El sexo es una de las experiencias más excitantes, reconfortantes y hasta lindas, siempre y cuando se haga con consentimiento. No tenerlo de forma expresa puede volver ese momento en uno de los más aterradores y violentos de la vida de alguien, y hasta puede generarle secuelas psicológicas.
Para conocer más del consentimiento sexual y de todo lo que implica, el experto en educación sexual integral de Innpares, Diego Portillo, y los psicosexólogos Christian Martínez y Pierina Vergara nos dan su opinión especializada.
El consentimiento es el acuerdo mutuo que hay entre dos o más personas para que se realice cualquier tipo de práctica o acto vinculado a temas sexuales.
“Ambas partes, en una relación, deben estar de acuerdo con lo que van a hacer para realizar una actividad sexual determinada, porque no siempre se va a estar de acuerdo en el momento, espacio, forma, en el trato que se da o experimentar nuevas acciones. Siempre tiene que haber un diálogo previo. El consentimiento es importante porque le permite a la gente saber que tiene opciones y que puedes decir ‘no’”, señala Diego Portillo.
PUEDES VER: ¿Aún no has conectado con tu sexualidad? Te damos tips para que encuentres tu lado erótico
El especialista de Innpares y los psicosexólogos Christian Martínez y Pierina Vergara expresaron que se deben tener en cuenta los siguientes principios y valores en el consentimiento:
“Por ejemplo, un hombre y una mujer están bailando en una fiesta y él decide besarla (no son pareja). Ese hombre puede asumir que le estaban coqueteando, y ahí no hubo consentimiento. Algunas personas pueden pensar que suena aburrido decir: ‘Oye, te puedo besar’; pero es que así debería ser. Lo que pasa es que hemos crecido en una sociedad machista donde se asume que el hombre tiene el dominio de la mujer. Eso hay que cambiarlo”, señala Martínez.
PUEDES VER: Sexualidad: ¿cuál es la mejor edad para hablarle a nuestros hijos de este tema por primera vez?
Para asegurarnos de que exista consentimiento en toda práctica sexual, primero hay que hacer una serie de preguntas. Martínez recomienda tener desde un inicio la cosas claras y hacer la pregunta básica: “¿Qué tipo de relación somos?”
“Es de exclusividad o de no exclusividad. Se asume que las relaciones son exclusivas, pero no. Tenemos que hablarlo. Lo que no se habla no existe”, dice el sexólogo.
Además, la psicosexóloga Vergara agrega que se debe también tener responsabilidad afectiva para expresar claramente qué se quiere en esa relación sexoafectiva que se está pactando, es decir, los intereses.
Luego de tener en claro ello, se debe preguntar cómo se van a proteger o cuidar, en dónde ocurrirá el acto, bajo qué tipo de prácticas (anal, vaginal o bucal), las posiciones y hasta dónde se quiere llegar.
Todo ello se tiene que acordar antes, no estando previo al encuentro, sino en un momento previo. Asimismo, Portillo agrega que “no preguntar puede generar situaciones de estrés, ya que cada persona reacciona distinto a estos momentos”.
El sexólogo Martínez enfatiza que hay que tener presente que, para que una práctica sexual sea considerada adecuada, debe tener consentimiento entre ambos, no causar daño físico ni emocional y ser algo sintónico acorde a la cultura y creencias de cada uno.
Si no se tienen en cuenta esos principios y menos el consentimiento, se está sometiendo a la pareja a una relación de violencia. Por ello, los expertos señalan que los actos más comunes que se realizan sin consentimiento son los siguientes:
PUEDES VER: ¿Por qué la viruela de mono no es una ETS ni una enfermedad exclusiva de la comunidad LGTB?
Como se mencionó, todo acto sexual que no sea consensuado se considera como violencia de género. En específico, se puede expresar como una violación o agresión sexual. Incluso puede haber una violación sexual con agresión. Esto va a depender en cómo la persona perpetra el acto.
“Cuando hablamos de agresión, el factor de consentimiento es irrelevante. Se usa la intimidación y la violencia para lograr algo. Por ejemplo, si yo quiero tener relaciones contigo y veo negativa, pero a pesar de eso te pongo en el piso y te bajo el pantalón y te penetro”, menciona Portillo.
Ahora, no todos los actos de violación tienen agresión. Hay casos en donde se presiona a la persona, se le lleva a un círculo de violencia y no necesariamente se aplica la fuerza para violarla.
Cabe resaltar que la violación sexual está tipificada como delito en el artículo 170 del Código Penal, en el que se señala que, “con violencia o grave amenaza, obligar a una persona a tener acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realizar otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años”.
Finalmente, sexólogos advirtieron que una persona víctima de violación puede sufrir diferentes secuelas psicológicas, como trastornos del ánimo (depresión, ansiedad, etc.). Incluso pueden tomar medidas contra sí mismas, como el suicidio.
“La persona que se aprovechó crea una situación de desconfianza muy grande. Por eso hay que tener en cuenta que el riesgo psicológico es muy grande, porque la persona en quien yo confío me ha traicionado, y eso es muy duro de poder remediar”, concluye Martínez.