El exceso de fallecimientos es un método de diferentes especialistas para determinar el real impacto del coronavirus en Perú. Hay muertes por el virus pero también por otras causas precipitadas debido a la falta de atención en los hospitales.
Estas cifras dan cuenta de la variación en la mortalidad promedio de una región. Con la llegada del virus, varias regiones mostraron incrementos anormales en la cifra de decesos diarios. Si antes el promedio de muertes era 20, en tiempos de COVID-19, se quintuduplicó. Estas cifras se extraen del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef). Estas advierten el exceso de mortalidad atribuible a hechos anómalos, como desastres naturales, un gran accidente o una epidemia, como la de ahora.
El infectólogo de EsSalud, Mario Cornejo, llegó a estimar que por lo menos el 70% del exceso de muertes, serían atribuibles a la COVID-19.
En el sur del Perú, la primera región que mostró cifras fuera del promedio, fue Arequipa. Hasta mayo, mantuvo cierta estabilidad, luego empezó el brote severo en junio, que llegó a su pico en julio. Según Sinadef el descenso comenzó en agosto.
Según Sinadef, el promedio diario en Arequipa antes de la pandemia, era de entre 20 a 25 fallecidos por diferentes causas. La segunda semana de junio empezó a registrarse el incremento. Así el 8 de junio, se contabilizó 40 decesos. La cifra diaria tuvo un crecimiento sostenido, hasta el 9 de julio, donde hubo 82 muertes. Allí habría empezado el periodo más crítico, que llegó a su cenit el 18 de julio, con 100 fallecimientos. El promedio se mantuvo hasta el 12 de agosto, donde empezó a notarse un descenso, con 76 pérdidas. Al 24 de agosto, 52 muertes.
Si bien la estadística señala un descenso, vale remarcar que todavía no se consiguió la cifra previa a la pandemia. Cada región tiene un comportamiento diferente. Loreto tuvo el pico en mayo, que quintuplicó el promedio de muertes. En julio, ya tuvo números cercanos a su normalidad. En cambio Piura, que también alcanzó una meseta de fallecidos en mayo (seis veces mayor a su promedio regular), en agosto mantiene un exceso que casi triplica su tasa normal. Moquegua, Tacna, Cusco y Puno empezaron su brote luego de Arequipa. En agosto, tuvieron picos. En el caso de Puno y Cusco, desde el 27 de julio empezaron un incremento diario, que casi llegó a triplicar el promedio normal. Entre el 6 y 12 agosto, tuvieron su cenit de fallecido. Según Sinadef, luego han registrado un leve descenso.
Moquegua desde el 21 de julio tuvo un incremento de muertes que alcanzó su cumbre el 9 de agosto, con 22 muertes diarias (cinco veces su promedio diario). Luego inició un descenso. Tacna tuvo un pico las dos primeras semanas de agosto y también empezó una lenta bajada.
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El alcalde provincial de Arequipa, Omar Candia, señaló que el inicio de la fase 3 de reactivación económica debe ser cautelosa, pues no todas las actividades enmarcadas en esta etapa podrían reiniciar. Candia indicó que en Lima la fase 3 se aplica solo a determinados rubros, en función a sus protocolos sanitarios y al riesgo de contagio.
Empresarios e incluso el presidente del Comando COVID, Gustavo Rondón, opinaron a favor de iniciar la fase 3 desde el 1 de septiembre, pues Arequipa muestra un descenso del brote. La decisión la tendrá el gobierno central, que también debe pronunciarse por la continuidad de la cuarentena.