La conectividad marítima es un factor clave para la economía de los países de América Latina. De acuerdo al último informe presentado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en la última actualización del Índice de Conectividad de Transporte Marítimo (LSCI), una nación en Centroamérica logró destacarse en la región, ocupando el puesto 26 en el mundo.
Además de ser el país con la mayor conectividad marítima en América Latina, la nación cuenta con un megaproyecto que implicó una profunda planificación en cuanto a la implementación de esclusas y vías navegables, lo que permitió el paso seguro de grandes buques. Esta obra de ingeniería revolucionaria permite la sorprendente conexión entre los océanos Atlántico y Pacífico, lo que facilitando el comercio en el mundo.
Panamá es el país con mayor conectividad marítima en América Latina, impulsado por el estratégico Canal de Panamá, que facilita el tránsito de grandes volúmenes de carga entre los océanos Atlántico y Pacífico. Esta infraestructura permite que el país ocupe el primer lugar en el Índice de Conectividad de Transporte Marítimo de Contenedores, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Según el Índice de Conectividad de Líneas Navieras (LSCI) de la UNCTAD, Panamá lidera en América Latina, ocupando el puesto 26 a nivel global, seguido por México (28º), Colombia (29º), Brasil (36º) y Perú (37º). En el último año, Panamá, México y Colombia mejoraron su conectividad marítima en un 6%, 6% y 3% respectivamente. Como resultado, México superó a Colombia como el segundo mejor conectado en la región.
El Canal de Panamá es una obra de ingeniería que conecta el océano Atlántico con el Pacífico, facilitando el tránsito de mercancías entre ambos continentes y reduciendo significativamente los tiempos de navegación. Esta infraestructura, inaugurada en 1914 y expandida en 2016 para permitir el paso de buques más grandes (Neo-Panamax), es fundamental para el comercio global y la economía panameña.
La implicancia del Canal de Panamá en la conectividad del país es crucial. Este paso interoceánico maneja una parte importante del comercio marítimo global, conectando más de 160 países y 1,700 puertos en todo el mundo. Además, la expansión del canal ha incrementado su capacidad, fortaleciendo a Panamá como uno de los países con mayor conectividad marítima en América Latina, impulsando su desarrollo económico.
El Canal de Panamá es una de las obras de ingeniería más destacadas del mundo, inaugurada en 1914 tras una compleja construcción que involucró a Francia inicialmente y luego a Estados Unidos. La idea de crear un canal que conectara el Atlántico y el Pacífico se planteó por la necesidad de reducir significativamente el tiempo de navegación entre los dos océanos, evitando rodear el continente sudamericano a través del Cabo de Hornos.
La importancia del Canal de Panamá radica en su capacidad para acortar las rutas comerciales mundiales, permitiendo que barcos transiten entre los dos océanos en tan solo unas horas, en lugar de semanas. Este atajo estratégico transformó el comercio global, beneficiando especialmente a las rutas comerciales entre Asia, Europa y América. El canal ha facilitado el tránsito de más de 14.000 barcos anualmente.
La construcción del canal fue impulsada por la creciente demanda de facilitar el comercio internacional a fines del siglo XIX y principios del XX. El éxito del proyecto no solo se debió a su valor comercial, sino también a su implicancia geopolítica, ya que permitió a Estados Unidos y otras potencias controlar una ruta clave para el comercio global. Su creación marcó un antes y un después en la infraestructura global de transporte.
China lidera la lista de los países con mejor conectividad marítima (LSCI=1.187,1), seguido por Corea del Sur, Singapur y EE. UU., que es el único país en el top que no ha mejorado en el último año. España, con un índice de 403,5, es el país europeo mejor conectado y ocupa el octavo puesto a nivel global. El LSCI mide factores como el número de buques, la frecuencia de zarpes, la capacidad ofertada y el tamaño de los buques que llegan a los puertos.