EFE y AFP
Los manifestantes de Bagdad celebraron este viernes la dimisión del primer ministro, Adel Abdul Mahdi, de 77 años de edad, que acabó cediendo a la presión de la calle después de que los principales líderes chiíes le retiraran el apoyo tras otra jornada de violencia en el sur del país y después de casi dos meses de protestas.
Desde el 1 de octubre a la fecha, las protestas han dejado más de 400 muertos.
Después de otro día marcado por la escalada de la violencia en la ciudad sureña de Nasiriya, en el sur de Irak, donde el jueves murieron 30 personas, las principales autoridades chiíes y líderes políticos retiraron la confianza al primer ministro, que se vio abocado a dimitir.
“Presentaré al estimado Parlamento una carta oficial para pedir mi dimisión de la presidencia del actual Gobierno para que la Cámara pueda reconsiderar sus decisiones”, anunció Abdul Mahdi en un comunicado de prensa.
Sería la primera vez, desde la caída de Sadam Husein en 2003, que un primer ministro deja el cargo sin terminar su mandato.
Los manifestantes piden un cambio de Gobierno al considerarlo corrupto y responsable de la mala gestión de los recursos y problemas económicos del país, sobre todo en el sur rico en petróleo donde la población no se beneficia del oro negro.
Estados Unidos dijo compartir “las preocupaciones legítimas de los manifestantes” e instó al Gobierno de Irak a “que encamine las reformas demandadas por el pueblo”.