Italia reabrió sus fronteras a los turistas europeos este miércoles, un mes después de la reanudación progresiva de la actividad en el país que espera, con la llegada del verano, salvar su industria turística, un sector clave de su economía socavado por la pandemia de COVID-19.
“El país vuelve a vivir”, anunció el ministro para los Asuntos regionales, Francesco Boccia, quien recordó el “sacrificio de todos” y en particular de los trabajadores del sector de la salud.
Los aeropuertos de Roma, Milán y Nápoles han sido abiertos para los vuelos internacionales, entre ellos a Madrid, Barcelona y Nueva York.
Varios pasajeros circulaban en las salidas y entradas del principal aeropuerto de la capital, Fiumicino, donde al menos 100 vuelos estaban programados, constató la AFP.
“Acabamos de llegar de un vuelo humanitario especial con 160 personas de Colombia, donde estábamos desde hace 8 meses”, contó, a la AFP, Francesco Vincenti, uno de los pasajeros que deberá cumplir la cuarentena en el sur de la península.
Las góndolas pueden surcar los canales de Venecia, y el Coliseo de Roma o los Museos del Vaticano reciben de nuevo a los visitantes.
“Estoy feliz de estar aquí, de visitar Venecia sin una masa de turistas”, confesó la alemana Regina Oswald, de 53 años, quien enumeró las medidas de precaución que tomará: comer al aire libre, mascarilla, lavarse con frecuencia las manos.
En la hostelería temen que los turistas no lleguen este año a Italia, uno de los países de Europa más afectados por el nuevo coronavirus que ha dejado más de 33.500 muertos, con Lombardía (norte) como el epicentro europeo de la pandemia.
El Gobierno autorizó también, a partir de este miércoles 3 de junio, la libre circulación entre las 20 regiones, pero se mantienen las prohibiciones de grandes congregaciones y la obligación de llevar mascarilla en los lugares cerrados y en los transportes públicos.
"Regreso a mi casa después de tres meses de espera", contó una joven de Calabria (sur) que esperaba que le tomaran la temperatura en la estación central de Milán.
Según las autoridades, el flujo de trenes y automóviles por las autopistas de la península resultaba regular.
La crisis sanitaria “no ha terminado”, alertó el martes, día de la fiesta nacional, el presidente de la República, Sergio Mattarella, que elogió la “unidad” de su país ante el “enemigo invisible”.
En Italia murieron 33.000 personas por el coronavirus (COVID-19). Foto: AFP.
Italia impuso el confinamiento a principios de marzo y desde entonces ha visto caer el número de casos regularmente. Pero el país tiene que hacer frente ahora a la peor recesión desde la II Guerra Mundial, y una necesidad imperiosa de que regresen los turistas.
El jefe de la diplomacia italiana Luigi Di Maio anunció que viajará este fin de semana a Alemania, Eslovenia y Grecia para tratar de convencerlos de que Italia es un país seguro para los turistas.
"Italia está preparada para recibir extranjeros, con seguridad y con la máxima transparencia sobre las cifras", aseguró Di Maio.
Las personas que lleguen a Italia procedentes de Europa no tendrán que aislarse, a menos que hayan viajado recientemente de otro continente.
Las medidas de confinamiento tienen un efecto devastador en el turismo italiano, que representa en torno al 13 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Los restaurantes, cafés y balnearios han abierto lentamente durante las últimas dos semanas, pese a que el Gobierno declaró que se reservaba el derecho de imponer el cierre localizado en caso de que rebrote la epidemia.
Solo 40 de los 1.200 hoteles de Roma han abierto, explicó el lunes el Corriere della Sera, y solo una docena en Milán, ya que los propietarios consideran que es demasiado caro abrirlos para que permanezcan vacíos.
“Tenemos reservas solo desde mediados de junio. Registramos muchas cancelaciones”, contó a la AFP la recepcionista del céntrico Hotel del Senado, al lado del Panteón romano.
La agencia nacional de turismo declaró que cerca del 40 % de los italianos pasan habitualmente sus vacaciones en el extranjero, pero este año podrían decidir quedarse en su tierra, lo que ayudaría a las empresas locales.