Salvar la Amazonía
En la cumbre sobre cambio climático COP26, en Glasgow, Escocia, se acordó detener la deforestación de los bosques al 2030. En tanto, se estima que este 2021 se han perdido 860 mil hectáreas de selva amazónica en Sudamérica. ¿Qué se puede hacer para salvarla?
La COP26, la cumbre climática que se celebra en Glasgow, Escocia, y que ha sido considerada quizá como “la última oportunidad de la humanidad para salvar el planeta” se inició con un acuerdo que nos importa: 132 países firmaron compromisos para detener la deforestación en el mundo al 2030. La medida contempla tácitamente -si se cumple- salvar la selva amazónica, el mayor pulmón verde del planeta.
En un discurso tras la firma, el presidente de la cumbre, Alok Sharma, señaló: “Los bosques son una de nuestras mejores defensas contra el cambio climático catastrófico y son esenciales para mantener vivo el 1,5°C. Este compromiso histórico ayudará a poner fin a los efectos devastadores de la deforestación y apoyará a los países en desarrollo y las comunidades indígenas que son los guardianes de gran parte de los bosques del mundo”.
En Sudamérica, la Amazonía ocupa alrededor de 7.4 millones de kilómetros cuadrados en 9 países: Brasil, Perú -los de mayor territorio amazónico-, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa.
Cifras del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) señalan que en lo que va del 2021 se habrían perdido 860.000 hectáreas de bosque primario en los nueve países amazónicos. “La deforestación ha estado concentrada en tres países: Brasil (79%), Perú (7%) y Colombia (6%)”, señala el MAAP.
En el Perú, según esta organización, la deforestación de este año se ha debido al impacto de una nueva colonia menonita sobre un extenso territorio en Loreto y Ucayali que han devastado para favorecer la ocupación humana y cultivos de arroz. Otros impactos recientes en la selva peruana se deben a la minería aurífera ilegal y la agricultura a mediana escala.
El 2020, la deforestación alcanzó las 203,272 hectáreas en el Perú, la cifra más alta de los últimos veinte años, según el monitoreo realizado por el Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente. Para el exministro del sector, Gabriel Quijandría, la ausencia del trabajo presencial por el COVID-19 permitió la entrada de la economía ilegal a algunas zonas y en el 2020 se perdió una cantidad superior a las 145 mil del 2019.
Entre el 2001 y el 2020, según el Programa de Conservación de Bosques, perdimos 2′636, 585 hectáreas en nuestra Amazonía.
A nivel regional, Brasil es el país que más bosques ha perdido por la deforestación. Un informe de la plataforma brasileña MapBiomas Amazonía señala que entre 1985 y 2020 se perdieron 74,6 millones de hectáreas en los nueve países amazónicos, un área equivalente a la superficie de Chile, y de esa cifra, 62 millones de hectáreas eran territorio brasileño.
Bolivia, Perú y Colombia, en ese orden, son los países amazónicos con más territorio deforestado después de Brasil.
¿Qué hacer?
El Perú ha suscrito el acuerdo de la COP26 para detener la deforestación, aunque en nuestro país han criticado la ausencia del presidente Pedro Castillo en esa cita mundial. Para lograr el objetivo planteado al 2030, el mundo contempla 19 mil millones de dólares que financiarán la protección los bosques. Esta vez han firmado Brasil, China, Rusia -que hasta ahora eran renuentes- y otros países que en conjunto tienen el 85% de los bosques del planeta.
En el Perú la tala y quema de bosques para el desarrollo de actividades agropecuarias en tierras no aptas, son la principal causa de la deforestación en nuestra Amazonía. La tala ilegal, la minería ilegal y el narcotráfico también son problemas graves en la selva peruana. En otros países, como Brasil y Bolivia, el cambio de uso de suelos para el cultivo de soya o la ganadería son los que devastan la selva amazónica.
¿Qué estamos haciendo en protección de los bosques en el Perú? El Programa Nacional para la Conservación de Bosques, dependiente del Minam, trabaja con 274 comunidades y ha otorgado incentivos económicos y logrado compromisos para la conservación de casi 3 millones de hectáreas de bosque. También monitorea 76 millones de hectáreas para llevar el registro de posibles daños, con imágenes de satélite.
“Para el 2030, en el marco de nuestra nueva estrategia de intervención, hemos proyectado ampliar la conservación a 10 millones de hectáreas de bosques, en beneficio de 1,000 comunidades nativas y campesinas, además de pequeños productores del bosques y población local, a través del mecanismo de incentivos y otros instrumentos de conservación”. señalan desde esta área del Minam.
Ya en el marco del acuerdo logrado en la COP26 hay desconfianza en lo que pueda hacer Brasil en defensa de su selva amazónica, toda vez que bajo el gobierno de Jair Bolsonaro se incrementaron la ocupación de colonos y los daños sobre ese extenso territorio.
“Sobre este punto ha surgido una duda: ¿se puede confiar en Bolsonaro para llevar a cabo este plan?”, se preguntaba la BBC. Y citaba: “El secretario de Medio Ambiente de Reino Unido, George Eustice, dijo: “La última vez que se hizo un pacto similar, en 2014, no estaban ni Brasil, ni Rusia, ni China. Por eso, que hayan firmado significa un gran paso en este objetivo”.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, también señaló que “está confiado” de que los objetivos del pacto se consigan. “Tenemos que sumar intenciones y hacer lo correcto. Lo podemos lograr”. El solo hecho de que el presidente de la nación más poderosa del planeta se pronuncie, puede darle un impulso adicional al acuerdo.
Además de la Amazonía, los fondos servirán para proteger otras grandes extensiones de selva como la cuenca del Congo, el segundo bosque tropical más grande del mundo. Antes, el 2014, ya se había firmado un acuerdo similar que planteaba reducir la deforestación por tramos al 2020 y al 2030 pero fracasó. La deforestación es causante del 30% de las emisiones de CO2 y por eso es crucial el acuerdo logrado.
En medio de la desconfianza del mundo, la COP26 trata de reducir las emisiones por debajo del 1.5 grados al 2050, acabar con los combustibles fósiles (carbón, petróleo), hacer la transición a energías limpias, proteger a las personas y a la naturaleza de los efectos del cambio climático. Alok Sharma, presidente de esta cita global ha dicho: “La COP 26 es nuestra última esperanza de mantener viva la meta de 1,5 grados, nuestra mejor oportunidad de construir un futuro”.