Una gran polémica ha generado Japón tras anunciar que el Gobierno se viene preparando para lanzar al mar el agua que sirvió, en su momento, como enfriador de los rectores para la planta nuclear de Fukushima, que sufrió graves daños tras el terremoto de magnitud 8.9 que azotó al país.
De acuerdo a las autoridades, el vaciado de las reservas líquidas de la planta es inevitable, y puede suceder entre la próxima primavera y el verano. Asimismo, aseguran que el líquido que será vertido al océano ha pasado por un proceso de tratamiento que ha eliminado una gran cantidad de elementos radiactivos, por lo que sería seguro su expulsión.
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Para demostrar esta seguridad, la empresa Tepco (operadora de la planta nuclear) ha introducido a cientos de peces en un estanque con esta agua. "Hemos realizado pruebas de cría de peces, con el objetivo de hacer evidente a la gente que el agua (tratada), que consideramos segura para liberar, no tendría ningún mal impacto sobre las criaturas en la realidad”, señaló Tomohiko Mayuzumi, portavoz de Tokyo Electric Power.
Sin embargo, no todos opinan lo mismo. Un grupo de pescadores ha mostrado su negativa y señaló que apenas se han recuperado de la catástrofe nuclear de 2011. Asimismo, dijeron que temen que el estigma que afecta al pescado y marisco de la zona empeore debido al vertido. Países vecinos, como China y Corea del Norte, junto con grupos de activistas como Greenpeace y algunos residentes, también se oponen.
Por su parte, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que supervisa la operación, dijo que el plan cumple los estándares internacionales y que no va a provocar daños al medioambiente.