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Cultural

Rodrigo Hasbún: “La familia es un lugar de amenazas y peligros”

El escritor boliviano fue uno de los invitados del Hay Festival de Arequipa. Aquí expone algunos puntos sobre uno de los temas más caros de su narrativa.

Rodrigo Hasbún. El escritor boliviano fue uno de los invitados del Hay Festival de Arequipa. Aquí expone algunos puntos sobre uno de los temas más caros de su narrativa.
Rodrigo Hasbún. El escritor boliviano fue uno de los invitados del Hay Festival de Arequipa. Aquí expone algunos puntos sobre uno de los temas más caros de su narrativa.

Está considerado como uno de los jóvenes escritores más talentosos de América Latina. Aunque nació en Bolivia, la mayor parte de su vida la pasó fuera. “Para mí la escritura es también una forma de volver, de seguir indagando en mi país y en cómo afecta a mis personajes, en cómo lidian ellos con ese lugar”, declara el literato que participó en el pasado Hay Festival. Hasbún prefiere abstenerse de hablar de la situación política de su país por el momento. El ganador del Premio Unión Latina a la Novísima Narrativa Breve Hispanoamericana habla largo y tendido de su narrativa. Hasbún acaba de publicar Los años invisibles (Random House).

Es la segunda vez que visita Arequipa por el Hay. ¿Qué escritores peruanos le interesan?

– Muchos. De mi generación, por ejemplo, los cuentos de Carlos Yushimito. Su escritura es de una riqueza inusual, y te empuja todo el tiempo a cuestionar los límites de la literatura. Más en general, a Julio Ramón Ribeyro lo releo y hace un tiempo le dediqué un capítulo de mi tesis doctoral a La tentación del fracaso, para mí es uno de los dos o tres diarios fundamentales en nuestro idioma.

Gran parte de su literatura está atravesada por las relaciones familiares. ¿Qué le atrae tanto?

–Las familias son el lugar donde suceden nuestros aprendizajes más perdurables. Ahí ponemos en práctica nuestras primeras lealtades y traiciones, y también la violencia y el abandono, y tantas otras cosas. Tenemos una idea romántica de ese reino incierto cuando en verdad se trata de una institución de una gran complejidad, que oscila sin mayores dificultades entre lo luminoso y lo pesadillesco.

Publicó una novela sobre cómo conlleva una mujer el abuso de su propio hermano. ¿Nuestros familiares también pueden ser el origen de nuestras más graves desgracias?

– Sí, lastimosamente. Es perturbador volver a saber una y otra vez que ese lugar que debiera ser el más seguro está lleno de amenazas y peligros, sobre todo para las mujeres. En el caso de Elena, la protagonista de El lugar del cuerpo, es su hermano mayor quien la viola de forma reiterada cuando ella tiene menos de diez años. Elena intenta enfrentarse a los fantasmas y al daño que provoca ese hecho.

Tiene descendencia árabe y le preocupa Palestina. ¿La guerra que tiene con Israel cree que pueda ser combustible para su obra?

–Llevo años dándole vueltas a una novela del tema palestino, pero desde el lugar que conozco mejor, que es el de los árabes migrantes a Latinoamérica. Mi abuelo paterno tenía 17 años cuando llegó a Bolivia en los treinta, y me gustaría hacer algo a partir de su historia. Las condiciones infrahumanas en las que sobreviven los palestinos hace décadas no dejan de conmoverme, así como conmovían a mi abuelo, al que vi llorando varias veces mientras miraba las noticias sobre lo que sucedía en su país. Algún día espero ser capaz de transformar esa indignación y dolor en una novela que valga por sí misma.

¿Hacia dónde cree que va la literatura del futuro? ¿Tendrá algo que ver con las redes sociales o serán como el agua y el aceite?

–La literatura es un animal lento, que se arrastra por ahí a una velocidad a menudo distinta de aquello que la rodea. Además, no siempre se mueve hacia delante, sino también a veces hacia un costado o atrás. A menudo algunos escritores de hace mucho iluminan mejor nuestro presente que nuestros contemporáneos, y son más audaces y más innovadores en su forma. Pasa con Woolf y Kafka y Borges. Pasa incluso con Cervantes. Hay días en los que esos cuatro me parecen escritores bastante más actuales y novedosos que casi cualquiera que haya publicado algo este mes.

Coetzee y Bolaño

– Ha dicho que uno de los escritores que más admira son Coetzee y Bolaño. ¿Qué ve en ellos que otros escritores no tienen? También mencionó que leer Los detectives salvajes le cambió la vida, ¿por qué?

– Son dos escritores que leí cuando todavía no había llegado a los veinte, y me movieron el piso. Me impresiona mucho la manera en la que Coetzee aborda la historia y la realidad brutal de Sudáfrica sin dejar de asumir en ningún momento grandes riesgos narrativos. Sus libros son artefactos bellísimos, donde lo dramático, lo filosófico y lo poético confluyen de manera sutil, y creo que podemos aprender mucho de él. Por su parte, Bolaño me mostró cuán rabiosa y cercana podía ser la literatura. La suya es una voz de alguien que disfrutaba enormemente lo que hacía, la voz grata de un viejo amigo.

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