El Día Internacional de la Mujer es un día de lucha. Miles de mujeres se organizan para visibilizar los problemas que las aquejan, como, por ejemplo, la violencia de género. Dentro de este grupo se encuentran las mujeres trans, que en su andar diario son vulneradas por parte de la ciudadania y servidores públicos y con un Estado que les continua dando la espalda.
Como mencionó en una entrevista para La República el director de Capital Humano Social Alternativo, Ricardo Valdez, Lima es el centro de la trata de personas. El pasado 22 de febrero, dos víctimas de la trata fueron asesinadas en Jirón Zepita por negarse a pagar cupos en la zona en que trabajaban.
Esta es una realidad que ataca a varias de las mujeres trans, ya que, al ser parte de la trata o elegir el trabajo sexual de forma libre, sufren vulneraciones en las calles ante una falta notoria de leyes y ausencia del Estado.
Miluska Lusquiñoz, activista trans y directora ejecutiva de Trans Organización Feminista por los DDHH, señala para este diario que el sector belleza y el trabajo sexual son los trabajos que más desarrollan las mujeres trans. En la misma línea, de acuerdo a una reciente investigación de la Red Trans, el 32,64% de las mujeres encuestadas que trabajaban antes de la pandemia se desempeñaban en oficios relacionados con la estética y el 28,47%, en la prostitución.
Zaida, quién será llamada así para proteger su identidad, es trabajadora sexual. Ella señala que en un inicio, cuando llegó a Lima desde Pucallpa, optó por buscar trabajos formales, pero que ninguno le dio la oportunidad para trabajar.
“La mayoría de los problemas inician cuando el proceso para postular a un trabajo implica dividir una fila de hombres y otra de mujeres. Cuando postulé a un trabajo en un centro comercial, me acerqué a la señorita encargada para explicarle por qué debía estar en la fila de chicas, a pesar de que mi DNI decía que era chico. A veces te ubican bien, a veces te ubican en la fila de hombres; a mí eso me incomoda porque yo no veo en mí ningún rasgo masculino(...). Lo peor era cuando, sin la entrevista ni nada, me decían ‘ya no llames, te llamamos’”, señala ella.
Por suerte, Zaida viajó antes del inicio de la pandemia a Tacna. Sin embargo, varias compañeras trans vivieron la precariedad durante la emergencia sanitaria. El mismo estudio de la Red Trans reveló que el 94,74% de las participantes encuestadas manifestó tener un trabajo antes de la COVID-19; empero, el 85,55% lo perdió en los meses más estrictos de la cuarentena.
Esta situación hizo que muchas de ellas tuvieran que salir a las calles a pesar de la existencia de un virus, ya que no poseían ingresos para sobrevivir.
“Las compañeras tuvieron que salir en pandemia, porque tenían que pagar un alquiler y comer. Ellas siguieron en la calle a pesar todo y hasta hoy tienen situaciones de precariedad”, señala Miluska.
Y esta inestabilidad no solo se revela en las condiciones de trabajo que tienen que enfrentar, sino en el maltrato que reciben por los miembros del serenazgo municipal. ”Lo peor es que, cuando quisimos ir a denunciar esta violencia, los policías no quisieron recibir nuestra denuncia”, comenta Zaida.
Esto, las deja en un sistema de violencia económica y marginalidad laboral, ya que tienen que recurrir al trabajo sexual, donde, además, las expone una situación de desprotección debido a que no existe en el Perú una ley de identidad de género que les brinde calidad ciudadana.
Como señala Lusquiñoz, la falta de la ley de identidad de género deja a toda la comunidad trans en un contexto vulnerable y de no ciudadanía. “Cuando hablo no ciudadanía me refiero a que nos matan y no hay justicia ni procesos”
Esta ley, actualmente, se encuentra detenida en la Comisión de Constitución, a pesar de que en el año 2021 la Comisión de la Mujer aportó un comentario favorable, por que solo queda que miembros de esa Comisión la tomen para que sea llevada al Pleno Legislativo.
Según María Alejandra Espino, abogada especialista en derechos de la comunidad trans, menciona a La República que la voluntad política es una de las razones por la que esta ley no avanza.
“Siete de las bancadas del Congreso no tienen una postura clara acerca de los temas LGTBI, ni un agenda claro en torno a los derechos de las personas LGTBI”, señala especialista.
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Por otro lado, la abogada experta resalta que otra herramienta legislativa que ayudaría al respeto de las mujeres trans (por ejemplo, cuando son atacadas por personal de la municipalidad) es la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso Azul Marin, quien denunció al Estado por la detención ilegal, tortura, violación sexual y discriminación por orientación sexual en una comisaría.
“La sentencia del caso Azul insta al Estado a crear protocolos en todas las instituciones referidas para lograr acceso a la justicia. Además, de complementar con una concientización de no vulnerar derechos. El caso de Azul podría servir como marco jurídico para avanzar hacia la protección de estos derechos”, agrega la especialista.
Esta sentencia aún no es cumplida al 100%, a pesar de que en marzo de este año se cumplió su fecha límite de implementación. “Las leyes son un avance porque son el marco de protección de los derechos. Si bien nos falta efectivizar estas, se tendría un marco legal donde apoyarse para una denuncia”, remarca Espino.
A pesar de todo este contexto poco favorable para las comunidades trans, Miluska y su organización han logrado generar alianzas con ciertos espacios gubernamentales y no gubernamentales para ofrecer un mejor futuro a las compañeras.
De esta forma, surge el proyecto Oportunidades Transcendentes que, junto Inka Perú, YMCA y Equitas, han logrado ofrecerle un trabajo formal en planilla a ocho personas trans y una persona del género no binario.
Proyecto Oportunidades Transcendentes
Sin embargo, ella espera que este proyecto crezca y puede llegar a espacios más grandes como el Ministerio de Trabajo, para que inste a empresas a tener el cupo laboral trans y más compañeras puedan gozar de trabajos dignos.
“El Ministerio de Trabajo tendría que influir para que las empresas empiecen a contratar a personas trans para incluir en ese sistema específico, porque no todas quieren ser pu**, hay algunas que tienen sueños(...). Cuando nos preguntan algunos espacios, como las Naciones Unidas, de cómo pueden apoyar con la calidad de vida de las personas trans, nosotras les decimos que las contraten. Que las ingresen en el sistema laboral y hagan que gane un sueldo”, señala la directora ejecutiva, Miluska.
Por otro lado, señaló que el contexto laboral de las compañeras que eligen el trabajo sexual también puede ser mejorado. En Piura, la Municipalidad de Castilla acordó con una representante trans el libre trabajo sexual, si es que cumplían con ciertas normas, como el no arrojar desperdicios en la calle ni incurrir a actos sexuales en la zona pública.
A pesar de ello, Miluska señala que estas son pequeñas acciones que ayudan a la situación, pero de todas maneras hay una urgente necesidad que la ley de identidad se apruebe y la violencia económica cese. “Sin ley de identidad de género vamos a seguir sin reconocimiento de derechos”, concluye Lusquiñoz.
De la misma forma, Zaida señala que no espera obras de caridad de parte del Estado, sino oportunidades. “Me gustaría, si en un futuro, que se dé una ley donde nos dejen trabajar a todas porque la necesidad es grande y las oportunidades no se dan para todas las personas de igual manera”.
Este informe se realizó con la colaboración de la estudiante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Rebeca Jimena Garay Tapia.