La rivalidad deportiva ha llevado a momentos de alta tensión en diversas partes del mundo, pero en América Latina, un partido de fútbol una vez desencadenó un conflicto armado. Dos países de Centroamérica iniciaron una guerra que duró 4 días y dejó más 3.000 muertos.
América Latina ha sido escenario de innumerables conflictos a lo largo de su historia, desde la época prehispánica hasta tiempos recientes. Entre los más destacados se encuentran las guerras de independencia, disputas territoriales, guerras civiles y movimientos guerrilleros.
La 'Guerra del Fútbol' o 'Guerra de las Cien Horas' fue un enfrentamiento que estalló entre El Salvador y Honduras en 1969 después de un partido de fútbol. En la década de 1960, las tensiones entre los dos países latinoamericanos estaban en su punto máximo debido a diversos problemas sociales, económicos y territoriales.
Honduras enfrentaba una crisis económica que llevó a la expulsión de miles de salvadoreños que vivían en su territorio. Este desplazamiento masivo exacerbó las agitaciones entre ambos países, lo cual escaló hasta llegar a un conflicto armado que duró 100 horas (4 días) y dejó un saldo de más de 3.000 muertos.
El nombre con el que se conoce a este conflicto armado, la 'Guerra del Fútbol', fue acuñado por el periodista polaco Ryszard Kapuscinsky, título de la crónica que escribió como corresponsal sobre el terreno. Foto: El Confidencial
La chispa que encendió la mecha fue un partido clasificatorio para la Copa Mundial de México 1970. Con una clasificación de suma importancia para las selecciones de El Salvador y Honduras, la tensión se palpaba en el estadio Azteca. Las acusaciones mutuas y los incidentes violentos entre las barras bravas crearon un clima de hostilidad que rápidamente se trasladó a los ámbitos diplomáticos.
La 'Guerra del Fútbol' tuvo lugar entre el 14 y el 18 de julio de 1969. Foto: telesurtv.net
Si bien el partido de fútbol fue el detonante inmediato de la guerra, las causas subyacentes eran de índole socioeconómica y política. Desigualdades sociales, disputas territoriales y una creciente tensión migratoria entre ambos países habían estado gestando un conflicto latente durante décadas.
A finales de los años 60, El Salvador, con una población de al menos 3 millones de habitantes, se caracterizaba por una marcada desigualdad social. La mayor parte de sus tierras estaban concentradas en manos de una pequeña élite y dejaba a la mayoría de la población, principalmente campesinos, con escasas oportunidades.
En busca de mejores condiciones de vida, cientos de miles de salvadoreños migraron hacia Honduras, un país cinco veces más extenso, pero con una población de apenas 2,3 millones. Para 1969, cerca de 300.000 salvadoreños residían en territorio hondureño, lo cual generó tensiones sociales y económicas que, sumadas a otros factores, contribuyeron al estallido del conflicto bélico.
Honduras tuvo una fuerte migración de salvadoreños en la década de 1960. Foto: AFP
El acuerdo de paz —firmado bajo la supervisión de la Organización de los Estados Americanos (OEA)— estableció la retirada de las tropas salvadoreñas de territorio hondureño y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. No obstante, las secuelas de la guerra fueron duraderas.
Mediante la firma del Tratado General de Paz, suscrito en Lima, Perú, el 30 de octubre de 1980, El Salvador y Honduras convinieron en resolver su controversia limítrofe a través de la Corte Internacional de Justicia.
Las tensiones entre ambos países persistieron, los problemas subyacentes que provocaron el conflicto no fueron resueltos inmediatamente. La migración y la distribución de tierras siguieron siendo temas sensibles en la región.
La 'Guerra del Fútbol' fue un episodio trágico que dejó una profunda cicatriz en la historia de Centroamérica. A pesar del paso de los años, las secuelas de esta guerra aún se sienten en la región. Las tensiones entre El Salvador y Honduras, aunque atenuadas, siguen presentes y el recuerdo de este conflicto sirve como un recordatorio de la importancia de la diplomacia y el diálogo para resolver las diferencias entre naciones.
Un monumento que fue creado en Tegucigalpa, Honduras, para conmemorar la guerra. Foto: AFP