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Más patria

28 de julio dramático y desafiante.

Hace solo pocos meses, en las primeras horas de este año, no imaginábamos que conmemoraríamos nuestro día nacional en circunstancias tan dramáticas y desafiantes. El mundo no tenía aún noticias de una enfermedad que preocupaba a un lejano país, reportada el 31 de diciembre a la OMS, y que para entonces no tenía ni nombre oficial.

Varios meses después, el 28 de julio nos sobrecoge con decenas de miles de personas contagiadas y miles de muertos en la más dura de las pandemias de las últimas décadas, y cuyo efecto devastador se extiende de varios modos a la vida de los peruanos, como desempleo, falta de ingresos, hambre, desplazamiento, alejamiento de las personas que queremos, y una enorme turbación y temor.

Estas circunstancias hacen de nuestras Fiestas Patrias menos festivas y mucho más patrióticas. Pasados los primeros momentos de la pandemia y frente al panorama doloroso de su primer impacto, se ha levantado con particular sigilo la fuerza de un país que se ha echado a andar nuevamente como en varios de los momentos azarosos de su historia. No en vano se compara este momento, que tampoco tiene nombre que lo describa, con el período posterior a la Independencia, la guerra del Pacífico, la crisis de los años treinta o la devastación de los años ochenta.

Nos sobrepusimos a la pobreza, la corrupción y a la división facciosa imprudente. La etapa que vivimos reitera que la formación de la república continúa siendo un aprendizaje colectivo. No es la experiencia de una promesa o de un país adolescente, sino de la reconstrucción de una nación que había logrado, merced a su esfuerzo, un grado de bienestar del que se sentía orgulloso a pesar de lo que le faltaba, que era mucho. Aunque eran igualmente intensas las carencias que dejamos atrás, como el 56% de pobreza al terminar la última crisis que se extendió casi 30 años.

No se tienen todavía las cifras completas de la destrucción del bienestar que ha ocasionado la pandemia del Covid-19. Conocemos pedazos de esta evidencia por el número de muertos, los millones de empleos que se esfuman o la carencia de los medios de vida inmediatos para nuestros compatriotas. No hay acuerdo sobre cuántos años de desarrollo y bienestar han desaparecido en cuatro meses. Solo se sabe que ha afectado muchas vidas.

No es la primera vez que reaccionamos con voluntad y optimismo ante la adversidad. Lo hicimos antes con menos instrumentos a la mano y lo hacemos ahora. En ese nuevo esfuerzo nos encuentra el 28 de julio. Nuestro compromiso es el mejor homenaje a la patria.