El gobierno canadiense ordenó el martes la inmediata reanudación de operaciones en varios puertos canadienses en conflicto, donde la circulación de más de 1.300 millones de dólares canadienses diarios (unos 930 millones de dólares estadounidenses) en mercaderías está paralizada.
Steven MacKinnon, ministro de Trabajo, impuso un arbitraje y prolongó la duración de los convenios colectivos existentes, en momentos en que las negociaciones laborales, que llevan años en algunos casos, están en "impasse total".
"Hay un límite a la autodestrucción económica que los canadienses están dispuestos a aceptar", declaró MacKinnon en una rueda de prensa en Ottawa.
"La economía canadiense está recibiendo un golpe", sostuvo el jerarca. "Canadá es una nación cuya economía reposa en el comercio (...) y esta mañana, los puertos más grandes de la costa este y oeste estaban en silencio", añadió.
Desde el domingo, varios puertos, entre ellos Montreal y Vancouver, los dos más importantes del país, están en "lock-out", el cierre provisorio de una empresa decidida por el dueño en respuesta a un conflicto social.
El conflicto entre trabajadores portuarios y patronal tiene que ver con diferencias en salarios y horarios de trabajo.
El cierre del puerto de Montreal fue decidido el domingo por la noche, una semana después de medidas similares en Vancouver, Nanaimo y Prince Rupert, en la costa del Pacífico.
"Más de 1.300 millones de dólares (canadienses, 930 millones de dólares estadounidenses) se ven afectados diariamente", afirmó el ministro.
Las partes involucradas han demostrado "una alarmante falta de sentido de la urgencia", añadió MacKinnon.
Se trata de la segunda vez en tres meses que el gobierno federal interviene para detener un "lock-out", pero en este caso impuso un "arbitraje defintivo y vinculante".