Esmeralda Hernández: "La tauromaquia se constituye en el símbolo de la explotación y tortura de los animales"
La senadora colombiana, miembro de la coalición oficialista, cuenta cómo consiguió que se aprobara el proyecto que prohíbe las corridas de toros en su país.
El pasado 28 de mayo, el senado colombiano aprobó un proyecto de ley que prohíbe las corridas de toros en su territorio, una noticia que tuvo impacto mundial. Bajo el lema “No más olé”, la senadora Esmeralda Hernández, del Pacto Histórico, la coalición que sostiene al presidente Gustavo Petro, fue autora de esa iniciativa. En esta entrevista habla del camino recorrido por su propuesta hasta lograr el visto bueno de sus colegas.
Más allá de la votación histórica en el senado de su país, ¿cómo es que se involucró usted con el tema de la prohibición de las corridas de toros?
Pues yo creo que desde muy pequeña fui muy crítica de esta práctica. De hecho, aquí en Colombia todas las corridas de toros se pasaban por televisión, en horarios prime, era un evento para verlo en familia. Y mi familia nos obligaba a mi hermana y a mí a verlas. Yo lo recuerdo como una cosa traumática. Nosotras llorábamos, no queríamos ver esos programas, nos parecía terrible. Y desde allí nos cuestionamos por qué esto se validaba como un espectáculo público, legítimo, que hacía que la sociedad aceptara la tortura a los animales. Luego fui alcaldesa en una localidad de Bogotá y en ese escenario lo que hicimos fue posicionar la agenda pública por los derechos de los animales. En el departamento de Nariño, en el suroccidente del país, también posicionamos la primera política pública a favor de los derechos de los animales. Siempre he estado pendiente de los procesos de explotación animal y creo que este (las corridas de toros) es uno de los más aberrantes. Yo lo he dicho antes: la tauromaquia se constituye en el símbolo de la tortura, el dolor y la explotación animal. Entonces, lo que hicimos en Colombia fue derrotar un símbolo, gracias a la lucha de la ciudadanía.
Entiendo que han sido 30 años de insistencia con el tema de las corridas de toros y 14 votaciones que fueron rechazadas, ¿a qué se debe el triunfo del proyecto que usted ha encabezado? ¿Tiene que ver con un cambio en la correlación de fuerzas en el Congreso de Colombia, que ya no hay tantos votos conservadores, o se debe a una negociación muy fina con todas las fuerzas parlamentarias?
Yo creo que ha sido la combinación de las dos cosas. Este Congreso que se posicionó en el 2022 es diferente, es un Congreso renovado, en el que participan muchas personas jóvenes, sobre todo en la Cámara de Representantes y eso nos da un aire distinto, porque las nuevas generaciones rechazan este tipo de prácticas. Pero todavía somos una minoría. En Colombia, los partidos tradicionales son una mayoría aplastante. Otra cosa que tiene que ver con el éxito del proyecto es que aborda una sola práctica. Varios de los proyectos fallidos incluían otras prácticas, como las corralejas, que es algo de la zona norte del país, o las peleas de gallos. Por supuesto que las rechazamos a todas, pero estas están arraigadas en algunas regiones del país y si las juntas a todas en la misma bolsa, es muy difícil avanzar en la concertación política. Aquí conversamos con todos para llegar a acuerdos que se vieran reflejados en el proyecto de ley. Uno de ellos es que la prohibición no será de un día para otro sino que habrá un periodo de transición, de tres años, en el que se tiene que identificar a las familias que reciben ingresos del sector taurino, para vincularlos a un proceso de reconversión laboral.
¿En los 93 votos que consiguió el proyecto también hay votos de la ultraderecha?
Aquí hay dos partidos de oposición, que podemos decir que son de derecha radical: Centro Democrático y Cambio Radical. De ellos tuvimos dos votos en Cámara de Representantes, que fueron en contra, pero que nos dieron el quorum para continuar con la discusión. Porque lo que quería el sector taurino era dejarnos sin quorum, porque sabían que no tenían los votos. Y también trataron de dilatar el tema lo más que se pudiera. Y votos a favor de esos dos sectores fueron realmente muy pocos, pero sí tuvimos el acompañamiento de algunos de ellos. Hubo un caso muy bonito en el que un senador del Centro Democrático dice: “Yo voy a votar a favor simplemente porque es una exigencia de mis hijas, de mi familia, que no me perdonaría que yo vote por la tortura”. Hay otro caso de un senador de derecha que alegó la objeción de conciencia para votar con nosotros. Son bonitos, pero muy poquitos.
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Una encuesta de la empresa Datexco dice que el 86% de los colombianos está en contra de las corridas de toros. ¿Por qué demoró tanto la prohibición si ya hay una conciencia masiva que las rechaza?
Mira, esa es una encuesta que se ratificó hace cuatro días. Hicieron la misma encuesta después de la aprobación de la ley y sale el mismo porcentaje. El 86% está en contra. El 11% está a favor y el otro 3% no se ubica en ninguna posición. En Colombia, y yo creo que también en los países en que subsiste la tauromaquia, la mayoría de la gente está en contra de la práctica, pero entendemos que los taurinos tienen unos poderes muy fuertes. Y tienen representantes que están ubicados estratégicamente en esferas de poder, sobre todo alrededor del Estado colombiano. Usted no se imagina el nivel de lobby tan alto que se hacía en el Congreso de la República. Una sola llamada podía cambiar la votación completa de una bancada. Nos enfrentamos a poderes políticos que están asociados con los clanes regionales y los poderes económicos de las regiones, que ven a la tauromaquia como un punto de encuentro, un escenario donde se preserva el statu quo. Entonces, yo decía que esta pelea también era un pulso democrático entre la ciudadanía, que es la inmensa mayoría, que acompañaba la prohibición, versus un poder pequeño pero estratégicamente ubicado y enquistado en escenarios de poder.
Las asociaciones de animalistas respaldaron el proyecto de Esmeralda Hernández bajo el lema "No más olé". Foto: Archivo Esmeralda Hernández
¿Hay un cálculo de cuántas familias están involucradas en el tema de las corridas de toros? ¿Se tiene claro a cuántas se tendrá que auxiliar cuando la fiesta brava se elimine definitivamente en 2027?
El proyecto establece un plazo para identificar a esas familias, porque ese dato no existe formalmente. No lo tienen los privados, no lo tienen los taurinos, y tampoco lo tiene el Estado colombiano. Sin embargo, uno ya puede ir dimensionando la situación, porque tauromaquia hay en unos 20 municipios. Pero cumpliendo todas las condiciones legales, solo hay unos seis municipios. Y hay dos ciudades en las que es muy fuerte, Manizales, que se vino posicionando como la capital taurina del mundo, o algo así, y Cali, donde hay un aforo muy fuerte, tanto que la feria de la ciudad gira alrededor de la tauromaquia. Pero también tenemos claro que esta es una actividad que le genera recursos a las familias de manera esporádica, porque la temporada taurina solo dura cuatro días al año.
Uno de los argumentos de los taurinos es que el toro de lidia podría desaparecer si se prohíben las corridas. ¿Eso tiene sustento?
Científicamente eso no tiene sustento por varias cosas. Cuando uno habla de un proceso de extinción, se refiere a una especie. Y en este caso la especie es el toro, y es evidente que esa especie está muy lejos de desaparecer en el mundo, y en Colombia hay millones de ejemplares. Ahora, el toro de lidia es el resultado de una modificación genética y de la crianza. Pero incluso si desapareciera la raza toro de lidia, la especie no estaría en riesgo. El toro de lidia no representa un rol fundamental en el equilibrio ecosistémico, no estamos alterando ninguna función natural. Además, es un animal introducido a América Latina y quienes deberían estar preocupados por su preservación no somos nosotros, sino España.
Usted decía que hay élites que están vinculadas a esta práctica, quería saber si también hay economía ilegales cercanas a las corridas de toros.
No me atrevería a afirmarlo. Aunque nosotros hemos hecho denuncias puntuales de casos que se han presentado, en municipios como el de Cundimarca, o del departamento de Boyacá, que con el solo hecho de convocar las corridas ya están cometiendo una ilegalidad porque no reunían los requisitos de ley. Y eso implica evasión de impuestos y otras exigencias de la corte constitucional.
Manizales y Cali son las localidades colombianas en las que el toreo tiene mayor presencia. Foto: AFP
¿Las corridas de toros tenían un régimen tributario especial?
Imagínate que con este Gobierno aprobamos la reforma tributaria. Y cuando trabajábamos ese tema, encontramos que ellos estaban exentos del IVA, que es un impuesto del 19% que lo paga la inmensa mayoría de los colombianos. Había un artículo en el estatuto tributario que en las extensiones metía a la tauromaquia, para no pagar el IVA. Y acá hay una regla que dice que los que no pagan el IVA son los que hacen una contribución especial a la sociedad, como algunos sectores de la agricultura, y ellos estaban allí metidos. Y eso era resultado de los poderes que tienen una influencia enorme en el Congreso. Nosotros logramos que salieran de esa excepción y empezaran a tributar.
¿Confía que en el 2027 ya no habrá corridas de toros en Colombia o los grupos conservadores lograrán revertir el voto histórico que consiguieron ustedes en el Congreso?
Yo creo que la lucha no termina acá. La ley ya va para sanción presidencial y de allí va a la Corte Constitucional, como cualquier ley. Seguramente, darán la pelea en la corte, ya lo han anunciado. Han anunciado múltiples demandas, nosotros tenemos la tranquilidad de que la ley fue construida a la luz de la Constitución. ❖