Mucho antes de que existiera el condón, las parejas ya tenían relaciones con el fin de obtener placer y no procrear, por lo que buscaban la forma de que no se produzca la fecundación. Es por ello que se investigó otros métodos anticonceptivos que no necesariamente eran cómodos para las personas con vulva.
En el antiguo Egipto, las mujeres recurrían a utilizar el excremento de cocodrilo con leche ácida para evitar el embarazo. Este método curioso y oloroso consistía en insertar dentro la vagina o la vulva esta sustancia pastosa con la intención de crear una barrera ácida que impida el paso del esperma.
Se cree que la composición de estos elementos no haya sido realmente eficaz como se esperaba o que tal vez el olor sirviera para quitar la excitación al momento de las relaciones.
Cocodrilo. Foto: Nathional Geographic
El pesario de bloque fue un incómodo anticonceptivo que se utilizó hacia finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en Europa. Este se colocaba en el cuello del útero de la mujer hasta por cuatro meses con el objetivo de evitar que los embriones fertilizados se implanten en el útero y comiencen a crecer.
Estaban hechos de goma, metal o hueso, por lo que eran dolorosos, provocaban infecciones y, con frecuencia, eran expulsados por el cuerpo de las mujeres.
Pesario de bloque. Foto: Difusión/Historia de historias
Soranus, un ginecólogo griego Soranus, recomendaba a saltar hacia atrás siete veces y a estornudar inmediatamente después de mantener relaciones sexuales para evitar la concepción a las mujeres en el siglo II. Para el antiguo pensador, este método ayudaba provoca la expulsión del semen del cuerpo de la mujer.
Obviamente, este método no servía para evitar la fecundación.
Entre mediados y finales del siglo XVI, durante la Revolución inglesa, se les dio a los soldados del rey Carlos I condones hechos con intestinos de pescado y oveja para protegerlos de enfermedades de transmisión sexual.
Para usarlos se debía remojar en agua un par de horas antes de colocarles, de forma que estos se vuelvan más flexibles y fáciles de colocar. Luego se ataban a la base del pene con un cordón para mantenerlos en el lugar. Al final de usarlos, se lavaban cuidadosamente, se dejaban secar, y eran guardados para la próxima ocasión.
Con el tiempo, este método fue usado por más personas y hacia finales del siglo XVIII, en Londres, había dos tiendas dedicadas exclusivamente a la venta de condones.
Condon. Foto: Difusión
En China, durante el siglo XVII, se les decía a las mujeres que para evitar un embarazo que debían ingerir una tintura de metal tóxico con el estómago vacío. También una de las recetas indicaba que se debía freír mercurio con aceite.
De manera notoria, este método no funcionaba, ya que el sistema digestivo y el reproductor son diferentes, por lo que lo está sustancia, lo que podría producir es una muerte agónica en algunos casos.
Mercurio. Foto: Difusión/Okdiario
Durante la Edad Media, en Europa, los testículos de comadreja eran utilizados como un amuleto anticonceptivo. La Trotula, una guía médica femenina escrita en el siglo XII, recomienda cortar los testículos de estos animales vivos, envolverlos en piel de ganso, y usarlos como elemento de la suerte para evitar el embarazo.
Testículo de comadreja. Foto: Difusión/ República.com