8 de marzo

La inequidad de género es una cuestión de poder, señala el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quien plantea que las tres vías que podrían equilibrar esta situación que afecta directamente a las mujeres en el mundo son incrementar la educación, los ingresos y el empleo; promover su plena participación y liderazgo en ciencia y tecnología; y finalmente crear un entorno digital seguro para todos/as.

Básicamente, en estos tres campos se plantean iniciativas desde diferentes plataformas, sean públicas o privadas. La intención es disminuir la desigualdad que se ha hecho más honda con la pandemia, período en el que muchas mujeres tuvieron que abandonar trabajos o estudios para la atención del hogar o los enfermos.

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Según estudios económicos, la brecha empezó siendo de oportunidades, se ahondó con la distancia salarial entre hombres y mujeres y se agudizó con el acceso y manejo de las nuevas tecnologías. Estudios recientes señalan que solo 22% es el porcentaje de las damas que trabajan en empresas que exploran los múltiples usos de la inteligencia artificial.

Para la propia ONU, la igualdad de género se aleja de las posibilidades reales por los retrocesos que se han dado en varios países en torno a los derechos de las mujeres. Se ha calculado que podría tardarse unos 300 años en cerrar la brecha.

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Cuando las mujeres iraníes mantienen sus banderas en alto para defender su derecho a la educación, a la libertad en la vestimenta y a condiciones mínimas para garantizar su vida y su salud en el contexto de un gobierno machista y represor, es necesario recordar que el 8 de marzo no es un día de flores rosadas y de peluches de corazones. Es una fecha de conmemoración de las generaciones que cambiaron el rumbo de la historia con su lucha y su sacrificio.

Es el día de las obreras textiles que enfrentaron la muerte y las llamas por su reclamo de mejor salario; las abolicionistas que fueron apedreadas y golpeadas por exigir el derecho al voto; las primeras que ingresaron a las universidades para abrir camino; las víctimas de feminicidio; las acosadas; las golpeadas y las desaparecidas. De todas ellas es el 8 de marzo.

Hoy es una jornada para la reflexión y la solidaridad y para sentar las bases de una mejor sociedad.