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El meteorito que acabó con los dinosaurios en la Tierra cayó muy cerca a Estados Unidos hace 66 millones de años

El meteorito que causó la extinción masiva liberó una cantidad de energía equivalente a 10 mil millones de bombas nucleares, generando un "invierno" global que duró meses y causó la desaparición del 75% de las especies en la Tierra.

El impacto del meteorito en Chicxulub liberó una energía equivalente a la detonación de más de mil millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Foto: composición LR / 14yMedio / PNG Wing
El impacto del meteorito en Chicxulub liberó una energía equivalente a la detonación de más de mil millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Foto: composición LR / 14yMedio / PNG Wing

A lo largo de millones de años, la Tierra ha sido testigo de fenómenos cósmicos que han alterado el curso de su historia. Sin embargo, pocos eventos se comparan con aquel que ocurrió hace 66 millones de años, una catástrofe que desencadenó una extinción masiva. Este evento marcó el fin de una era y el inicio de una nueva etapa en la evolución del planeta.

Durante la época del Cretácico tardío, los dinosaurios dominaban la Tierra. Estas criaturas, algunas tan grandes como edificios, otras tan rápidas como un guepardo, habitaban todos los rincones del planeta. La biodiversidad florecía y la vida animal y vegetal alcanzaba formas y tamaños sorprendentes. Era un mundo completamente diferente, uno que parecía invencible, hasta que un día todo cambió.

¿En qué país cayó el meteorito que acabó con los dinosaurios?

El lugar donde impactó el meteorito que causó la extinción de los dinosaurios se encuentra en la actual península de Yucatán, en México. Este gigantesco cuerpo celeste, con un diámetro aproximado de 10 kilómetros, dejó una cicatriz en la Tierra que conocemos hoy como el cráter de Chicxulub. Aunque el impacto ocurrió en lo que ahora es territorio mexicano, su devastación no se limitó a esa región; las consecuencias fueron globales y afectaron profundamente la vida en todo el planeta.

Este evento, que tuvo lugar hace 66 millones de años, transformó para siempre la geografía y los ecosistemas de la Tierra. La península de Yucatán, en el sureste de México, fue el escenario del impacto que desató una cadena de catástrofes a nivel planetario. La región alberga en su subsuelo las huellas de este devastador impacto, cuyas secuelas se sienten en la historia de la evolución y la biodiversidad hasta el día de hoy.

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La era de los gigantes llega a su fin

El evento que borró a los dinosaurios de la faz de la Tierra tuvo un origen extraterrestre. Un meteorito de aproximadamente 10 kilómetros de diámetro se precipitó hacia nuestro planeta a una velocidad impresionante. El punto de impacto fue lo que hoy conocemos como la península de Yucatán, en México. Aunque parezca increíble, este cataclismo que transformó el planeta entero ocurrió muy cerca de lo que hoy es Estados Unidos, un hecho que a menudo pasa desapercibido cuando hablamos de la extinción de los dinosaurios.

Este meteorito, conocido como el impacto de Chicxulub, desencadenó una serie de eventos que culminaron en la extinción del 75% de las especies que habitaban la Tierra en ese momento. La energía liberada en el impacto fue equivalente a la detonación de millones de bombas nucleares, generando una devastación que no solo afectó la zona del impacto, sino que tuvo consecuencias a nivel global. La atmósfera se llenó de polvo y escombros, bloqueando la luz solar durante meses, lo que causó un drástico descenso en las temperaturas y la interrupción de la fotosíntesis. Este "invierno nuclear" afectó gravemente la cadena alimenticia, llevando al colapso de los ecosistemas.

Un cambio para siempre

El impacto en Chicxulub no solo fue el responsable de la desaparición de los dinosaurios, sino que también allanó el camino para la evolución de los mamíferos y, eventualmente, de los humanos. Este evento cataclísmico creó nuevas oportunidades para otras formas de vida, que se adaptaron a las nuevas condiciones ambientales que dejó el desastre. Aunque la extinción de los dinosaurios es uno de los eventos más trágicos en la historia de la vida en la Tierra, también fue un punto de inflexión que permitió el desarrollo de nuevas especies y ecosistemas.

Lo que ocurrió en lo que hoy es América del Norte y parte de América Central fue un recordatorio de la fragilidad de la vida en el planeta. Durante años, los científicos han estudiado el cráter de Chicxulub para entender mejor las causas de la extinción masiva y cómo estos eventos pueden seguir representando una amenaza para la vida en la Tierra. Este cráter, que permanece en gran parte sumergido bajo el Golfo de México, es uno de los vestigios más elocuentes de un evento que cambió para siempre el curso de la historia evolutiva.

Hoy en día, existen programas y estudios dedicados a monitorear objetos cercanos a la Tierra que pudieran representar un riesgo similar en el futuro. Aunque el impacto de Chicxulub es único en la historia reciente, la posibilidad de que ocurra un evento de magnitud similar sigue siendo motivo de preocupación. Sin embargo, lo que sí está claro es que, cuando aquel meteorito se estrelló en nuestro planeta hace 66 millones de años, dio paso a una nueva era en la que los mamíferos —y eventualmente los humanos— pudieron prosperar.

El cráter de Chicxulub, aunque apenas visible desde la superficie, nos recuerda lo vulnerable que es la vida en la Tierra frente a los fenómenos cósmicos.

¿En qué país de Sudamérica se encontraron fragmentos del meteorito?

En la isla Gorgonilla, en Colombia, científicos hallaron indicios del impacto del meteorito en forma de esferulitas y microtectitas, diminutas esferas de vidrio generadas por la fusión del material terrestre y los restos del meteorito. Este descubrimiento en Sudamérica proporciona una visión más amplia del impacto global de Chicxulub, evidenciando que sus efectos alcanzaron regiones mucho más alejadas del punto de colisión. Incluso áreas situadas a miles de kilómetros también sufrieron las consecuencias de este devastador evento.