En 2017, durante el régimen de Pedro Pablo Kuczynski, se inició la planificación y gestión del puente más largo del Perú, uno de los proyectos más grandes y costosos del país, que conectaría con Colombia, a través del cruce un río y de diversas comunidades amazónicas.
De acuerdo con lo expuesto por el Ministerio de Transporte, el objetivo de esta construcción del puente más largo es garantizar la seguridad, mejorar el tránsito en este puente, conectar a la población a lo largo de la ruta, promover las economías fiscales y fortalecer el comercio entre zonas fronterizas. En esta nota, conoce cuál es este puente y dónde se encuentra.
En la localidad de Punchana, provincia de Maynas, Loreto, se encuentra en puente más largo del Perú llamado Nanay, dado que cruza el río que posee el mismo nombre y llega a las entradas de algunas comunidades amazónicas.
Su construcción inició el 28 de noviembre de 2018 y los tramos planificados de este proyecto son de 188 km con la unión de Iquitos, noroeste del Perú, con el distrito de El Estrecho, frontera con Colombia.
Esta ruta comprende cruzar Santo Tomás, Mazán (38 km); el acceso fluvial Mazán, El Salvador y El Salvador (12 km), y El Estrecho (147 km). Sin embargo, aún no se han iniciado, puesto que solo el tramo 1 y 2 han sido construidos con una inversión de S/289 millones y 652 millones, respectivamente, aunque tampoco han sido culminados, puesto que se estima concluir a mediados de 2025.
Esto se debe a que, en 2022, el final el primer tramo se localizaba en la entrada de un huerto de frutas, propiedad de los esposos Luis y Mirtha, integrantes de la comunidad Santo Tomás. En consecuencia, la familia Manuyama se encuentra aún muy preocupada, pues el segundo tramo cruza su comunidad y, cuando todos los tramos estén terminados, creen que lo más probable es que su tierra se vea acaparada por otros.
Fin del primer tramo del puente en la huerta de los esposos Manuyama. Foto: captura de pantalla
A partir de la construcción del puente Nanay, la oposición de las comunidades amazónicas crece más y más, debido a que, en primer lugar, el Gobierno nunca consultó o mantuvo una reunión con los líderes de las comunidades amazónicas para informar dicha construcción. Asimismo, la población teme que aumente el narcotráfico, la deforestación y el acaparamiento de tierras, tal como ha sucedido en proyectos similares anteriores.
En una entrevista a The Associated Press, los habitantes de estas comunidades afectadas expresan su temor y preocupación:
La deforestación está afectando cada vez más el ecosistema amazónico. Foto: Pontificia Universidad Católica del Perú
Artur Francis Cruz Ochoa, líder de la comunidad nativa Centro Arenal, confirmo que no se reunió con los encargados del MTC: “El gobierno nunca nos consultó nada sobre la carretera, no tuvimos una consulta previa en nuestra comunidad y queremos que nuestros derechos sean respetados”.
Respecto a esto, el Ministerio de Transportes respondió que, según las leyes peruanas, la construcción del puente Nanay es considerado un “proyecto de infraestructura para servicios públicos”, por lo que no está obligado a mantener una comunicación y/o aviso previo a las comunidades amazónicas.
A inicios de mayo de 2024, el ministro Pérez Reyes supervisó las instalaciones del puerto de Iquitos. Foto: El Peruano
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Por otro lado, Everest Ochoa, miembro del pueblo maijuna, expresó muy preocupado: “La carretera nos va a matar (…). Tenemos que parar este proyecto para el bien de nuestros hijos, para proteger esta tierra para el futuro de ellos”. Asimismo, Artur Francis Cruz Ochoa acota: “Ya tenemos a la droga metida en nuestra comunidad, hay jóvenes que comenzaron a consumir drogas. Con la construcción de la carretera esta situación será mucho peor”.
“Perderemos nuestras tierras, animales, peces, el agua se contaminará y también nuestros árboles. Si perdemos nuestra selva, nos quedaremos sin agua. Y no hay vida sin agua”, señaló Sebastián Ríos Ochoa. “Con la carretera perderemos toda la abundancia que tenemos en nuestro territorio”, manifiesta Sebastián Ríos Ochoa respecto a las tierras de estas comunidades locales.
Además, Zoila Ochoa Garay comenta desconsoladamente que no tienen justicia, pues por más que alcen su voz, el Estado no los escucha: “Desde que comenzó el proyecto de la carretera, mucha gente está invadiendo la tierra comunitaria que nos pertenece. Acá no tenemos justicia”.
Según un informe de la sociedad Peruana de Derecho Ambiental, lo temido se ha vuelto realidad, pues ya se está llevando a cabo el acaparamiento y la deforestación de estas tierras amazónicas.
El acaparamiento de tierras por parte de las autoridades locales y regionales son percibidos por las comunidades indígenas como una forma de corrupción. Foto: CIFOR CC BY-NC-ND