Carlos Abril (22) partió de su natal Ollantaytambo en 2016. En tren se fue hasta el distrito de Machupicchu, donde consiguió un empleo como botones en un hotel. Su trabajo se truncó la segunda quincena de marzo de 2020, cuando inicio la emergencia por la pandemia de la COVID-19.
El hotel donde laboraba cerró, por lo que no le quedó otra que volver a su tierra natal, para trabajar en el campo. “Lo que pude ahorrar lo invertí en la chacra, felizmente este año las enfermedades no afectan los cultivos de maíz, lo que no hay es compradores mayoristas, que venían de Lima u otras regiones y te garantizaban la venta del choclo y la campaña agrícola”.
Como Carlos muchos tuvieron que dejar la actividad turística para buscar nuevos horizontes como ambulantes, agricultores, o de obreros de construcción. La partida de cientos de trabajadores de Machupicchu Pueblo, ha dejado esta localidad vacía. Las calles están desiertas, con negocios cerrados y algunos que se mantienen apenas. De acuerdo a lo informado por el alcalde del distrito, Darwin Baca León, el 55% de establecimientos como restaurantes y hoteles cerraron definitivamente. “Agobiados por las deudas con los bancos y la falta de turistas muchos tuvieron que dejar sus negocios, vendieron sus camas, colchones, mesas y sillas para poder sobrevivir”.
Golpe mortal
La actividad turística en la región imperial es una de las más importantes. Genera recursos económicos para los gobiernos locales y empleo para la población. Según un estudio del Grupo Propuesta Ciudadana, el turismo en Cusco genera el 14% del Producto Bruto Interno (PBI) y emplea al 55% de la Población Económicamente Activa (PBA).
Con la suspensión de esta actividad, la población quedó sin empleo y las empresas cerraron. Ello ha generado inmensas pérdidas económicas. Por ejemplo, la Dirección Desconcentrada de Cultura, refiere que solo por el ingreso a la ciudadela inca de Machupicchu y a la red de caminos inca, se reportó un déficit de más de 117 millones de soles. Además, tuvo que devolver una considerable cantidad de dinero por viajes cancelados. La Municipalidad Distrital de Machupicchu también consigna una pérdida de 40 millones de soles.
Asimismo, la caída de la actividad ha dejado sin trabajo e ingresos al 90 % de la población del distrito que dependían directamente del rubro.
Reinicio de actividades
La pandemia también afectó a la municipalidad de Machupicchu. Tiene un déficit aproximado de 40 millones de soles. Recababa dinero por arbitrios, cobro por ingreso a los baños termales, además recibía recursos de la empresa Tramusa (integrante de Consettur, encargada en el traslado de pasajeros del pueblo hacia la ciudadela Inca). Asimismo, la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, les destinaba el 10% de la venta de boletos para ingresar a la Maravilla Mundial.
Sin embargo, pese a las pérdidas el municipio con los pocos recursos que quedan, emprendió la reactivación de obras para generar empleo entre sus pobladores.
El inició de la construcción de dos Instituciones Educativas y el mantenimiento de calles y vías, favorece a un promedio de 500 familias que, mensualmente, se turnaran un puesto de trabajo.
Sin garantías
El Gobierno Central anunció la pronta reactivación del turismo interno, así como la reapertura de vuelos internacionales desde la quincena de octubre. Para el alcalde Baca León, su distrito no está preparado para volver a recibir visitantes. “No tenemos una ambulancia, tampoco una adecuada infraestructura de salud, no está garantizado el presupuesto para el próximo año para realizar obras de mantenimiento y prevención, cómo vamos a recibir en esas condiciones a los turistas” refirió.
El burgomaestre también denuncia la indiferencia de la empresa privada en la lucha contra la pandemia.