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El ministro Maraví debe irse

Polariza y hace daño a una gestión que no resuelve sus problemas internos.

El ministro de Trabajo, Iber Maraví, no debe seguir al frente del sector –le queda el camino de la renuncia o esperar la censura– porque básicamente provoca una mayor polarización en un país que lo que necesita, para salir de la parálisis y empezar a cerrar las brechas que ha profundizado la pandemia, es menos debate y más resultados.

Tampoco es útil la persistencia de Maraví para quedarse, porque se está buscando una justificación judicial a lo que es un enjuiciamiento político. Al actual ministro de Trabajo no se lo juzga porque sus procesos caducaron o porque el principal testigo ya no existe. Al titular del portafolio tampoco se le juzga porque sea provinciano o porque sea representante de los trabajadores.

El ministro debe responder ante la población por no haber roto abierta y públicamente con un movimiento que azotó al país durante 20 años, con la más dolorosa secuela de muerte y destrucción y en el que estuvo militando en su juventud, sin haber sido procesado por ello. Y porque tampoco descartó los lazos con el Movadef y el Conare, ambos organismos de fachada de un senderismo derrotado en los terrenos ideológico y político, que buscaba reaparecer vestido con nuevo disfraz.

La pregunta que surge ante la persistencia del señor Maraví para quedarse, y la de algunos funcionarios de alto nivel interesados en que se quede, es cuál es la razón de fondo de esta insistencia. La repuesta que ha aducido el oficialismo en esta interpelación congresal no parece suficiente: enfrentar a la derecha empresarial que quiere destituir a un ministro que no es afín a las posiciones propatronales.

Habría que revisar los intereses detrás del Fenateperú, organización que fue acreditada apenas Maraví ingresó al Ministerio de Trabajo, y que pretende enfrentar al Sutep en la arena sindical y ganar en el mediano plazo la Derrama Magisterial, que es el botín más perseguido entre los gremios de la educación.

Finalmente, así como el ministro Maraví debe dar un paso al costado, para evitar el enorme costo político de una inútil persistencia en quedarse, también es inaudito que quienes van a votar por la interpelación sean los mismos que ayer apoyaron con su voto que Alejandro Aguinaga, fujimorista, acusado de esterilizaciones forzadas a miles de mujeres, que se benefició con la vacuna bajo la mesa al igual que su esposa, presida una comisión que va a investigar los hechos ocurridos durante la pandemia. Un absurdo y un insulto a los miles de fallecidos por el Covid-19.