Domingo

El hombre equivocado en la Casa Blanca

Trump aceptó hablar varias veces con el legendario reportero Bob Woodward con la idea de que esta vez lo trataría mucho mejor, y aunque el resultado disgustó al presidente norteamericano, el libro Rabia se vende como pan caliente.

El presidente Donald Trump creyó que el reportero Bob Woodward sería más indulgente con él si aceptaba todas sus solicitudes de entrevista. Por negarse a responder cuando el periodista escribía el libro anterior, Miedo (2018), Trump quedó muy mal parado por el descarnado retrato que Woodward hizo de él. Así que cuando se enteró que Woodward trabajaba la segunda parte, no dudó un instante en conversar 18 veces con el autor para absolver sus preguntas. Además, prefirió aparecer en la publicación absolviendo las interrogantes de uno de los periodistas más influyentes de los Estados Unidos, cuyo libro saldría a la luz en un año en el que Trump postula a la reelección. Pero en Rabia (2020), Woodward de ninguna manera apaña al presidente sino más bien lo describe como insensible, peligrosamente desinformado e incompetente, basándose no solo en fuentes privilegiadas sino también en las propias palabras del mandatario.

No se podía esperar menos del reportero de investigación del diario The Washington Post, quien, junto con su colega Carl Bernstein, destapó el famoso caso de espionaje político conocido como Watergate. No obstante la extraordinaria votación con la que fue reelecto el republicano Richard Nixon, Woodward y Bernstein continuaron con la indagación que obligó al presidente a renunciar para evitar la destitución y la cárcel. Rabia, coincidentemente, se publica poco tiempo antes de la postulación a la reelección del también republicano Trump, y aunque la cuestión de fondo no es la revelación de uno o varios actos de corrupción, lo que evidencia Woodward es un mandatario incapacitado para continuar como inquilino de la Casa Blanca.

“Durante casi 50 años escribí sobre 9 presidentes, desde Nixon a Trump, un 20 por ciento de los 45 mandatarios estadounidenses. Un presidente debe estar dispuesto a acompañar a la gente en los peores momentos, en las buenas y en las malas noticias. Todos los presidentes están obligados a informar, alertar, proteger y definir metas en función del verdadero interés nacional. Y también deben responder con la verdad al mundo, particularmente en situaciones de crisis. Sin embargo, Trump ha preferido convertir su particular criterio personal como principio rector de su mandato presidencial”, explica Woodward en el libro: “Después de evaluar en su totalidad su actuación en la Casa Blanca, no puedo llegar a otra conclusión que a la siguiente: Trump es el hombre equivocado en el puesto de presidente”.

Naturalmente, ni bien algunos medios difundieron adelantos de Furia, Trump no tardó en reaccionar con su estridente estilo. Herido por la supuesta traición de Woodward -en el sentido de que no recibió un buen trato en contraparte por las 18 entrevistas que le concedió-, el presidente pretendió poner en tela de juicio la credibilidad del periodista. Trump alegó que le dio información privilegiada de enorme relevancia sobre su actuación frente a la pandemia del nuevo coronavirus, y que, en lugar de publicarla en The Washington Post -donde trabaja como Editor Asociado-, se la guardó para el libro Furia. Además, desde su cuenta de Twitter atacó la reputación del reportero. Trump confesó a Woodward que desde el principio supo que la enfermedad era muy letal, pero que públicamente subestimó el impacto de la misma para no generar pánico. “Woodward tuvo mis declaraciones durante meses. Si él pensaba que eran tan malas o peligrosas, ¿por qué no informó de ellas inmediatamente con el fin de salvar vidas? ¿No tenía obligación?”, tuiteó Trump. Woodward respondió que la obligación de salvar vidas corresponde al presidente, algo que, como demuestra en Rabia, incumplió Trump. Por su parte, Woodward cumplió con acreditar que el republicano no debería continuar en el cargo.