PRISIÓN DE DOS RUEDAS. Desde que lo operaron en 2009, Alex Monteagudo es parapléjico. No puede mover sus piernas. Las autoridades del nosocomio le dieron de alta hace años y lo quieren echar. Paciente se niega a abandonar el lugar. ,Alex Monteagudo Mamani sueña con volver a bailar. Sentado en su cama del área de varones del hospital Honorio Delgado Espinoza de Arequipa, recuerda aquellos años en los que salía a zapatear con su grupo “Rikchari”. Banderita Peruana, una danza huancavelicana, es la que más le gustaba interpretar. Siempre que rebusca en el pasado, la tristeza lo asalta mientras está postrado en el catre que ocupa desde hace 8 años en ese nosocomio. Alex quedó parapléjico. Una caída del primer piso en su casa de la Urb. San Martín en Mariano Melgar, fue el inicio de su desgracia. Tenía 32 años aquella vez, ahora bordea los 40. PUEDES VER: Interpelación a Vizcarra quedará sin efecto por falta de quórum Ingresó a emergencia el 21 de enero de 2009 por un fuerte dolor en la columna. El traumatólogo Víctor Salas Corrales es el médico que lo atendió. Tras ver su caso, el galeno decidió llevarlo a sala de cirugía, según manifestó, para estabilizarle la columna que habría “estado partida en dos”. Dos de sus vértebras a la altura de la espalda media eran las afectadas. Alex fue operado el 30 enero de 2009. La desgracia Esther Brígida Mamani asegura que su hijo ingresó al hospital moviendo sus pies y estirando las rodillas. "Después de la operación, su cuerpo parecía un trapo, no podía estirar sus pies ni levantar sus piernas". Alex presentó secuelas tras la intervención. La Junta Médica que estudió su caso cinco meses después, resolvió que un fragmento óseo de las vértebras fracturadas invadió el canal medular producto del accidente. La estabilización de su columna hecha por Salas le produjo un shock medular, afectando su sistema digestivo y el movimiento de sus piernas. Algo así como si se hubiera interrumpido el paso de energía para que funcione la parte baja de su cuerpo. Desde ese momento, Alex no puede caminar ni controlar sus necesidades biológicas. Tuvo que agenciarse una silla de ruedas y su familia adquiere pañales diariamente para que no se ensucie. “Sus piernas parecen dos rocas”, cuenta su madre. De su estado de invalidez, no hay culpables. Tras seis meses de la operación, la familia de Alex presentó una denuncia por lesiones culposas graves en contra del médico. La pelea legal se extendió por casi dos años. Finalmente, el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria archivó el caso en 2011 a pedido del Ministerio Público. La decisión se basó en que no hubo manipulación de la médula por Salas, tal como él declaró en su defensa. Un conjunto de especialistas, la mayoría del mismo hospital Honorio, aseguraron que el tratamiento fue adecuado. Sin embargo, la resolución sostiene que se debió evaluar a Alex conjuntamente con un especialista de neurología antes de operarlo. Cosa que se hizo pero ya con las secuelas del shock medular a cuestas. El abogado de la familia, Mateo Alemán, señaló que fue injusta la resolución del magistrado y que sí hubo una negligencia. Ante la vía penal agotada, prepara una demanda civil contra el nosocomio exigiendo una reparación civil. SU LUCHA PERSONAL Durante los primeros meses, Alex creía que iba a volver a pararse por sí solo. Salas le aseguraba que iba a ser así. Pero pasó el tiempo y no tuvo mejoría. “Yo me dije, me operarán y seguiré con mi vida. Nunca pensé que me ocurriría esto”, responde. En los 8 años que es paciente del Honorio Delgado, solo salió una vez. “Un día mi mamá me llevó a cortar el pelo. Pero fue muy tedioso, me sentí más deprimido”, confesó. Para él fue un martirio que lo carguen y arrastren para subirlo al taxi y que lo lleven al peluquero como si fuese un niño. En sus dos primeros años internado bajaba al sótano para hacer su terapia de rehabilitación con la esperanza de sentir algo en sus extremidades. Bajaba por la mañanas y también por las tardes. Cerca de dos años mantuvo esa rutina, hasta que le quitaron del derecho de terapia y fue dado de alta. No lo podía entender. Alex se queda por su propia voluntad hasta que algún médico vea su caso. Desde que le dispusieron darle de alta nadie lo examina.