A 25 años del comienzo de la violencia senderista. El 17 de mayo de 1980 empezó la demencial guerra de SL en el pequeño poblado ayacuchano. Protagonistas de esa jornada violenta relatan cómo fue la incursión. AYER. (arriba) La incursión senderista en Chuschi significó un abierto desafió a la democracia, justo cuando el país participaba de elecciones después de 12 años de régimen militar. HOY. (abajo) Florencio Conde, ex jefe del Registro Electoral, muestra el lugar donde guardaban las ánforas electorales. Haga click en la imagen para ver infografía. A 25 AÑOS DEL COMIENZO DE LA VIOLENCIA SENDERISTA • El 17 de mayo de 1980 empezó la demencial guerra de SL en el pequeño poblado ayacuchano. • Protagonistas de esa jornada violenta relatan cómo fue la incursión. • Profesor de escuela dirigió ataque sedicioso. Elías Navarro, enviado especial a Chuschi, y Flor Huilca. El 17 de mayo de 1980 el distrito ayacuchano de Chuschi cambió para siempre. Ese día se convirtió en un pueblo famoso por haber sido elegido como el lugar donde Sendero Luminoso anunció el inicio de “su lucha armada”. La noticia del asalto a la oficina del Registro Electoral y la quema de ánforas de votación dio la vuelta al mundo y sacó de Chuschi del anonimato que vivió hasta entonces. Hoy, 25 años después, el poblado ha perdido casi a la mitad de sus pobladores, que aún temen volver y recordar los días en que se vivía en medio de la guerra entre Sendero Luminoso y las fuerzas del orden. Una larga noche En 1980 Florencio Conde Núñez era el registrador de Chuschi. La madrugada de ese 17 de mayo dormía en la pequeña oficina de adobe y piedra, cuidando el material electoral, cuando fue despertado por los subversivos. “Forzaron la puerta que estaba trancada con un palo. Cuando entraron uno de los cinco encapuchados me encañonó con su revólver. Dijeron que eran militares de Pampa Cangallo y sacaron las 24 ánforas, sellos, cuaderno de registro, cédulas y otros materiales electorales. Media hora después me soltaron diciendo que en la mañana fuera a la base militar”, recuerda don Florencio, quien ahora tiene más de 70 años. Cuando los extraños se marcharon tocaron la campana del pueblo para convocar a los varayocc (alcaldes, regidores y aguaciles) y a la población entera. “Todos fuimos en busca de las ánforas. Encontramos una parte en el puente de Quispillaqta. Estaba todo quemado. Todavía estaba humeando. Otra parte lo encontramos en la plaza principal de Chuschi”, relata. Los responsables Don Florencio asegura que esa noche no hubo gritos ni vivas senderistas. Nadie entendía lo que había ocurrido hasta que el gobernador Alejandro Galindo dijo: “Ya sé quién ha hecho esto, vamos a buscarlo”. Fueron a la casa del profesor de primaria Bernardino Azurza Páucar, a quien hallaron despierto, alumbrado con una lámpara de kerosene. “Amarramos sus manos con soga y lo llevamos a la oficina, pero en un descuido se soltó la soga y logró escapar”, cuenta. Más tarde, al promediar el mediodía descubrieron que en el sector de Quispillaqta un grupo de senderistas que participaron en el asalto estaban reunidos en una casa abandonada. Sin querer los delató el niño que cada día compraba pan y galletas para ellos, y que fue seguido por pobladores de Chuschi. Los senderistas tenían en su poder dos sellos electorales y una caja de fósforo con balas. “Los llevamos a la plaza y entregamos a los militares”. Horas después, pobladores de la comunidad vecina de Sarwa ubicaron a Bernardino Azurza, lo trasladaron a Chuschi. Finalmente el profesor también fue entregado a los militares. Hubo elecciones El registrador provincial de Cangallo le aseguró a don Florencio que las elecciones se llevarían a cabo con normalidad Y así ocurrió. Un helicóptero llegó al poblado llevando el material electoral para las 4 mil personas inscritas ese año. El proceso se llevó tal como se había previsto. Al mes siguiente cinco mandos políticos de Sendero armados con metralletas aparecieron intempestivamente portando banderas y propaganda subversiva. “Lanzaron vivas y detuvieron al personal del servicio del colegio y al gobernador. Les colgaron un letrero y los pasearon semidesnudos por la Plaza de Armas. También me buscaron a mí, pero por suerte pude huir”, refiere, seguro de que de lo contrario no hubiera logrado sobrevivir. En reconstrucción El actual juez de paz de Chuschi, Herminio Dueñas Chuchón, tenía 18 años cuando empezó la violencia. “Entonces vivían aquí 400 familias. Por los abusos de los senderistas, los sinchis y los militares la gente se fue marchando”. Uno de los que escaparon fue Vicente Huaycha Chuchón. Se fue cuando tenía apenas 12 años y cursaba el sexto grado de primaria. Hace un par de años ha regresado a su comunidad, ahora convertido en director del Instituto Educativo Nº 38126, que hay en Chuschi. Recuerda muy bien cómo eran las clases del profesor Azurza. “Siempre hablaba de las clases sociales, de la burguesía y el proletariado, y decía cómo debíamos luchar contra la gente adinerada. Decía que había estudiado con el camarada Gonzalo en Huamanga. Compraba pan y lo repartía entre todos los estudiantes”. Los pobladores de Chuschi indican que como consecuencia de la violencia social que azotó la zona, viven sumidos en la pobreza extrema. Los pocos que han retornado viven se dedican a la agricultura y la ganadería. A diferencia de los años 80, Chuschi tiene ahora luz permanente, teléfonos particulares y una cabina de Internet. Y si bien algunos locales públicos han mejorado la escuela, tienen aún muchas necesidades. Pese a todo, el fantasma de la subversión sigue latente. La población teme que algún día los senderistas regresen otra vez. Tomar nota ORIGEN MITIMAE. Los pobladores de Chuschi tienen un origen mitimae. Descienden de los indígenas de Canas (Cusco), Cañaris (Ecuador), Aymares y Angaraes de Apurímac y Huancavelica, Moches de la costa y Taquiguas, indígenas originarios. COMUNIDAD PRÓSPERA. Cuando se produjo el ataque, Chuschi era una comunidad relativamente próspera y dedicada al comercio. No estuvo bajo el control de un régimen de hacienda. Datos INCURSIONES. Sendero Luminoso no fue el único que incursionó en Chuschi y provocó muertos. El Ejército también ingresó a la comunidad en busca de senderistas y asesinó a varias personas. EXHUMACIONES. La CVR exhumó, en enero del 2002, los restos de 8 pobladores de distintas comunidades del distrito de Chuschi, asesinados por el Ejército. Maestro dirigió ataque a comunidad Cuando ocurrió el ataque contra la comunidad de Chuschi, los pobladores identificaron al autor como “un profesor afuerino”. Más de dos décadas después, la Comisión de la Verdad y Reconciliación lo identificó: Bernardo Azurza Páucar, profesor de primaria que enseñó en escuelas de Chuschi, Huamanmarca y Huambalpa. Era egresado de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Testimonios recogidos por la CVR en las comunidades cercanas a Chuschi aseguran que era conocido como “Pedro Azurza”, y lo sindican como la persona que lideraba a los maestros de las escuelas vecinas y hacían proselitismo en la escuela y el pueblo a favor de Sendero Luminoso. ”En el 80 había quemado Chuschi, desde allí viene con esa ideología, hablaba de igualdad, de que ya no habría usurpación de tierras ni humillación”, dice uno de los testimonios. Varios testimonios señalan que fue asesinado en una incursión senderista, aunque su esposa Alicia Noa Borda declaró a la CVR que su cónyuge fue secuestrado el 10 de marzo de 1985 “por desconocidos con pasamontañas que ingresaron a su casa. Desde entonces está desaparecido”.