Con el firme objetivo de sacar a Reino Unido de la UE, la primera ministra británica Theresa May acabó por aceptar el sacrificio máximo: dejar el cargo para salvar su acuerdo de Brexit.,Una y otra vez, desde que llegó al cargo en 2016, afirmó que su misión era "cumplir con el resultado del referéndum", que en junio de ese año decidió el Brexit por 52% de votos. Así, Theresa May jugó el miércoles su última carta para salvar su impopular acuerdo prometiendo dimitir en cuanto logre sacar a Reino Unido de la UE, al tiempo que los diputados mostraban su falta de consenso votando contra todas las propuestas alternativas. Tras acordar un corto aplazamiento en la fecha del Brexit, inicialmente prevista para este viernes, la UE advirtió que si Reino Unido no adopta esta semana el acuerdo negociado entre Londres y Bruselas, el país deberá presentar un plan B antes del 12 de abril. PUEDES VER: Brexit: Theresa May dimitirá antes de la segunda fase de negociación con la Unión Europea Con la intención de encontrar una salida, el Parlamento arrebató al gobierno el control de la agenda de debates y emprendió el estudio de ocho alternativas al acuerdo de Theresa May, desde un Brexit suave hasta la anulación del proceso pasando por la organización de un segundo referéndum. Sin embargo, en una cámara muy dividida entre euroescépticos y proeuropeos, el resultado no sirvió para sacar nada en claro: los diputados votaron en contra de todas las propuestas. "Aquí no hay opciones fáciles, no hay un camino sencillo", dijo el ministro del Brexit, Stephen Barclay. Esto "refuerza nuestra visión de que el acuerdo negociado por el gobierno es la mejor opción", agregó, llamando "a todos los diputados de la cámara, en nombre del interés nacional, a respaldarlo". Six big changes are happening next week. Everyone should know about them. pic.twitter.com/S5W4L1RnNY — Theresa May (@theresa_may) 27 de marzo de 2019 El texto ya fue estrepitosamente rechazado dos veces, el 15 de enero y el 12 de marzo, por los diputados pero Theresa May decidió el miércoles poner toda la carne en el asador en un intento desesperado por lograr sacarlo adelante en una votación que podría tal vez organizar este viernes. Para poder esperar que el texto sea aprobado, Theresa May necesita convencer al menos a 75 de sus propios legisladores rebeldes, varios de los cuales habían pedido que abandonase las riendas del partido, del gobierno y del Brexit. Así que la líder conservadora los reunió y les dijo: "Sé que a algunos de ustedes les preocupa que si votan a favor del Tratado de Retirada, lo tomaré como un mandato para pasar rápidamente a la segunda fase de negociación (...) No lo haré". "Sé que existe el deseo de un nuevo enfoque -y un nuevo liderazgo- en la segunda fase de las negociaciones de Brexit, y no me opondré a ello", prometió. PUEDES VER: Brexit le cuesta US$ 1.000 mllns semanales al Reino Unido El DUP se opone Pese a ser caótica, la toma de control por el Parlamento incrementa las posibilidades de que Reino Unido acabe optando por un Brexit más suave o por pedir un largo aplazamiento de la fecha de salida. Ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidió el miércoles a los eurodiputados que estén "abiertos a una larga prórroga si Reino Unido desea repensar su estrategia sobre el Brexit". Theresa May confía en que esta perspectiva convenza a los detractores de su acuerdo de que es mejor aprobarlo que correr riesgos. Y esperaba que su promesa de dimisión diese el empujoncito que faltaba. El truco pareció surtir efecto en algunos de los rebeldes conservadores euroescépticos aunque no en todos. Pero, sobre todo, no impresionó al pequeño partido unionista norirlandés DUP, de cuyos 10 diputados depende la frágil mayoría de May en el Parlamento y sigue oponiéndose al punto más conflictivo del acuerdo, la denominada "salvaguarda irlandesa". "Dado que los cambios necesarios que queremos para la salvaguarda no fueron acordados entre el gobierno y la Unión Europea (...) no apoyaremos al gobierno si organizar una nueva votación", anunció el DUP en un comunicado, dando al traste con las esperanzas de la primera ministra. Conscientes de la dificultad de acordar una solución alternativa, los diputados se habían dado dos días para intentar identificar que opción u opciones tendrían el respaldo de la mayoría. Así, a partir del resultado de la votación del miércoles intentarán llegar a un consenso basado en el compromiso en otra sesión prevista el próximo lunes. May dijo no confiar en que los diputados logren ponerse de acuerdo, pero advirtió que si lo consiguen no está obligada a acatar el resultado de una votación que no es vinculante. A lo que algunos diputados respondieron amenazando con presentar una proposición de ley para obligarle a hacerlo. Los legisladores aprobaron por otra parte el miércoles cambiar oficialmente la fecha del Brexit, inicialmente prevista para el 29 de marzo y que ahora será el 12 de abril o el 22 de mayo en función de si logran o no aprobar un acuerdo. PUEDES VER: Una Theresa May amenazada mantiene las negociaciones en plena crisis por el Brexit "Una mujer difícil" Theresa Brasier --su nombre de soltera-- nació el 1 de octubre de 1956 en Eastbourne, ciudad costera del sureste del país. Tras estudiar geografía en la Universidad de Oxford, donde conoció a su esposo, Philip, y trabajar brevemente en el Banco de Inglaterra, dio sus primeros pasos en política en 1986, año en que fue elegida concejala del distrito londinense de Merton antes de convertirse en diputada en 1997. De 2002 a 2003 fue la primera mujer en ocupar el cargo de secretaria general de su formación. La propia May se describió una vez como "una mujer jodidamente difícil", y su actual ministro de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, advirtió hace unos meses: "No subestimen a Theresa May". Aunque sus enemigos la han acusado de tener poca altura de miras, todos coincidían en su laboriosidad. "Es muy diligente, muy trabajadora, se sumerge en los detalles, es bastante tecnócrata, muy dura, y puede ser tozuda", explicó a la AFP el exlíder liberaldemócrata Nick Clegg, que fue viceprimer ministro del gobierno de coalición de Cameron. "Todas estas cosas son cualidades bastante buenas en un político del gobierno", reconocía Clegg. Pero "nunca vi realmente en ella mucha imaginación, ni flexibilidad, ni instinto, ni visión". Autor: Anna Cuenca / AFP