“Sufrimos, pero no ha sido en vano”: familia en EE. UU. perdió a cuatro de sus miembros por la COVID-19
La familia Salas Solís quiere que su experiencia sirva de ejemplo para que las personas que no usan mascarillas ni respetan el distanciamiento social tomen conciencia.
Nieves Salas Solís, de 62 años, ya había perdido a su madre y hermano por culpa del coronavirus cuando llamó a su hija desde una cama de hospital en Estados Unidos y le dio este mensaje: “Yo soy el próximo”.
Desde su casa en Mesquite (Texas), Ana le rogó a su padre que sea optimista. “Todavía tienes que pelear”, mencionó por videollamada. “Le pregunté: ‘¿Qué vas a decir?’. Y mi papá levantó la mano, apagó la cámara y le escuché expresar: ‘Esto es lo que tengo que decirle a la COVID-19, ¡jó...!’”.
Nieves siempre bromeaba y, según su hija, ver que mantenía su buen humor en el hospital, pese a que su madre Eva Solís-Salas falleció el 6 de agosto y su hermano Ruperto Salas Solís murió el 10 del mismo mes, le dio esperanzas.
Pero con el transcurrir de los días, su salud empeoró y el 22 de agosto también falleció por la COVID-19. La familia tuvo que soportar los fallecimientos de sus integrantes en menos de seis semanas. “Los tratamientos de los especialistas para limpiarle los pulmones no estaban funcionando”, enfatizó Ana.
Ana Alonso con su abuela Eva Solís-Salas. Foto: Telemundo
Pero esto no acabó ahí; ya que, el 15 de septiembre, Raúl Salas Solís, de 64 años, también murió de coronavirus después de haber estado hospitalizado durante más de un mes. La familia conformada por 32 nietos de Eva, 59 bisnietos y 13 tataranietos no podía creerlo.
“Ha sido muy, muy trágico para nuestra familia y, honestamente, creo que no hemos procesado todo”, sostuvo Ana, de 40 años, quien es profesora de séptimo grado. “De alguna manera, esto debe concientizarnos”, compartió, según NBC News.
De izquierda a derecha: Ruperto Salas Solís, Raúl Salas Solís y Nieves Salas Solís; Eva Solís-Salas está al frente. Foto: Telemundo
Ella espera que, a pesar de los fallecimientos, sus familiares puedan ayudar a otras personas al recordarles la necesidad de tomar precauciones durante la pandemia.
“Salgo a caminar y veo un baby shower en la calle o una fiesta de cumpleaños de un niño. Nunca veo a nadie con una mascarilla. Me molesta, porque creo que esto podría pasarles a ellos y no quiero que sientan eso”, indicó la nieta Ana Alonso.
Y agregó: “Compartir nuestras pérdidas y crear conciencia me ha hecho sentir un poco mejor porque, aunque sufrimos, no ha sido en vano”.