El médico Lelis Araujo estuvo 15 días postrado en una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de EsSalud a causa del coronavirus. El virus agravó su estado de salud y tuvo que ser conectado a un ventilador mecánico. Como no mostraba mejoría, sus colegas solicitaron someterlo al tratamiento con plasma convaleciente.
Araujo fue dado de alta el miércoles y es el primer paciente recuperado con plasma. Hay otros tres médicos y dos pacientes que reciben esa misma terapia.
El tratamiento de plasma convaleciente es una alternativa aplicada todavía en forma experimental. Se utiliza el plasma de la sangre de las personas que vencieron el COVID-19, porque desarrollaron defensas o anticuerpos contra el virus.
Los anticuerpos se encuentran en una parte de la sangre que se llama plasma. El encargado de la Unidad de Hemoterapia y Unidad de Sangre del Hospital Regional del Cusco, Germán Salinas, explicó que se obtiene al retirar los glóbulos rojos, blancos y otros componentes de la sangre. Es un líquido compuesto por agua en un 90%, sales, proteínas, albúminas, globulinas, factores de coagulación y, sobre todo, anticuerpos IGG neutralizantes del coronavirus.
Se usa para tratar a pacientes con COVID-19 que tienen deficiencias en el sistema inmune. Cuando los tratamientos conocidos ya no hace efecto. “Bajo esa premisa podemos iniciar un tratamiento que no es perjudicial, porque se aplica a quemados, entre otros”.
El tratamiento apela a una respuesta inmunológica. Salinas precisa que cuando entra el plasma a la sangre del paciente activa las defensas, dado que los linfocitos del donante ya tienen memoria del virus y de cómo actúa. “Reaccionarán y así se podrán atenuar el virus. Las inmunoglobulinas que estamos poniendo ya tienen memoria y eso hace que potencie más el mecanismo de respuesta inmunológico”.
Cusco lo utiliza desde inicios de agosto. Salinas precisa, sin embargo, que sigue siendo un tratamiento experimental. “Todavía continúa en el plan de investigación experimental. Hasta el momento ha dado ciertos frutos, sin embargo, hay ciertas condiciones que todavía no están bien esclarecidas”.
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El proceso empieza con la selección del donante de plasma que debe haber desarrollado la enfermedad de una manera moderada o grave para tener una gran cantidad de anticuerpos. De preferencia debe ser varón de 20 a 50 años, no haber recibido transfusión de sangre, ni injerto o trasplante.
Una vez elegido al donante apto se procede a la extracción, procesamiento, almacenamiento y dispensación del plasma. El plasma se administra igual que una transfusión común. Consiste en la colocación de una endovenosa y por allí ingresa el plasma como un suero en cierto orden, cantidad y tiempo. “Eso lo maneja el especialista”, precisa Salinas.
Según la teoría, cada paciente recibe entre 250 a 300 mililitros de plasma para que haya un efecto terapéutico y también depende de la cantidad de anticuerpos que posea.
El tratamiento con plasma convaleciente cumple algunos procesos. Para empezar, el médico tratante debe solicitar y estar de acuerdo con administrar el plasma a su paciente. Segundo, debe haber una autorización o solicitud expresa del familiar y, tercero, el hospital donde se hace el tratamiento debe pedir el plasma al banco de sangre del Hospital Regional.
Por ahora no hay donantes. “Hemos solicitado la presencia de nuestros donantes. Muchos de ellos no cumplen los requisitos y pocos vienen a donar en forma voluntaria. Solo hay un plasma de un paciente donante que ha pasado todos los protocolos”.