Festival de Cine de Lima 2022: entrevista con Tito Catacora, director del documental peruano “Pakucha”
El tío y productor del desaparecido Óscar Catacora, director de “Wiñaypacha, ha presentado un documental en homenaje a los rituales ancestrales practicados para cuidar de la alpaca. Tito Catacora nos cuenta su experiencia con esta producción.
Crédito: Sandro Mairata
“Sí, se siente la presión por el apellido”, confiesa Tito Catacora. “Igual nos vamos a esmerar y estamos logrando salir adelante en soledad”. Catacora ha venido a Lima a presentar “Pakucha”, la última película en la cual colaboró su desaparecido sobrino Óscar, hoy reconocido por su monumental filme “Wiñaypacha”, de 2017. Nacido en Acora, Puno, Tito (48) siempre trabajó en la producción con Óscar en la dirección, pero en “Pakucha” cambiaron roles.
La cinta, hablada en aymara, trata acerca de una comunidad altoandina de Puno a 4.000 m s. n. m. que cada año sigue el ritual de fertilidad animal denominado uywa ch’uwa en honor a la Pakucha, el espíritu de las alpacas que habita en las montañas. Presentado en el Festival de Cine de Lima 2022, la finalidad de este documental es dar a conocer este ritual, muy importante porque de él dependen las nuevas camadas de alpacas a cargo de las comunidades puneñas.
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—El documental no dice exactamente dónde ocurren los hechos. ¿Por qué?
—Está filmada en Puno, y sí deja entender que está en una ecorregión andina, porque los pastores que se dedican a la actividad agropecuaria deben estar alrededor de los 4000 m s. n. m. Como es un acto ritual, obviamente está básicamente localizado en esa zona.
—¿Qué implica el ritual de la uywa ch’uwa?
—Es un ritual de fertilidad que las familias suelen realizar todos los años. Generalmente, en las diferentes comunidades se practican estos actos rituales desde los meses de noviembre, diciembre, enero, febrero —más o menos en ese lapso de año—. El año andino pastoril no tiene una fecha exacta, un mes específico, pero sí oscila entre esos meses que he mencionado. Hay dos fases. Una primera fase es cuando hacen la limpieza de enfermedades, o puede ser que de repente los apus tutelares no estén conformes. La segunda fase más bien ocurre cuando convocan al espíritu de la alpaca, en este caso a la Pakucha, el espíritu de la alpaca, que está en los manantiales, están en las quebradas, los manantiales, para engendrar, para que nuevamente se reencarne y que exista la fertilidad de las alpacas.
—¿Cómo llegó usted a la historia?
—A ver, yo soy aimara y viví en el medio rural. Mi padre tenía ganado. Yo de niño pastoreaba ganado, alpacas, llamas. Entonces, yo siempre veía a mi padre que hacía ese tipo de actos rituales. A mí me sorprendía, por ejemplo, cuando él celebraba y rociaba el licor al suelo, al espacio, y los ganados se emborrachaban. Me despertaba cierta curiosidad, pero yo soy docente y también investigador. Entonces, ya mi curiosidad es mayor; o sea, quiero encontrar la esencia misma de ese acto ritual. La comunidad es la comunidad de Jatucachi, del distrito de Pichacani, provincia de Puno.
Tráiler de “Pakucha”
—La cinta no sigue a protagonistas específicos, todo ocurre de forma grupal, coral.
—Tiene otra visión porque nosotros consideramos que el mundo andino no es individualista, sino más colectivo. Entonces, en ese sentido se ha planteado la propuesta artística.
—¿Cuánto tiempo duró la filmación?
—Más o menos un aproximado de 15 días, pero esto se puede extender con los preparativos, y después de la filmación hay que hacer la entrega de locales. En sí, el acto ritual puede durar tres o cuatro días.
—¿Hubo que reconstruir acciones, actuar en algún momento? Hay secuencias que son casi difíciles de conseguir; planos generales muy amplios y precisos de pastores arreando decenas de alpacas.
—Hay que entender qué es un documental. Para un ritual de tres días está prácticamente editado en ese sentido; obviamente nosotros tenemos que ver las formas y los modos. En la investigación preguntaba a los participantes cómo se van a desplazar, después cuál es el acto que viene y así construía qué tipo de tomas iba a realizar.
—En un entorno como el alto ande, muchas cosas pueden salir mal, o puede haber accidentes, el tiempo juega en contra, etcétera. ¿Cuál fue la escena o el momento más complicado de registrar?
—Al respecto diría que todo el equipo técnico y de producción estaba conformado por gente de la región de Puno. Entonces, ellos no tienen esas dificultades de adaptarse al clima. En este documental, para mí, ha podido haber las dos escenas más difíciles. Una cuando ingresan los ganados, el qachi, al corral; pero eso no es cualquier corral, es como un templo.
—Un círculo de piedras.
—Exactamente. Ese corralón es como un templo, solamente ingresan a él para hacer actos rituales. Otra toma también que ha sido difícil es cuando ellos llevan la ofrenda, eso se trasladan a las 11, 12 de la noche. Teníamos que acompañar; todos íbamos de noche.
—¿Qué referentes de cine documental tuvo?
—Hay un director de Estados Unidos llamado James Benning. Sus películas se llaman tipo “13 lagos”, “10 cielos”, no sé cuántos cigarrillos (“20 cigarrillos”, 2011). Tiene unos planos largos. Imagínate. Eso me pareció algo interesante para mí; o sea, “Pakucha” está inspirada en parte. Lo hemos tomado de esas obras, ah, porque tal vez este cine convencional no me gusta tanto.
—Es inevitable hablar de su sobrino Óscar. ¿Siente el peso del apellido Catacora? Cuando saca una película ahora, ¿siente que debe estar a la altura del trabajo de su sobrino?
—Personalmente, pienso que es una responsabilidad que la estoy asumiendo con este documental. Seguidamente, también estoy igual sacando adelante otra obra que se llama “Yanahuara”. Yo tengo que igual continuar su legado. No sería justo que lo deje abandonado. A ese nivel estamos trabajando y no solamente mi persona, sino más bien yo siempre digo que estas obras que hacemos nosotros son con la participación de todo un equipo.