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Sociedad

Coronavirus: Miedos y retos (V) 

“El coronavirus en la práctica ha demostrado que solo existen dos clases. La capitalista, dueña de los medios de producción y la proletaria, que solo tiene para subsistir su fuerza de trabajo”.

larepublica.pe
Columna César Caro

César Caro

Cuentan que en los años 50 Henry Ford II invitó al secretario general de los sindicatos de su corporación a la inauguración de una nueva planta en Cleveland, donde se daban los primeros intentos de automatización de los procesos. Ford preguntó: “¿cómo harás para que estos robots hagan su aporte sindical?”, a lo cual éste replicó: “Henry, ¿cómo harás para que ellos compren tus autos?”.

Anécdota que tranquilamente podría haberse dado en nuestros días, en los cuales tarde o temprano de no crearse “rentas básicas universales” o similares, se retraerá el consumo de bienes y servicios a nivel mundial, sin necesidad de plagas como el coronavirus que a decir de la OIT, sus efectos negativos serán superiores a los que produjo la crisis financiera de 2008, ya que las medidas de paralización total o parcial aplicadas en cientos de países afectan a casi 2.700 millones de trabajadores, es decir, a alrededor del 81% de la fuerza de trabajo mundial.

Fuerza laboral que ya sufría en el marco de la globalización, dado que las empresas conseguían una alta productividad gracias a tecnologías que reemplazan la mano de obra, a tal punto que el peso de la misma en el PBI también se ha reducido. Y aquí un comentario quizás fuera del contexto: el coronavirus en la práctica ha demostrado, -en el bosquejo hegeliano-, que solo existen dos clases. La capitalista, dueña de los medios de producción y la proletaria, que solo tiene para subsistir su fuerza de trabajo, hoy muchas veces reemplazada por la máquina. Y en dicho esquema, hoy más que nunca, vemos que las “clases medias”, son una entelequia para denominar a proletarios más ilustrados, que son los mayores consumidores de los productos que colocan en el mercado las grandes empresas. Y cuidado, porque en su seno surgen los líderes de estallidos sociales.

Por ello quizás Nixon allá por los setenta estuvo dispuesto a implementar un tipo de renta básica, y sólo fracasó cuando el Senado de Estados Unidos la rechazó. Hoy, ante la innegable y cruda realidad de la disminución de la oferta laboral, se analiza una vez más la posibilidad de hacer realidad la denominada “renta básica universal”, a tal punto que EE.UU. concederá una ayuda de 1.200 dólares para compensar las caídas de ingresos de sus pobladores; Brasil anuncia pagos de 115 dólares mensuales durante un trimestre para casi 60 millones de trabajadores, en tanto que el Gobierno español va más lejos al proponer un ingreso mínimo estructural permanente. Todo ello implica redefinir el rol de Estado, como lo público y lo colectivo frente a lo privado y lo individual, en el marco de la economía social de mercado.

En el Perú, si bien son destacables los bonos económicos como una forma de paliar y evitar protestas sociales, cabe también –con bastantes reservas por cierto--, saludar la emisión de bonos por US$ 3,000 millones en el mercado internacional, lo que ayudará a no utilizar en demasía la “maquinita”, pero es criticable que hasta la fecha no normen de una u otra forma los altos intereses bancarios, como tampoco se consiga que las grandes empresas colaboren en la actual emergencia, más aun cuando algunas de ellas han tenido ganancias superiores a los 900 millones de dólares en el 2019.