Cómo en una década Kim Jong-un llevó a Corea del Norte a aislarse como nunca
Hace diez años, el líder norcoreano sucedió a su padre como líder. ¿Cómo ha sido la vida allí en este tiempo? A continuación, un recuento de su mandato.
Educado en Suiza y aficionado al baloncesto, Kim Jong-un parecía abierto a las ideas extranjeras, pero al comenzar su segunda década en el poder en Corea del Norte está erigiendo una fortaleza cada vez más cerrada a las influencias externas.
Durante décadas, Corea del Norte ha sido uno de los países más aislados del mundo, con su régimen tratando de mantener un férreo control en la información que entra o sale de sus fronteras.
Estas restricciones se relajaron inicialmente con Kim Jong-un, que permitió a los mercados jugar un rol más relevante en la débil economía norcoreana e invitó a artistas del estilo surcoreano K-Pop a tocar en Pyongyang en 2018.
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Pero la situación del país se está deteriorando ante el bloqueo autoimpuesto por el coronavirus, una medida con unas consecuencias incluso más amplias que las sanciones internacionales impuestas por su programa nuclear.
Se restablecieron estrictas reglas mientras Kim trata de reforzar la solidaridad interna y asegurar su control sobre la sociedad en tiempos de adversidad, indican los analistas.
“La creciente censura sugiere que el régimen está menos confiado”, indica Troy Stangarone, director del Korea Economic Institute. Kim, que pasó gran parte de su infancia en Suiza, pareció durante un tiempo más flexible hacia la cultura ajena.
En 2012, la televisión estatal emitió imágenes del líder con los pulgares arriba a una banda femenina en minifalda que tocaban la banda sonora de la película estadounidense “Rocky” en un escenario decorado con personajes de Disney.
También hizo la vista gorda ante el extendido mercado negro del país, el “jangmadang”. El papel creciente de las fuerzas del mercado en la economía (oficialmente censurado) alcanzó su mayor expansión en 17 años en 2016, según el Banco de Corea, el banco central de Corea del Sur.
Cambio reciente
Pero algunos sectores clave de la economía fueron sancionados el año siguiente por el Consejo de Seguridad tras los ensayos con misiles que podían alcanzar todo el territorio estadounidense y las pruebas nucleares más potentes hasta la fecha.
Los analistas señalan que la confianza de Kim se redujo tras el fracaso en 2019 de su acercamiento diplomático con el presidente estadounidense Donald Trump, que no llevó a un levantamiento de sanciones.
La pandemia y el cierre de fronteras provocó en 2020 la mayor contracción en la economía del país en dos décadas, según el Banco de Corea.
Este año, Kim Jong-un advirtió que el país se enfrentaba a “la peor situación jamás” vista.
Ante la adversidad, el líder norcoreano apostó por un retorno a la economía centralizada, con el régimen retomando el control sobre el comercio exterior y los mercados domésticos en un congreso del partido en enero.
Pyongyang también promulgó una ley que condena a quienes posean contenidos surcoreanos a 15 años de cárcel. Los medios estatales citan a Kim pidiendo extirpar “el cáncer vicioso que amenaza nuestra ideología y nuestro sistema social”.
“En tiempos de adversidad, el régimen necesita reforzar el control para reafirmar su autoridad”, dice Stangarone.
“Generación Jangmadang”
Corea del Norte ha tratado históricamente de combatir “la invasión cultural e ideológica”. Todas las radios y televisiones están preconfiguradas para recibir únicamente la señal de medios estatales, mientras que el gobierno bloquea el acceso a internet global a los ciudadanos ordinarios.
Los analistas aseguran que este tipo de censura será cada vez más difícil de mantener porque el material foráneo ya está ampliamente expandido dentro del Norte, especialmente entre generaciones jóvenes que se lo pasan en lápices USB.
En un estudio para el Instituto por la Paz y los Estudios de Unificación de la Universidad Nacional de Seúl, casi la mitad de los 116 norcoreanos que dejaron el país en 2018 y 2019 aseguraron ver “frecuentemente” entretenimiento del país vecino.
Cho Han-bum, investigador del Instituto para la Unificación Nacional de Corea, dijo que la llamada “Jangmadang Generation” —los nacidos y crecidos durante y después de la hambruna de los 1990— resistirán probablemente esta renovada censura.
Como el Estado era incapaz de dar comida a su infancia, tuvieron que arreglárselas por su propia cuenta, dependiendo en el mercado para sobrevivir, y son menos leales al liderazgo, dice Cho.
“Un choque entre el enfoque conservador de Kim Jong-un y los milenials y la generación Z del Norte —que disfrutan los dramas surcoreanos y la música [del grupo surcoreano] BTS— es inevitable”, añade.