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Félix Dorian: “El rock va a morir cuando muera la humanidad”

El rockero arequipeño Félix Dorian descarta por completo la idea de que el auge de la música urbana sea el ocaso del rock, y, por el contrario, asegura que este sigue siendo vital para expresar lo que con otros géneros no se puede.

Desde 1997, Félix Dorian se ha dedicado al rock. Ha publicado tres álbumes de estudio y tres álbumes en vivo. Foto: Félix Dorian/Instagram
Desde 1997, Félix Dorian se ha dedicado al rock. Ha publicado tres álbumes de estudio y tres álbumes en vivo. Foto: Félix Dorian/Instagram

Ser rockero, independiente, y de provincia no es sencillo, pero Félix Dorian ha logrado seguir adelante y este año 2022 celebra 25 años, sus bodas de plata, dedicados a la música, por todo lo alto con presentaciones y nuevos lanzamientos.

Hay canciones que marcan generaciones, en el caso del rockero arequipeño fue el sencillo, “Mi profesora de inglés”, la pieza con la que inició su carrera y que aún hoy, cinco lustros después, permanece como una de las favoritas entre sus seguidores. “Ese tema sí lo suelo tocar cuando voy a Arequipa, porque ahí como tanto se acuerdan, siempre lo piden”, aseguró.

Fue en 1997, cuando Félix Dorian debutó de forma oficial en la Fiesta de la Música de la Alianza Francesa de Arequipa, el camino hasta ahora no resultó sencillo y, tal como confiesa, no se encuentra en el punto en que imaginó estar cuando emprendió su proyecto solista, porque sus sueños, al igual que la música, el rock, no tienen fin, según contó en una entrevista con La República.

Estos 25 años, ser rockero independiente no ha sido fácil. ¿Qué es lo más duró que has pasado?

En los tres primeros años me dolía un poco que me dijeran: ‘No, tu disco no está para tocar, para presentar’. Yo me las creía, era como que no tienes todavía cierta firmeza en lo que crees.

Con los años empecé a adquirir seguridad. Ya sé cómo se maneja y estoy trabajando con profesionales, buenos estudios, músicos. Estoy siempre asesorado de gente profesional cada vez más.

Hasta el momento has sacado tres discos de estudio. ¿A cuál le tienes más cariño?

Cada uno tiene un sueño particular. Pero es el primer disco, “Donde el vino es azul” (2002), porque justamente significó lanzarte a la piscina.

Yo ya estaba en Lima y tomé contacto con músicos, productores, uno de ellos tecladista del grupo Amén, Henry Ueunten. Y con él, en su estudio, hicimos parte de la grabación de este primer disco. Ahí se incluyó la “La profesora de inglés” en una versión un poco más rock a la original.

Algunas de tus canciones son de amor y desamor, pero hay otras que tienen una letra más terapéutica.

Yo empecé a estudiar psicología como segunda carrera y a veces inconscientemente comienza a salirte eso, mensajes que quisieras dar a tus pacientes, pero te salen en la canción. Por eso el mismo disco, “La vida te espera para más”, tiene esa onda.

Además, empecé a entrar en una búsqueda de nuevos sonidos que tienen que ver más con algo experimental, saliéndonos un poco del contexto clásico de guitarra, bajo y batería.

¿Qué nuevos sonidos buscas?

Me están gustando mucho los sonidos orientales. Por la misma carrera de psicología, hice un diplomado en musicoterapia y empecé a escuchar sonidos fantásticos. Uno de mis profesores me enseño una afinación que para nuestros oídos es desafinada, pero para el oído de alguien de la India o de zonas cercanas suena como un Sitar (una especie de guitarra grande que tocan en la India) es como un sonido que llaman Raga, que te hace sentir que vas a entrar en trance y meditaciones. Incluso, los Beatles al final de su carrera estuvieron en esa onda psicodélica, no quiero entrar totalmente ahí, pero sí acércame.

Actualmente hay otros géneros que están dominando ¿La música urbana mató al rock?

No, el rock está silencioso, algunos piensan que se ha vuelto como el jazz, música de culto. Yo tampoco comparto eso. Para mí, el rock va a morir cuando muera la humanidad. No es porque considere que es la única música. Considero que nació de ser irreverente, para demostrar lo que otras músicas no pueden. El sentimiento propio (como) salga, la energía. Yo no digo que hay que tocar como la banda del chavo, fuera del ritmo y la movida. Pero si puedes darte ciertas licencias que son propias a veces de la catarsis de un ser humano.

Y en esa línea, ¿a qué nuevos talentos hay que prestarles atención?

Hay muchos grupos no solamente de Lima. Por ejemplo, en Arequipa hay propuestas de diferentes estilos. Hay un solista del grupo Los Farris, Richie Farris, me parece que es una buena alternativa.

Otra persona que no es tan nuevo es Lord Sapo. Él hace una fusión bien interesante entre lo que es la música trova con el rock, quizás con influencias del rock argentino, incluso influencias del punk moderno.

¿Cómo fue volver a los escenarios después de dos años de ausencia por la pandemia del coronavirus (COVID-19)?

Fue gratificante en el sentido de la emoción de volver a sentir el calor, toqué un par de veces vía streaming pero no sentí el mismo impacto, es otra cosa, definitivamente es una energía tener al público, y bajarte del escenario y tomarte fotos con ellos y compartir. En un momento me baje justamente para que compartieran conmigo cantando.

Tienes dos presentaciones a puertas, el 18/3 y el 6/4. ¿Qué otros proyectos más están en camino?

El videoclip de “Mónica” es la recreación de la historia (una leyenda urbana), pero en este caso no es con actores ni es animación. Es una sorpresa.

También se viene el nuevo álbum (aún sin nombre), pero ya tiene cinco canciones, una de ellas es “Vete ya”, que es un track y quizás paralelamente vamos a lanzar un disco más. Estaba hablando con mi amigo Gustavo Delgado de Shaya Music, y la idea era después de 25 años grabar un recopilatorio de todas las producciones y quizás en vinilo, eso seria muy interesante.

¿Y qué canciones fijas irán en este álbum recopilatorio?

Fijas tiene que ir “La profesora de inglés”, “Mónica”, “En un desierto”, “Nunca más”, “Nunca te rindas”, “Para proteger”, “La vida te espera para más” y “Mercenario”.

¿De qué trata “Mercenario”?

Es un tema que tiene que ver con el contexto musical no solo del Perú, sino de algunos países de Latinoamérica. ‘‘Mercenario’’ se empezó a decir a las personas que cobraban antes de la pandemia cupos para poder tocar. “Ya, vas a tocar, tienes que pagarme esto y si quieres tocar en más sitios, más”.

Esto no solo se da en Perú, también en Argentina, México, era algo parecido a la payola -de ‘pay to play’, pague para emitir en español-, como le llaman en Centroamérica y Colombia, pero, a diferencia de pagar a una radio para que pasen tus temas, estaban pagando para subir al escenario y eso me parece totalmente criticable, porque ya de por si hay todo un trabajo. La música es un trabajo, que necesitamos retribución para poder continuar. Sobre todo, se aprovechan de las bandas jóvenes, solistas jóvenes.

¿Cuál sería tu consejo para estos artistas nuevos?

Yo les diría que ese dinero lo inviertan grabando, produciendo, haciendo esos contactos en redes. Por último, que los grupos mismos se junten y hagan su evento, y no caigan en las manos de estas personas.