La historia de amor de dos pandilleros en una cárcel de El Salvador
”Imperdonable”, el poderoso documental de Marlén Viñayo, sigue la vida de dos integrantes de la temida mara Calle 18. Ellos son abiertamente homosexuales.
En El Salvador, las pandillas son un retrato de la homofobia y el odio: no solo persiguen a los integrantes de la comunidad LGBTI+, sino también los matan. Por eso, cuando la documentalista española Marlén Viñayo supo que una cárcel del país albergaba a dos hombres homosexuales ―pertenecientes a la temida mara Calle 18—, tomó su material de trabajo y empezó a registrar.
El producto final se llama “Imperdonable”, una coproducción entre el medio de investigación El Faro y la productora La Jaula Abierta, ambos salvadoreños.
“Creo que este documental va sobre esos grises. Es historia que habla de amor y de odio. Que habla del abismo al que puede llegar un ser humano y que retrata una sociedad con una brújula moral rota: para algunas personas es más fácil matar a un hombre que amar a otro”, comentó la realizadora a la BBC Mundo.
Rodada en una “pequeñísima” celda del penal de San Francisco Gotera (noreste), ”Imperdonable” tiene una duración de 35 minutos y fue estrenada en mayo de este año en el Hot Docs, un festival internacional de documentales desarrollado en Canadá.
Este poderoso documental tiene como protagonista a Giovanni y su novio, ambos pandilleros redimidos. “(Él) decidió retirarse de la pandilla y se unió a una iglesia evangélica que le otorgó el perdón de Dios por todos sus crímenes, pero también en la prisión se enamoró de otro preso que también había sido pandillero y ahí fue que decidió contar públicamente que era homosexual”, sigue la cineasta.
En una escena de “Imperdonable”, Giovanni ―quien cumple una pena de 35 años— relata de forma descarnada un violento asesinato y después pronuncia una frase que enmarca este filme: “Es más fácil matar a una persona que amar a un hombre”.
Todo esto ocurre en el entorno de hacinamiento de la prisión de San Francisco Gotera, donde un grupo de pandilleros y expandilleros da a conocer su homosexualidad, mientras que algunos se han convertido a la religión evangélica.
“Fue un rodaje muy intenso, en un espacio de filmación muy reducido, pero tuvimos la suerte de que no solamente nos dieron el permiso para grabar dentro del penal, sino que nos permitieron entrar a filmar dentro de la celda, que para mí eso era fundamental”, relató Marlén Viñayo.
“Hay que entender a las pandillas. Esto no es de buenos perfectos o malos perfectos. Cuando un niño con 12 años se convierte en asesino y luego hace cosas horribles, para mí él también es una víctima de una sociedad que lo ha hecho asesino cuando solo tiene 12 años. Entonces, creo que el tema es más complejo, que la sociedad salvadoreña es muy compleja”, siguió.
Este documental, que podría ser la primer producción salvadoreña en ser nominada a un Óscar, ya cuenta con tres premios internacionales y su acogida ha sido “muy buena”.
“La verdad yo quiero ser muy prudente, porque es algo muy desconocido para nosotros, hay señales que nos dicen que tenemos posibilidades (de la nominación), pero creo que hay que ir trabajando poquito a poco, a paso de hormiga y esperar a ver qué pasa”, ha dicho la directora Marlén Viñayo a EFE.