(*) Profesor Centrum PUCP.
Luego de varios meses de contracción de la actividad económica en el Perú, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) presentó el Plan de Reactivación Económica “Plan Unidos” (PRE) conformado por 25 medidas que tienen como objetivo, además de proteger la cadena de pagos, reactivar la inversión con proyectos pendientes de llevar a cabo y destrabar proyectos mineros. Al final, ¿el tema del debilitamiento de la actividad económica solo es un asunto que depende de factores económicos?
Primero, antes de contexto. Dada la caída de la actividad económica en lo que va del año, en el fondo el PRE presentado la semana pasada busca mejorar la confianza de empresarios y consumidores, dado que iniciativas anteriores como los planes Con Punche I y II no tuvieron los resultados en la magnitud esperada. En estos meses, en cuanto a la actividad económica, lo que significó la continuidad del debilitamiento de esta en el tiempo, el reto central es cómo inducir, por ejemplo, que un empresario se endeude en el corto plazo tomando capital de trabajo, sin tener una solvente certeza de si sus mercancías producidas serán compradas en el mercado. Alternativamente, desde la perspectiva de los trabajadores formales (hoy 2 de cada 10), cómo comprar en magnitudes promedio, si hay poca certeza en si mantendrá su puesto de trabajo o perderlo; pasar a ser trabajador informal (8 de cada 10 hoy) con ingresos cada vez menores y discontinuados.
Para complejizar el contexto, tenemos factores absolutamente exógenos al PRE: si hacia fin de año el fenómeno de El Niño Global (FEN) origina –sea por inundaciones en el norte y sequías en el centro sur del país– una menor oferta agrícola, se elevarían los precios, y al respecto ya en la CADE la semana pasada el presidente del Banco Central de Reserva (BCRP) señalaba que ante esta eventualidad se volverían a retomar las subidas de la tasa de interés de referencia (tasa de interés de política monetaria) con el ya conocido resultante efecto adverso sobre la actividad económica por el encarecimiento del crédito generado.
Hasta allí el relatorio de factores exógenos con algún corte económico con incidencia en los resultados del PRE, pero también hay otros factores con menor corte económico, pero con efectos directos, como los conflictos sociales y los fenómenos climatológicos. En el caso de estos últimos, de no contar con un adecuado avance en obras de prevención y mitigación, al final ello se reflejará en una menor actividad económica.
A los factores antes enumerados agregaría algunos no menos importantes, como la certidumbre en las decisiones institucionales. Al ser estos poco predecibles, la cuestión es no saber qué nueva iniciativa contrapuesta al funcionamiento del mercado está por venir, como por ejemplo cuando por ley se establecieron topes a los costes crediticios aplicados a las mypymes, costos crediticios altos explicables por los mayores riesgos implicados. Al final el resultado fue que para no infringir la ley, los bancos dejaron de atender a parte de este segmento, arrojándolos en manos de los prestamistas informales ‘gota a gota’ incluidos, en medio de una extendida inseguridad ciudadana.
Caso aparte, la fuente de incertidumbre proviene de los cambios introducidos en la Sunedu, los intentos en la defenestración de la Junta Nacional de Justicia por el Congreso, creación de la bicameralidad, sin una indispensable reforma de los partidos políticos. No se necesita ser un politólogo para prever que tendremos en el Congreso más de lo mismo. El éxito del PRE dependerá de estos factores también. No perdamos de vista ello.