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Política

Niños indígenas son los más afectados por los incendios forestales

Más de 163.000 menores que residen en comunidades indígenas sufren diferentes afecciones derivadas del humo y las cenizas, según cálculos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Además, 344.000 sufren la sequía que obstaculiza el transporte fluvial y, por lo tanto, limita el acceso al agua, los alimentos y medicinas.

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El fuego y la ceniza generan problemas respiratorios, dificulta la visión y causa escozor, afectando especialmente a los niños asentados en los bosques amazónicos. | UNICEF

El humo y las cenizas causados por los incendios forestales en zonas de asentamiento de comunidades indígenas golpean con más dureza a los menores de edad. El fuego devastador en distritos de las regiones de Amazonas, San Martín y Ucayali genera afectaciones respiratorias, daños en la salud mental e inseguridad alimentaria, según ha reportado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Un monitoreo de la organización internacional en algunas de las comunidades cuyos territorios fueron alcanzados por el fuego encontró a niños “con presión o dolor en el pecho, falta de aliento, dificultad para respirar, tos, ardor o escozor en la nariz, garganta y ojos”, se indica en un reporte.

“Los niños y niñas con afecciones preexistentes pueden desarrollar síntomas más graves”, precisó la organización.

De acuerdo con el Instituto de Defensa Civil (Indeci), los incendios se han registrado en 23 regiones, la mayor parte en Cajamarca, Apurímac, Cusco, Huancavelica y Huánuco, y con focos activos en San Martín, Pasco, Áncash y Ucayali. En varias de estas jurisdicciones existen comunidades indígenas, como en San Martín, Huánuco, Cusco y Ucayali.

En Puerto Firmeza, Yarinacocha (Coronel Portillo, Ucayali), los niños de la población shipibo-konibo han sido víctimas de los incendios forestales.

Durante el monitoreo, el equipo de Unicef encontró entre los jóvenes y menores “sensación de mareo o aturdimiento debido al humo o las cenizas que rodean la zona”, así como “enrojecimiento de los ojos, picadura y ardor, y erupciones en la piel”.

EL PASO DEL FUEGO

El Gobierno ha desplegado acciones para apagar los incendios forestales, pero ha encontrado dificultades de acceso en las áreas de la selva amazónica, que es donde se encuentran las comunidades indígenas.

El Poder Ejecutivo declaró el estado de emergencia en regiones selváticas como Amazonas, San Martín y Ucayali, donde el desastre ha agravado por el contexto de sequías y la baja del nivel de la corriente de los ríos, lo que no permite el desplazamiento de embarcaciones con alimentos, medicinas y combustible.

“Se percibe una sensación de miedo y pánico”, señala el informe de Unicef Perú: “Se producen daños de los campos de cultivo, falta de financiamiento para afrontar los mayores gastos que implica el sembrar y producir alimentos en condiciones de emergencia por desastres”.

El representante de Unicef, Javier Álvarez, precisó que los mayores afectados por este cuadro de desastre en las zonas amazónicas del país impactadas por los incendios forestales son especialmente los niños, y que la ayuda debe concentrarse en ellos.

Unicef ha proyectado que los incendios forestales afectarían de distinta manera a 163.723 niñas, niños y adolescentes, que residen en las regiones de Amazonas, San Martín y Ucayali, en las que existen importantes concentraciones de comunidades indígenas.

La ceniza es invasiva, congestiona las vías respiratorias y perturba la visión de los niños y niñas.

“Consideramos que las autoridades deben prestar especial e inmediata atención a la infancia al momento de evaluar los daños y diseñar e implementar las respuestas a la emergencia”, señaló Javier Álvarez.

El fuego no necesariamente ha arrasado con las comunidades amazónicas, pero ha enrarecido el clima donde habitan los niños, lo que daña su salud.

HUMO Y CENIZAS DAÑINAS

“El impacto del humo, producto de los incendios forestales, es diez veces más perjudicial para la salud infantil que el del humo generado por otras situaciones”, indicó el representante de Unicef.

“Por ejemplo, la exposición de una gestante al humo de los incendios forestales se ha asociado con bajo peso al nacer, parto prematuro y elevada mortalidad infantil, así como a morbilidades, como el asma y la disfunción cognitiva”, manifestó Javier Álvarez.

Recientemente, la a Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) y la Asociación Regional de los Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI), reportaron que los incendios forestales se producen coincidentemente cuando existe una crisis hídrica, lo que agrava el desastre en la zona amazónicas.

Debido a esta situación, Indeci proyecta que alrededor de 800.000 personas se encuentran bajo riesgo. A partir de esta cifra, Unicef considera que aproximadamente 344.000 niñas, niños y adolescentes afectados por las intensas sequías que obstaculizan el tránsito fluvial, “y en consecuencia el abastecimiento de suministros y combustible y el acceso a agua segura”, precisa la organización.

El oficial de Salud de Unicef en Perú, Carlos Albrecht Lezama, hizo un llamado a las autoridades nacionales, regionales y locales para que tomen conciencia del peligro de la inhalación del humo generado por los incendios forestales, los que se estima son diez veces más perjudiciales para la salud infantil.

“Lamentablemente, los adolescentes, niños y niñas son los más afectados, y si bien los incendios se han dado en zonas alejadas, el humo y las cenizas alcanzan a esta población. Se calcula que son más de 160.000 niños los que están en riesgo por estos incendios”, apuntó Albrecht.

AGUAS RESTRINGIDAS

Además de afectar la salud respiratoria, los incendios también limitan el acceso a la alimentación y al agua.

“El fuego ha destruido miles de hectáreas de cultivos, cosechas enteras y con ellos se lleva el acceso a la alimentación de la familia y los más perjudicados por la consecuente inseguridad alimentaria son los niños que a largo plazo pueden presentar anemia y desnutrición. Y si a eso le sumamos la falta de agua por la sequía, donde vemos ríos con niveles de agua muy bajos en la Amazonía, hay peligro de déficit hídrico”, explicó el médico Carlos Albrecht.

Los incendios forestales coinciden con contextos de sequías y disminución de nivel de las aguas de los ríos, frenando el acceso a alimentos, medicinas y agua.

Con base en información entregada por el Instituto de Defensa Civil (Indeci) que considera que tiene en riesgo a 800.000 personas en las zonas afectadas por los incendios, Unicef estima que serían 344.000 las niñas, niños y adolescentes afectados por las intensas sequías que ya están obstaculizando el tránsito fluvial, el abastecimiento de suministros y combustible y el acceso a agua segura.

El Gobierno todavía no ha requerido la ayuda de Unicef.

“Lo que se está haciendo por el momento es evaluar la cantidad de niños afectados porque lo que se busca es poder distribuir unos kits para ellos y así puedan tener el acceso al agua e higiene. Se está haciendo toda esa planificación para llegar a ellos”, detalló Carlos Albrecht.

RECUADRO

LA “QUEMA” NO ES EL ORIGEN DE LOS INCENDIOS

● La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) y la Asociación Regional de los Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI Selva) rechazaron un comunicado del Gobierno en el que se indica que el origen de los incendios forestales son las “prácticas ancestrales” de los indígenas.

● Señalaron que es falso porque la “quema” en los bosques es focalizada, periódica y controlada. Afirmaron que la imputación es una forma de “criminalizar” las costumbres indígenas.

● Los asháninka se asientan en Cusco, Huánuco, Junín, Pasco y Ucayali. Los shipibo-konibo en Ucayali.

● Los kichwa en Loreto y San Martín. Los asheninka en Ucayali y Pasco.