peruanas a negociar con interlocutores duros que piden su cabeza, y a la vez dar muestras de incomprensible blandura frente a la comparsa antiperuana de América Latina. Un gesto enérgico frente a AMLO y su combo puede hacer maravillas.

La República

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