Mil efectivos adicionales de la Guardia Nacional fueron movilizados este sábado ante el estallido de violentas protestas por la muerte de George Floyd, un hombre afroamericano asesinado por la policía durante una detención en Minneapolis.
Los cargos de asesinato en tercer grado presentados contra el oficial el viernes no lograron calmar la ira de manifestantes contra el racismo policial.
Por cuarta noche consecutiva, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la policía en la ciudad de Minneapolis, en el Medio Oeste, donde hubo incendios sin control, saqueos y corridas.
El estado se ha convertido en el epicentro de la violencia desde que George Floyd murió en la ciudad de Minneapolis, luego de que un ofi ial lo detuviera e inmovilizara por varios minutos arrodillándose sobre su cuello.
Ese policía, Derek Chauvin, fue acusado el viernes por asesinato en tercer grado, involuntario, y un cargo de homicidio culposo. El fiscal del condado, Mike Freeman, dijo que “este caso ya está listo, y lo hemos acusado”.
En Atlanta, móviles de la Policía fueron atacados e incendiados en manifestaciones.
Las protestas estallaron en varias ciudades, como Boston, Dallas, Denver, Des Moines, Houston, Las Vegas, Memphis y Portland.
En Washington se registraron choques en la medianoche con agentes del Servicio Secreto durante las protestas frente a la Casa Blanca. El presidente Donald Trump dijo que vio “cada movimiento” que tomaron los agentes. “No podría haberme sentido más seguro”, señaló
En un tuit escribió: “Dejaron que los ‘manifestantes’ gritaran y despotricaran tanto como quisieran, pero cada vez que alguien se ponía demasiado travieso o fuera de lugar, rápidamente avanzaban sobre ellos con fuerza”.
Los manifestantes se reunieron afuera de la casa del oficial Chauvin destruida el viernes, levantando pancartas y coreando el nombre de Floyd.
“Todo lo que puedo hacer es llorar y llorar un poco más”, dijo Tara Balian, de 39 años, a la AFP. “Ha llevado mucho tiempo a la gente darse cuenta de que las vidas negras importan”.
Varios manifestantes repitieron “no puedo respirar”, las palabras de Floyd cuando la rodilla de Chauvin presionaba su cuello.
Trump, después de atacar a los manifestantes como “matones” y amenazar con enviar tropas federales para tratarlos con dureza, cambió de tono el viernes y anunció que había llamado a la familia de Floyd para expresar su “dolor”.
El expresidente Barack Obama dijo compartir la “angustia” de millones de personas por la muerte de Floyd y que el racismo “no debería ser ‘normal’ en el Estados Unidos de 2020. No puede ser ‘normal’”.
También habló con la familia de la víctima Joe Biden, candidato demócrata a la Casa Blanca y exvicepresidente de Obama. Además, denunció la “herida abierta” del “racismo institucional” en EE. UU.
“Ahora no es el momento de alentar la violencia”, dijo. “Necesitamos un liderazgo real, un liderazgo que conduzca al diálogo”.